Inminente alza de tasas de interés en EE.UU. podría reducir flujos de capital y fomentar inestabilidad en mercados financieros de países en desarrollo
CIUDAD DE WASHINGTON, 10 de junio de 2015 – Los países en desarrollo enfrentan una serie de desafíos de gran envergadura en 2015, incluida la inminente perspectiva de tener que endeudarse a un costo mayor al tiempo que se adaptan a una nueva era de bajos precios del petróleo y otros productos básicos claves. La situación se traduciría en un cuarto año consecutivo de magro crecimiento económico, indica el informe más reciente del Grupo Banco Mundial, Perspectivas económicas mundiales (GEP, por sus siglas en inglés), publicado hoy.
Debido a todo lo anterior, hoy se proyecta que las economías en desarrollo crezcan en 4,4 % este año, con un probable aumento a 5,2% en 2016 y 5,4% en 2017.
“Las naciones en desarrollo fueron un motor del crecimiento luego de la crisis financiera, pero ahora enfrentan un entorno económico más difícil”, señaló Jim Yong Kim, presidente del Grupo Banco Mundial. “Haremos todo lo que esté a nuestro alcance para ayudar a mejorar la resiliencia de las economías de ingreso bajo y mediano, de manera tal que puedan manejar esta transición de la forma más segura posible. Creemos que los países que invierten en la educación y la salud de su población, mejoran el entorno para hacer negocios y crean empleos modernizando su infraestructura saldrán muy fortalecidos de esta crisis en los años venideros: Este tipo de inversión ayudará a cientos de millones de personas a salir de la pobreza por sus propios medios”.
Con el esperado despegue de las tasas de interés de EE.UU., los costos del endeudamiento aumentarán para las economías emergentes y en desarrollo en los próximos meses. Se prevé que este proceso será relativamente fluido, puesto que la recuperación de la economía estadounidense continúa y las tasas de interés se mantienen bajas en otras economías importantes.
No obstante, hay riesgos enormes que podrían echar por tierra estas expectativas, sostiene el informe. Tal como el anuncio inicial de normalización de las políticas financieras en EE.UU. agitó los mercados financieros en 2013 (situación que hoy se conoce como “taper tantrum” o sobrerreacción de los mercados a la reducción paulatina de liquidez), el primer aumento de las tasas de interés que decrete la Reserva Federal de ese país desde la crisis financiera mundial podría desencadenar la inestabilidad de los mercados y reducir los flujos de capital hacia las economías emergentes en hasta 1,8 puntos porcentuales del producto interno bruto (PIB), señala el informe.
“Las bases de la economía mundial están cambiando de manera lenta pero segura. Por el momento, China ha sorteado hábilmente los obstáculos y ha desacelerado su crecimiento a 7,1%; Brasil, cuyo escándalo de corrupción ocupa la primera plana noticiosa, ha sido menos afortunado y arroja crecimiento negativo. Con una expansión esperada de 7,5% este año, India por primera vez lidera el cuadro de crecimiento del Banco Mundial de las principales economías. El obstáculo más grave que ensombrece este panorama tan dinámico es el eventual despegue de EE.UU., dijo Kaushik Basu, vicepresidente superior y economista en jefe del Banco Mundial. “Esto podría atenuar los flujos de capital e incrementar los costos del endeudamiento. El presente informe GEP entrega un análisis integral de lo que podría significar este despegue para el mundo en desarrollo”.
La situación dañaría en especial a los mercados emergentes más vulnerables y con perspectivas de crecimiento en descenso. En los mercados exportadores de productos básicos que ya bregan por ajustarse a los persistentes precios bajos de los bienes primarios o en los países con políticas fiscales inciertas, una desaceleración en los flujos de capital profundizaría los desafíos en esta materia.
“A menos que los mercados emergentes hayan implementado medidas prudentes en sus políticas financieras que les permitan ser resilientes a nivel fiscal y ante los embates externos, es probable que enfrenten problemas graves a la hora de sortear las turbulencias y otras posibles consecuencias de la política restrictiva de la Reserva Federal", indicó Ayhan Kose, director de Perspectivas de Desarrollo del Banco Mundial.
La caída en los precios del petróleo y de otros productos básicos estratégicos ha intensificado la desaceleración de las economías en desarrollo, muchas de las cuales dependen de la exportación de estos bienes. Mientras que los importadores de productos primarios se benefician de la inflación más baja, las presiones por aumentar el gasto fiscal, además de los bajos costos de importación y precios del crudo, hasta la fecha han sido lentos en incentivar la actividad económica. Esto se debe a que muchas naciones adolecen de una persistente falta de infraestructura para servicios de electricidad, transporte, riego y otros, incertidumbre política y graves inundaciones y sequías causadas por condiciones meteorológicas adversas.
