Hace más de dos siglos, el gran explorador Alexander von Humboldt registró la belleza y las inmensas posibilidades de América Latina y el Caribe, pero también reconoció a la región como la tierra de las desigualdades ¿Podrían imaginar su reacción si hoy pudiese leer que esta parte del mundo logró reducir la desigualdad del ingreso, en contraste con el resto de las regiones?
¿Qué hizo que Latinoamérica pudiera crecer con inclusión en la década pasada? La respuesta parece sencilla: reducir la brecha en el ingreso laboral; pero el entramado es complejo. Esta reducción, que fue mayor en Sudamérica que en Centroamérica, no se debe a un factor exclusivo sino a un conjunto de causas.
Estudiarlo no solo ayuda a entender qué ocurrió, por qué en ese momento y no en otro, sino que permite saber también cómo prepararse para las próximas décadas. Fue justo lo que se hizo en el estudio Desigualdad del ingreso en América Latina. Comprendiendo el pasado para preparar el futuro. Hablamos con Joana Silva, economista principal en la oficina del Economista Jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, y una de las autoras del informe, para ahondar sobre los principales hallazgos.
Pregunta: El informe concluye que la desigualdad salarial -es decir, la brecha de ingresos entre trabajadores- se redujo en América Latina en la primera década del siglo ¿Puede explicar el fenómeno?
Respuesta: En efecto, prácticamente en todos los países de América Latina y el Caribe la desigualdad salarial disminuyó significativamente en el nuevo milenio. Esto contrasta fuertemente con el resto del mundo, donde la mayoría de los países ha tenido dificultades para reducirla. La magnitud de la reducción de la desigualdad en la región fue realmente sorprendente, si la medimos en términos de Gini Laboral (el índice de desigualdad de ingresos laborales). Para darle una idea: la desigualdad salarial se redujo en 6 puntos Gini en la región, lo cual es tanto como la diferencia de la desigualdad salarial entre Alemania y Argentina en la actualidad.
P: Como usted menciona, el estudio encuentra que la desigualdad salarial cayó ampliamente en la región latinoamericana, en contraste con el resto del mundo ¿Por qué?
R: Según nuestra investigación, esto se debió principalmente a dos fuerzas: el crecimiento económico y la expansión educativa, que mejoró las habilidades de los trabajadores y, como consecuencia, sus salarios, pero disminuyo la diferencia de remuneración entre trabajadores de alto y bajo nivel educativo. Algo que merece destacarse es que la forma en que América Latina creció en la década de 2000 condujo a una menor brecha de salarios entre los trabajadores con habilidades similares, aunque empleados en diferentes empresas. Otros factores que contribuyeron fueron el aumento de los salarios mínimos y la reducción del número de trabajadores informales.
P: Si la educación y factores externos impulsaron los salarios ¿Es sostenible este impulso en las circunstancias actuales?
R: La desigualdad de ingresos continuará disminuyendo, pero a un ritmo más lento. Es probable que la educación continúe expandiéndose, reduciendo la desigualdad. Sin embargo, el menor crecimiento y su nuevo patrón están ralentizando la reducción de la desigualdad salarial. En el futuro, un mayor progreso requerirá trabajo adicional.
P: ¿Qué se necesita hacer para reducir aún más la desigualdad salarial en América Latina?
R: Nuestro informe sugiere que para promover el crecimiento con equidad en esta era económica se necesita un enfoque de dos pilares. Estos son:
• Impulsar el crecimiento de la productividad; no entorpecerla. Por ejemplo, se puede estimular eliminando las políticas que intentan proteger a las empresas ineficientes (los subsidios a las empresas); reformando las políticas antimonopolio y de competencia. Tampoco se debe temer al cambio tecnológico.
• Continuar expandiendo la cobertura y la calidad de la educación y la capacitación. Ejemplos de este tipo de políticas incluyen mejorar la calidad (no solo el acceso) a la educación de los niños de hogares desfavorecidos, mejorar las escuelas públicas a la que asisten los más pobres e invertir en las habilidades de la población en edad de trabajar.