22 de agosto de 2007 — ¿Será posible que las políticas sociales tengan un objetivo más amplio que el de prestar asistencia y se utilicen como instrumentos dinámicos para la transformación social y económica? Brasil está demostrando que las políticas sociales pueden cumplir ese fin. El programa Bolsa Família, que recibe apoyo técnico y financiero del Banco Mundial, se menciona a menudo como una de las razones fundamentales de los importantes resultados sociales logrados por Brasil en los últimos años.
El programa es una iniciativa social innovadora emprendida por el gobierno de Brasil. Sus beneficios llegan a 11 millones de familias —más de 46 millones de personas—, o prácticamente todos los habitantes de ingreso bajo del país. El modelo se creó en Brasil hace más de un decenio y se ha perfeccionado con el correr del tiempo.
Las familias pobres con hijos reciben transferencias directas que, en promedio, ascienden a R$70,00 (unos $35 dólares), a cambio de las cuales se comprometen a enviar a sus hijos a la escuela y a cumplir varios tipos de controles que forman parte de los servicios disponibles de atención de salud. Por lo tanto, Bolsa Família produce dos resultados importantes: contribuye a reducir la pobreza actual e impulsa a las familias a invertir en sus hijos. De esta manera, se interrumpe el ciclo de transmisión intergeneracional de la pobreza, con la consiguiente disminución de la pobreza a futuro.
Aunque sus recursos son relativamente pequeños en comparación con otros programas sociales de Brasil, como el de Seguridad Social, Bolsa Família podría ser el programa con mayor impacto en la vida de millones de brasileños de ingreso bajo.
Según Dinalva Pereira de Moura, una beneficiaria que vive en la favela Varjão en el Distrito Federal, el programa “ha sido maravilloso para mí y mi familia. Tengo tres hijos y mi esposo está desempleado. Bolsa Família me permite comprar alimentos. Algunas veces, hasta puedo comprar fruta para mis hijos. Ellos saben que cuando recibimos el dinero, hay más comida en la mesa y eso los hace más felices. Además, no faltan a la escuela, porque saben que el dinero depende de que asistan a clase”.
La ventaja de Bolsa Família es que llega a una proporción significativa de la sociedad brasileña que nunca antes había recibido beneficios de programas sociales. A nivel mundial, es uno de los programas mejor focalizados, pues lo reciben aquellos que realmente lo necesitan. El 94% de los fondos se destina al 40% más pobre de la población y los estudios demuestran que la mayor parte del dinero se usa para comprar alimentos, útiles escolares y ropa para los niños.
Estos indicadores demuestran que la contribución del programa ha sido decisiva para lograr la reducción sin precedentes de la pobreza y la desigualdad registrada en los últimos años. Históricamente, Brasil se ha situado siempre entre los países con la mayor concentración de los ingresos. Desde hace muchos años, el 60% más pobre de la población recibe tan sólo el 4% del ingreso nacional. Gracias a Bolsa Família y sus predecesores, la desigualdad de ingresos se redujo casi un 4,6% entre 1995 y 2004. Si bien la desigualdad todavía es muy elevada, todo indica que Bolsa Família está ayudando a Brasil a realizar progresos en un proceso sostenido para reducirla.
El Banco Mundial ha participado en el diseño y el perfeccionamiento del programa Bolsa Família desde su inicio en el año 2003. Bénédicte de la Brière, gerenta de programas del Banco Mundial, afirma: “Brasil ha aprendido mucho de nuestros asociados en el proceso que se está llevando a cabo en el país. Hoy, estamos ayudando a otros países a entender y adaptar sus experiencias derivadas de éste y otros programas”.
Gracias al éxito alcanzado, casi 20 países —entre ellos Chile, México, Indonesia, Sudáfrica, Turquía y Marruecos—, han adaptado el programa a sus circunstancias y, recientemente, la ciudad de Nueva York anunció un programa de transferencias condicionales de ingresos (Opportunity NYC), diseñado sobre la base de Bolsa Família y su equivalente mexicano. Ésta es una de esas ocasiones extraordinarias en que un país desarrollado adopta y aprende de las experiencias recogidas en lo que se ha dado en llamar el mundo en desarrollo.
Según Bénédicte de la Brière, el desafío que se plantea actualmente consiste en intensificar el impacto del programa mediante actividades que promuevan su integración con intervenciones en otras esferas, como la generación de ingresos, empleos para los jóvenes y crédito para la pequeña empresa.
Los resultados del programa Bolsa Família demuestran que es posible reducir la pobreza persistente y la desigualdad de ingresos a través de medidas que permiten integrar a millones de personas en la economía y la sociedad civil y no menoscaban el desarrollo económico.