Se proyecta que el crecimiento de Brasil, frenado por la baja confianza, se contraiga en 1,3% en 2015, un cambio de 2,3 puntos porcentuales con respecto a enero, y que la economía de Rusia, impactada por los menores precios del petróleo y las sanciones, retroceda 2,7%. Por otra parte, el PIB de México aumentaría en 2,6% debido a una leve ralentización de la economía de EE.UU. y a precios del crudo en descenso que inciden en el crecimiento. En China, continúa la lenta desaceleración aunque con un muy buen manejo; el crecimiento de este país probablemente se modere a un sólido 7,1% este año. En India, país importador de petróleo, las reformas han fortalecido la confianza y la caída constante de los precios del crudo ha reducido las vulnerabilidades, con lo cual se ha pavimentado el camino para el crecimiento de la economía a una tasa firme de 7,5% en 2015.
Un análisis especial del informe concluye que los países de ingresos bajos, muchos de los cuales dependen de la exportación de productos básicos y la inversión, son vulnerables en la situación actual. Durante el auge de los precios de los bienes primarios a mediados de la década de los años 2000, sus economías se fortalecieron de manera considerable con nuevos descubrimientos de metales y minerales claves, inversión en recursos y aumento constante de las exportaciones. Por este motivo, la perspectiva de que los precios de los bienes primarios sigan bajos podría persuadir a las autoridades a cargo de formular políticas a desviar los recursos desde los metales y los minerales y en su lugar, dirigirlos a otras prioridades económicas nacionales que impulsen el crecimiento. Esto destaca la importancia de aplicar políticas de acumulación de reservas reguladoras que puedan facilitar la transición y reformas que apoyen el crecimiento del sector no relacionado con recursos.
“Después de cuatro años de resultados desalentadores, el crecimiento aún lucha por cobrar ímpetu en las naciones en desarrollo”, dijo Franziska Ohnsorge, autora principal del informe. “A pesar de condiciones financieras auspiciosas, muchos de estos países están afectados por una ralentización prolongada impulsada por escasez agrícola, de energía, transporte, infraestructura y otros servicios vitales para la economía. Esto subraya la importancia de implementar con urgencia reformas estructurales”.
En cambio, la recuperación está cobrando impulso en las economías de ingresos altos, ya que el crecimiento está repuntando en la zona del euro y en Japón, y Estados Unido continúa expandiéndose a pesar de la débil partida este año. Estas economías están en camino de crecer 2% este año, 2,4% en 2016 y 2,2% en 2017. En cuanto a la economía mundial, es probable que se expanda en 2,8% este año, 3,3% en 2016 y 3,2% en 2017[1].
Los riesgos para las perspectivas de las economías emergentes y en desarrollo continúan afectando el crecimiento. Aunque algunos peligros han disminuido (como la posibilidad de un persistente estancamiento en la zona del euro y en Japón), han surgido otros nuevos. Coincidente con la esperada alza en las tasas de interés de EE.UU., se desvanecen las calificaciones crediticias positivas que tenían los mercados emergentes, en especial en los países exportadores de crudo; aumentan los riesgos de inestabilidad en los mercados financieros; y disminuyen los flujos de capital. Una excesiva apreciación del dólar de EE.UU. podría limitar la recuperación de la principal economía del mundo, situación que tendría efectos colaterales adversos para los socios comerciales de EE.UU. de todo el mundo.
Aspectos destacados a nivel regional:
Se espera que el crecimiento de Asia oriental y el Pacífico reduzca su ritmo a 6,7% en 2015 y se mantenga estable en los dos años siguientes. Esto refleja una desaceleración sostenida en China que se ve contrarrestada por la leve recuperación del resto de la región. Como importadora neta de petróleo, se proyecta que la región se beneficiará de los menores precios de los combustibles, si bien Indonesia y Malaysia, exportadoras de productos básicos, enfrentan presiones debido a la caída en los precios mundiales del petróleo, gas, carbón, aceite de palma y caucho.
El crecimiento en China está en proceso de descender a 7,1% este año. Se prevé que el crecimiento regional (excluido China) sea de 4,9% este año y aumente a 5,4% en 2016, gracias al fortalecimiento de la demanda externa (pese al menor crecimiento de China), la baja en la incertidumbre en torno a las políticas en Tailandia y la atenuación de las presiones internas en los demás países.
Se espera que el crecimiento de Europa y Asia Central se desacelere a 1,8% en 2015, dado que el colapso del precio del petróleo, las tensiones geopolíticas y los efectos secundarios relacionados, incluido los provenientes de Rusia, se han visto contrarrestados solo en parte por una leve recuperación en la zona del euro.
