Madrid, Pekín, Santiago de Chile, México DF, Londres. No son solo grandes y modernas ciudades. También han registrado en los últimos años graves casos de contaminación ambiental debido a las emisiones, principalmente del transporte. Según la OMS, en 2014 nueve de cada 10 personas vivían en lugares que superaban los límites recomendados de calidad del aire.
El sector de transportes consume el 27% de la energía del mundo y el 60% de todo el petróleo. Considerado uno de los principales responsables del cambio climático, tendrá que reinventarse para evitar que el planeta se caliente un máximo de 2°C este siglo, según lo acordado por 125 países en el Tratado de París en 2016.
La buena noticia es que la tecnología para "limpiar" los transportes ya existe: vehículos eléctricos, gas natural, satélites y GPS para ayudar a controlar el tráfico en las grandes ciudades. Pero el camino entre la situación actual y un mundo que adopte ampliamente todas estas tecnologías es largo y complejo, incluso en América Latina.
Entre 2007 y 2014, la oferta de prioridad al transporte colectivo aumentó de 1.049km a 2.083km, representando un alza del 100%, según un reporte de la Corporación Andina de Fomento (CAF) hecho en 29 zonas metropolitanas de Latinoamérica. Sin embargo, el documento concluye que las condiciones actuales de movilidad en las áreas estudiadas son inadecuadas para la mayoría de la población.
Asimismo, la región tiene un 80% de población urbana y vivió durante los últimos seis años un periodo de desaceleración económica que impactó los presupuestos locales y la inversión en infraestructura. Aun así, el establecimiento de prioridades y soluciones sencillas generó novedades interesantes, como se vio en el reciente evento Transformando el Transporte, patrocinado por el Banco Mundial y el World Resources Institute (WRI).
Bogotá, por ejemplo, empezó a dedicar en el último año casi la mitad de su presupuesto para el sector del transporte. "De esta cantidad, el 80% se destina al transporte masivo sostenible", explicó el Secretario de Movilidad, Juan Pablo Bocarejo. A pesar de disponer de uno de los sistemas más usados de BRT en el mundo (el Transmilenio) y ser una ciudad donde sólo el 16% de los viajes se hacen en los medios individuales de transporte, la capital de Colombia todavía sufre con los trancones y la contaminación.
Esto obligó a la ciudad a adoptar medidas como el pico y placa (que saca de circulación la mitad de los coches) y el cierre de calles para peatones y ciclistas, y a elaborar nuevos proyectos para disminuir los atascos. "Nuestro plan es que el 80% de la población viva a menos de 1km del transporte público", agregó Bocarejo.
Parte de la solución está en la construcción del metro de Bogotá, que comenzará en 2018 y será uno de los cuatro proyectos en curso en Latinoamérica (hoy, 19 grandes ciudades latinoamericanas cuentan con sistemas de metro). Pero también está en el uso racional del suelo para evitar la expansión desordenada de una de las ciudades más densamente pobladas de América Latina.
Más gente, más autobuses
En Buenos Aires, la expansión urbana se llevó a cabo de tal manera que hoy en día el área metropolitana cuenta con cerca de 13 millones de personas. Unos 18 mil autobuses transportan a gran parte de esta población y son el medio público más utilizado, respondiendo por el 80% de los trayectos.
Si bien se reconoce la imposibilidad de mejorar toda la red a la vez, la secretaria de Obras del Ministerio de Transportes de Argentina, Manuela López Menendez, destacó un proyecto piloto para hacer la flota menos contaminante. "La iniciativa comenzará con 50 autobuses eléctricos, lo que exigirá ajustes en términos de infraestructura y las operaciones del sistema", explicó. Estos vehículos podrían estar comenzando a funcionar en un periodo entre 9 y 12 meses. "También queremos mejorar la red de trenes para que más gente la utilice", agregó.