NUEVA YORK, 29 de noviembre de 2011- Mientras la crisis económica hace estragos implacables en Europa y Estados Unidos, los países de América Latina se mantienen expectantes a la sombra de unos acontecimientos que podrían llegar a empañar el sólido crecimiento de la región durante la última década.
Ante este escenario, cabe preguntarse si el sistema bancario y financiero latinoamericano es lo suficientemente sólido para soportar una prolongación y -para todo se debe estar prevenido- una hipotética intensificación de la actual situación económica mundial. La respuesta a a esta pregunta es afirmativa, de acuerdo al estudio Desarrollo Financiero en América Latina y el Caribe: el camino por delante. Este afirma que los sistemas financieros son estables y robustos debido a que ha mejorado su marco macroeconómico y calidad de la supervisión financiera. Aun así quedan varias tareas pendientes de acuerdo al informe, tanto a nivel sistémico como del consumidor.
"En lo que respecta al apoyo de la supervisión financiera, quedan importantes lagunas en la supervisión bancaria tradicional, especialmente en lo que concierne la independencia de los supervisores bancarios y su protección legal, la regulación de la adecuación de capital y la supervisión consolidada de los conglomerados financieros (tanto internamente como en el extranjero)", según el estudio.
Desde el punto de vista del consumidor, la situación financiera presenta una serie de debilidades: los bancos prestan poco y cobran mucho por sus servicios al consumidor, el financiamiento a largo plazo para hogares y empresas es problemático, los préstamos hipotecarios están fuera del alcance de las mayorías y los mercados de capital –que son constructores de valor en sociedades desarrolladas- acusan falta de liquidez.
Desarrollo Financiero en América Latina y el Caribe: el camino por delante, analiza así la evolución de los sistemas financieros de los países latinoamericanos y se centra en la capacidad de maniobra de la región para regular su sistema financiero -a la luz de las lecciones de la crisis global.
“Aunque en los últimos años la inclusión financiera se expandió, al observar el conjunto de los sistemas bancarios de América Latina, nos encontramos todavía subdesarrollados ante lo que uno esperaría. Una de las brechas más importantes de la región es la profundización del crédito bancario. No solo Latinoamérica tiene sistemas de crédito más pequeños en relación a su desarrollo económico, sino también tiene sistemas de crédito sesgados en función del consumo”, explica Augusto de la Torre, economista en jefe del Banco Mundial en América Latina y el Caribe.
Del informe se desprende que los sistemas financieros latinoamericanos todavía no financian a las empresas con el mismo vigor que otros sistemas financieros. Parte de esta brecha se puede explicar porque los sistemas financieros en Latinoamérica han sido, tradicionalmente, el epicentro de las crisis.
“América Latina se encuentra en una situación de fortaleza, pero con brechas de desarrollo financiero que hace que los sistemas financieros de la región no sean tan útiles a la sociedad como uno quisiera”, afirma de la Torre.
Lo pagan los consumidores
“Fui al banco porque me iba de vacaciones y quería que me extendieran el límite de mi tarjeta de crédito. Tras varias discusiones, no quisieron hacerlo, y no tuve más remedio que llevar dinero en metálico”. La experiencia de Martín, desde Buenos Aires, ejemplifica una dinámica instaurada en el sistema bancario de la región.
Víctor Castillo, habitante de Lima, tampoco está del todo satisfecho con el servivio que le ofreció su banco. “Nunca me dieron la información exacta para saber a lo que me sujetaba cuando me dieron el crédito. Los cobros de esta entidad bancaria fueron devastadores. Pasó mucho tiempo para poder subsanar los pagos”.
Pese a que los sistemas financieros de América Latina han logrado gran estabilidad en años recientes y ayudaron a contener la crisis económica, todavía tienen una deuda pendiente con el consumidor.