Si el sector financiero goza de buena salud, se liberan recursos para las inversiones urgentes
WASHINGTON, 15 de febrero de 2022. Los países en desarrollo enfrentan riesgos crecientes a causa de la fragilidad financiera generada por la crisis de la COVID‑19 y por la falta de transparencia en las deudas, según se afirma en un nuevo informe del Banco Mundial.
Según el Informe sobre el desarrollo mundial 2022: Finanzas al servicio de la recuperación equitativa, los riesgos pueden estar ocultos, dado que los balances de los hogares, las empresas, los bancos y los Gobiernos están estrechamente interrelacionados.
"Existe el riesgo de que la crisis económica que conllevan la inflación y el aumento de las tasas de interés se extienda debido a la fragilidad financiera. La mayor rigidez de las condiciones financieras mundiales y la escasa profundidad de los mercados de deuda interna de muchos países en desarrollo ahuyentan la inversión privada y entorpecen la recuperación", afirmó el presidente del Grupo Banco Mundial, David Malpass. "Es fundamental trabajar para que el acceso al crédito sea amplio y la asignación de capital se oriente al crecimiento. Esto permitiría que las empresas más pequeñas y dinámicas, así como los sectores con mayor potencial de crecimiento, inviertan y creen empleo".
La crisis de salud pública mundial desatada por la pandemia de COVID‑19 se convirtió rápidamente en la mayor crisis económica mundial en más de un siglo, lo que dio como resultado reveses significativos en el crecimiento, aumento de las tasas de pobreza y mayor desigualdad. En respuesta, los Gobiernos pusieron en marcha cuantiosas medidas de emergencia sin precedentes que ayudaron a mitigar algunos de los impactos sociales y económicos más graves y elevaron la deuda pública, que en muchos países ya alcanzaba niveles récord antes de la crisis. La respuesta también puso de manifiesto diversas dificultades relacionadas con la deuda privada que ahora deben abordarse con urgencia, entre las que figuran la falta de transparencia en la información sobre los préstamos dudosos, la gestión demorada de los activos en dificultades y el acceso limitado o nulo de las empresas y los hogares más vulnerables al crédito.
En el nuevo Informe sobre el desarrollo mundial se destacan varias esferas de acción prioritarias, como la detección temprana de los riesgos financieros. Dado que pocos países tienen el espacio fiscal y la capacidad para abordar todos los desafíos simultáneamente, en el informe se expone el modo en que pueden establecer prioridades para asignar sus recursos en función de su contexto.
Diversas encuestas realizadas en países en desarrollo durante la pandemia mostraron que el 46 % de las empresas preveía caer en mora. El nivel de incumplimiento de los préstamos podría ahora aumentar considerablemente, y la deuda privada podría convertirse con rapidez en deuda pública, a medida que los Gobiernos brinden apoyo. A pesar de la fuerte contracción de los ingresos de los hogares y las empresas derivada de la crisis, la proporción de préstamos dudosos sigue sin acusar el impacto y es inferior a lo esperado. Sin embargo, esto puede obedecer a las políticas de tolerancia implementadas y a la relajación de las normas contables que enmascaran riesgos ocultos significativos, los cuales se pondrán de manifiesto solo cuando se eliminen las políticas de apoyo.
"Antes de las crisis, a menudo son las cosas que no ves las que finalmente te dañan. Cabe esperar que muchas vulnerabilidades permanezcan ocultas", afirmó Carmen Reinhart, vicepresidenta sénior y economista en jefe del Grupo Banco Mundial. "Es hora de priorizar medidas tempranas y específicas para respaldar un sistema financiero saludable capaz de generar el crecimiento del crédito necesario para impulsar la recuperación. Si no lo hacemos, los más vulnerables serán los más afectados".
En el informe también se exhorta a gestionar de manera proactiva los préstamos dudosos. Muchos hogares y empresas enfrentan niveles insostenibles de deuda debido a la merma de sus ingresos. Los mecanismos de insolvencia eficaces pueden ayudar a evitar que surja el riesgo de sobreendeudamiento a largo plazo y se otorguen préstamos a empresas "zombis", que socavan la recuperación económica. Mejorar los mecanismos de insolvencia, facilitar las negociaciones extrajudiciales, especialmente para las pequeñas empresas, y promover la condonación de deudas son medidas que pueden facilitar la reducción ordenada de las deudas privadas.
La historia muestra que la demora en abordar el sobreendeudamiento público se asocia con recesiones prolongadas, elevada inflación y menor volumen en los recursos destinados a sectores esenciales como la salud, la educación y la seguridad social, lo que provoca un impacto desproporcionado en los pobres.
Por último, es fundamental trabajar para que el acceso al financiamiento sea inclusivo, a fin de apoyar la recuperación tras una pandemia histórica. En los países de ingreso bajo y mediano, el 50 % de los hogares no puede sostener el consumo básico durante más de tres meses. Una empresa promedio, por su parte, solo tiene reservas de efectivo para cubrir dos meses de gastos.
Los hogares y las pequeñas empresas son los que se han visto más amenazados por el riesgo de quedar sin crédito. Sin embargo, el acceso al financiamiento mejora la resiliencia de los hogares de bajos ingresos y permite a las pequeñas empresas lidiar con los confinamientos, mantenerse en actividad y, con el tiempo, crecer y apoyar la recuperación. ; de este modo se puede mejorar la gestión del riesgo crediticio, facilitar la concesión de préstamos y promover nuevas oportunidades económicas.
Las reformas normativas necesarias para lograr una recuperación equitativa también constituyen una oportunidad y una guía para que los Gobiernos y los entes reguladores aceleren el viraje hacia una economía mundial más eficiente y sostenible. El cambio climático es una fuente importante de riesgos para la economía mundial a los que no se presta la debida atención. Las políticas de respuesta a las crisis y las reformas a largo plazo bien diseñadas pueden alentar el flujo de capital hacia empresas e industrias más ecológicas.