- Se espera que América Latina crezca un 3,5 por ciento en 2013
- La demanda interna y el sector servicios son cruciales para consolidar la senda de crecimiento de la región
- Las reformas para aumentar productividad clave para crecimiento y progreso social sostenido
WASHINGTON, 17 de abril de 2013 – El formidable viento externo que favoreció el sólido crecimiento económico y la inclusión social en Latinoamérica y el Caribe (LAC) en la última década se debilita. Un nuevo contexto internacional, con liquidez en exceso, menor crecimiento de China, una débil actividad económica y un elevado nivel de deuda pública en el mundo desarrollado, apunta a la necesidad de que América Latina deberá hacer más por sí misma para volver a las tasas de crecimiento registradas en la última década.
De acuerdo al último informe semestral, “América Latina y el Caribe, sin viento a favor: en busca de un mayor crecimiento”, de la Oficina del Economista Jefe del Banco Mundial para la región, se espera que LAC crezca un 3,5 por ciento este año, una mejora respecto al 3 por ciento del año pasado pero aún por debajo del promedio de 5 por ciento previo a la crisis de 2008/09 o el 6 por ciento de 2010.
Las tasas varían desde un escaso 0,1 y 1,0 por ciento para Venezuela y Jamaica, respectivamente, a 6 por ciento en Perú, casi 9 por ciento en Panamá y más de 11 por ciento en Paraguay. Bolivia, Chile y Colombia seguirán creciendo por encima del promedio regional, con proyecciones de entre 4 y 5 por ciento, mientras que Argentina y Brasil probablemente terminen por debajo del promedio regional, a pesar de rebotar de menos de 2 por ciento en 2012 a alrededor del 3 por ciento en 2013.
“Estas tasas de crecimiento son buenas aunque insuficientes para mantener el ritmo de progreso social que los latinoamericanos experimentaron en los últimos diez años”, señaló el Economista Jefe para la región, Augusto de la Torre. “Por lo tanto, el eje de las políticas se está desplazando de los motores de crecimiento externos a los internos, y de la preocupación por la estabilidad macro y financiera a reformas que estimulen el crecimiento. A medida que la situación internacional se debilita, la capacidad de los países latinoamericanos de crecer por encima de 3,5 por ciento depende fundamentalmente de sí mismos.”
¿Cómo puede la región estimular sus motores de crecimiento interno? La respuesta a esta pregunta comienza por comprender las particularidades del patrón de crecimiento de ALC, sus limitaciones y sus fortalezas, apunta el informe. Aunque se habla mucho del modelo de crecimiento del sudeste asiático (basado en exportaciones de productos manufacturados, un elevado nivel de ahorro y tipos de cambio competitivos), el hecho es que las actuales circunstancias latinoamericanas presentan un marcado contraste con esta situación. Dos factores centrales pueden ayudar a definir esta diferencia:
- Crecimiento interno basado en la demanda. Entre 2004 y 2011, la demanda interna en América del Sur y México aumentó de un promedio de menos de 98 por ciento a alrededor de 105 por ciento del PIB, mientras que en el sudeste asiático disminuyó en un punto porcentual, de 95 a 94 por ciento del PIB. La contraparte externa del crecimiento interno impulsado por la demanda es la tendencia de América Latina a generar déficits de cuenta corriente recurrentes (al contrario de los fuertes superávits asociados con el crecimiento basado en las exportaciones del sudeste asiático), financiados mayormente por inversiones extranjeras directas.
- La importancia creciente del sector servicios. La opinión generalizada indica que un país no puede crecer satisfactoriamente sin un sector manufacturero fuerte. La verdad es que la competitividad de las manufacturas está estrechamente ligada a la de los servicios, según el informe. Más aún, en el caso de América Latina el sector servicios agrega valor, y de hecho emplea trabajadores altamente calificados.
De acuerdo a las actuales circunstancias, y con miras a un rápido crecimiento, América Latina debería seguir haciendo un uso inteligente del capital extranjero en remplazo de su escasa capacidad de ahorro y mejorar la calidad de la inversión, de por sí elevada en varios países de LAC.
“En la América Latina de hoy, el intento de mejorar la competitividad de las exportaciones en base a mano de obra barata y tipos de cambio devaluados parece ser políticamente inviable y económicamente inadecuado”, dijo de la Torre, “si se desea mejorar la competitividad más allá de los bienes intensivos en recursos naturales y sin sacrificar el nivel de vida, la consigna entonces es mejorar la productividad”.
Los logros de LAC en la década pasada son significativos, incluyen estabilidad macroeconómica, crecimiento sólido, reducción de la pobreza y una mejor distribución del ingreso. El desafío a futuro de la política económica es preservar y profundizar los logros pasados, consolidando los réditos de un crecimiento socialmente incluyente, y hacerlo sin la ayuda de vientos a favor externos.
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