Vecina de Yaoya, una remota comunidad en la Region Autónoma del Atlántico Norte de Nicaragua (RAAN), doña Brenda Salazar no tiene dudas cuando afirma que debido a su inserción en el cultivo del cacao ha logrado dejar atrás su época de pies descalzos para proyectarse como una gran empresaria de un pueblo que antes carecía hasta de agua potable.
“Ahora somos dueñas de nuestra economía”, dice esta campesina, que cuenta cómo las mujeres han aprendido a construir viveros en zonas en las que anteriormente se cortaban árboles para la ganadería, a reforestar, a hacer abono orgánico y a enseñar a sus hijos a “tenerle cariño al medio ambiente”.
Doña Brenda, quien hoy es la presidenta de la Cooperativa Nuevo Sol, forma parte de los casi 7 mil beneficiados con el Proyecto Alternativa de Manejo Sostenible en Sistemas Agroforestales para Indígenas, Campesinos y Afrodescendientes, desarrollado en siete municipios de la RAAN y en uno del departamento de Matagalpa.
“Los esposos se están dando cuenta de que nosotras sí podemos aportar dinero al hogar. Antes nos tenían como un objeto, solo para servirles la comida y no podíamos ni salir de la puerta de la casa. Nuestro redondel era la cocina, pero ahora los hombres saben que podemos ir a talleres y capacitarnos y ganar con nuestra cooperativa”, agrega doña Brenda.
Con financiamiento del Fondo de Desarrollo Social de Japón, coordinado por el Banco Mundial y ejecutado por la Asociación Coordinadora Indígena y Campesina de Agroforestería Comunitaria Centroamericana (ACICAFOC), se logró consolidar el trabajo de 29 organizaciones de las 54 que existen en la región, mediante capacitación tanto en producción orgánica y certificación, como en cálculo de costos, mercadeo y planes de negocios.
“Antes de recibir la asistencia técnica vivíamos de la siembra de granos, pero los precios eran malos y fluctuantes. Ahora tenemos plantaciones de cacao, donde además hay productos como la piña, mangos, plátanos y árboles maderables como la caoba, e incluso pimienta, lo cual nos permite mayores ingresos en sistemas sostenibles que van a estar hasta por 30 años”, afirma Eloy Soza, representante de CoopeSiuna, una cooperativa que se animó a diversificar con la producción del aceite de pimienta.
“Estamos en la zona de amortiguamiento de la Reserva de la Biosfera de Bosawás, es nuestro legado que debemos conservar’’, agrega Soza mientras mostraba orgulloso el sistema de procesamiento del aceite a partir de las hojas del árbol de pimiento. Soza forma parte del 44% del total de productores de cacao en la RAAN que se benefició con este proyecto, donde el 39.4% de participantes fueron mujeres y el 18% indígenas.