En Rusia, luego de la contracción del 2,7% este año, se espera que se produzca una recuperación moderada en 2016 como resultado de políticas que están llevando la economía hacia un entorno con precios de petróleo más bajos. En Turquía, se prevé un crecimiento de 3% en 2015 con la recuperación del gasto privado después de las elecciones de junio. Suponiendo un alza leve en los precios del crudo en el periodo 2016-17, ningún deterioro adicional en la situación geopolítica y políticas de estabilización macroeconómica sostenidas en las principales economías, se proyecta que el crecimiento regional repunte a 3,5% en 2016-17.
En América Latina y el Caribe, el crecimiento se reducirá a 0,4% en 2015 a causa de los problemas económicos internos con los que está lidiando América del Sur, incluidas sequías generalizadas, poca confianza de los inversionistas y bajos precios de los productos básicos.
En Brasil, una caída en la confianza de los inversionistas y empresas debido a las investigaciones por Petrobras cause una contracción de la economía de 1,3% este año. En México, la confianza sigue siendo precaria y la actividad se recupera, aunque a un ritmo menor del esperado debido a los bajos precios del petróleo, un débil primer trimestre en EE.UU. y el incremento moderado de los salarios. Para el periodo 2016-17, se proyecta que el crecimiento de la región repunte a 2,4%, en promedio, en la medida en que América del Sur salga de la recesión y el sólido crecimiento de Estados Unidos potencie la actividad en América del Norte y Central y en el Caribe.
En la región de Oriente Medio y Norte de África, aún se prevé que el crecimiento se estanque en 2,2% en 2015. La abrupta caída de los precios del petróleo representa un problema puntual para los países exportadores de petróleo, ya que la mayoría enfrenta además graves desafíos en materia de seguridad (Iraq, Libia y Yemen) o carece de medidas económicas que permitan amortiguar sus efectos (Irán, Iraq). Para los países importadores de crudo, las potenciales consecuencias positivas de los menores precios del petróleo se ven contrarrestadas en parte por efectos secundarios generados por los países más frágiles de la región, incluida a través de la disminución de las remesas y los riesgos en materia de seguridad. Las restricciones estructurales de larga data son un obstáculo crónico para un mayor crecimiento en la región. El repunte de la expansión regional a 3,7% en 2016-17 se proyecta sobre la base del mejoramiento de la demanda externa. Esto, a su vez, fortalecería la confianza para impulsar las inversiones en algunas de las naciones importadores de petróleo (Egipto, Jordania).
En Asia meridional, se espera que el crecimiento siga afirmándose para llegar a 7,1% este año gracias a la recuperación en India y el fortalecimiento gradual de la demanda en los países de ingresos altos. El debilitamiento de los precios mundiales del crudo ha sido un beneficio importante para la región puesto que permitió mejorar las cuentas corrientes y fiscales, implementar reformas a los subsidios en algunos países y distender la política monetaria.
En India, las reformas impulsadas recientemente están mejorando la confianza de las empresas y los inversionistas, atrayendo nuevas entradas de capital y deberían ayudar a aumentar el crecimiento a 7,5% este año. En Pakistán, se espera que las remesas no se vean afectadas y que los sectores manufactureros y de servicios continúen su recuperación. Así y todo, se proyecta que el crecimiento se mantenga moderado debido principalmente a las actuales restricciones en materia de energía.
En África al sur del Sahara, los bajos precios del petróleo han reducido sustancialmente el crecimiento de los países exportadores de productos básicos (Angola, Nigeria) y también mitigaron la actividad en otros sectores. Aunque se espera que Sudáfrica sea uno de los países que más se beneficie de los bajos precios del crudo, la expansión se ve frenada por déficits de energía, baja confianza de los inversionistas e incertidumbre en materia de políticas públicas, al igual que por la gradual contracción de la política monetaria y fiscal que se anticipa. Se prevé que la región reducirá su crecimiento a 4.2%, lo que es menor a lo proyectado previamente. Esto se debe principalmente a una nueva evaluación de las perspectivas de Nigeria y Angola luego de la brusca caída de los precios del petróleo y en Sudáfrica, por causa de las actuales dificultades en el suministro de electricidad. Para 2016-17, se espera que el crecimiento sea solo marginalmente más alto, ya que estos problemas contrarrestan en parte el mayor crecimiento entre los asociados comerciales y la sostenida expansión en los países de ingresos bajos de la región.
[1] Usando las ponderaciones de la paridad del poder adquisitivo de 2010, el crecimiento sería 3,4% en 2015 y 4,0% tanto en 2016 como en 2017.