La carne certificada de pastizal pampeano está cada vez más cerca de la góndola. Esta iniciativa forma parte del Programa Pastizales, que busca desarrollar un modelo de producción responsable en el que se proteja el ecosistema.
Este modelo ya está funcionando como piloto en 18 campos de las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe y Corrientes. En ellos, el ganado se alimenta libremente en los pastizales, al mismo tiempo que se conserva el hábitat de 500 especies de aves y 100 especies de animales silvestres, como el venado de las pampas.
“No hay que olvidar que la base forrajera es al mismo tiempo base de la biodiversidad”, explica Gustavo Marino, coordinador del proyecto que desarrollan las organizaciones Aves Argentinas y Fundación Vida Silvestre Argentina, gracias a una donación de US$ 900 mil dólares del Fondo Mundial para el Medio Ambiente (FMAM), gestionada por el Banco Mundial.
El pasto natural como base de la alimentación de los animales es el principal factor de diferenciación. “La calidad y valor nutricional de esta carne es mayor ya que su contenido graso es reducido. Además, el sistema de base pastoril evita los riesgos asociados a los sistemas intensivos como son los antibióticos, hormonas, bacterias, y otros que afectan a la salud humana”, resume Marino.
Este dato no es menor si se considera que en los últimos años la ganadería perdió 13 millones de hectáreas por la expansión de la agricultura y, al mismo tiempo, se incrementaron las técnicas productivistas, como el engorde a corral o feed lot, en los que los animales permanecen encerrados y son alimentados en base a granos. En el país, se estima que entre el 20 y el 40 por ciento de los animales faenados anualmente provienen de sistemas de engorde a corral.