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Lo más destacado del año fiscal 2016

Poner fin a la pobreza extrema e impulsar la prosperidad compartida de manera sostenible

La labor del GBM se basa en sus objetivos: poner fin a la pobreza extrema —esto es, reducir al 3 % para 2030 la proporción de la población mundial que vive en la pobreza extrema— e impulsar la prosperidad compartida —es decir, incrementar los ingresos del 40 % más pobre de la población—. Ambos objetivos deben cumplirse de un modo sostenible.

Las proyecciones del Banco Mundial indican que, por primera vez en la historia, la cantidad de personas que viven en la pobreza extrema ha caído por debajo del 10 % de la población de todo el mundo. A pesar de esta buena noticia, cientos de millones de personas todavía viven con menos de USD 1,90 al día, el umbral actual de la pobreza extrema. Aún queda mucho por hacer y se deben sortear varios desafíos para lograr la visión integral de desarrollo mundial, tal como se describe en los ODS, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y los propios objetivos del Banco Mundial.

Haga clic en los títulos para acceder a los capítulos correspondientes:
Promover el crecimiento económico inclusivo y equitativo »
Mejorar la calidad de la infraestructura a través de asociaciones público-privadas »
Garantizar la sotenibilidad de los principales factores que impulsan el desarrollo »
Ayudar a los países a adaptarse a un clima cambiante »
Promover las oportunidades a través de inversiones en capital humano »
Cerrar la brecha de género para aumentar las oportunidades económicas »
Hacer frente a als causas y las consecuencias de los conflictos y la fragilidad »

El crecimiento económico que impulsa la reducción de la pobreza extrema sigue sin cubrir las expectativas y todavía se observan considerables riesgos de desaceleración de la economía mundial, como una baja demanda, mercados financieros más restringidos, un debilitamiento del comercio, precios del petróleo y otros productos básicos persistentemente bajos, y flujos de capital volátiles. El mundo también se enfrenta a amenazas cruciales y complejas para la prosperidad a largo plazo, como conflictos regionales y situaciones de fragilidad localizada que han forzado a millones de personas a abandonar los lugares donde vivían; pandemias y otros riesgos para la salud en varias regiones, y los efectos del cambio climático, que pueden causar fenómenos naturales extremos e interrupciones a la seguridad alimentaria en muchos países. Todos estos riesgos afectarán en mayor medida a las personas pobres y vulnerables.

Al mismo tiempo, las tendencias del desarrollo mundial han cambiado drásticamente. El mundo goza de mucha más prosperidad, y su centro de gravedad económica se está desplazando hacia las economías emergentes. Actualmente, la inversión privada domina las transferencias de capital en todo el mundo y la movilización de recursos internos es cada vez más importante en comparación con la asistencia oficial para el desarrollo, especialmente en los países de ingreso mediano. El mundo está mucho más interconectado y las dimensiones económica, social y ambiental del desarrollo exigirán enfoques más integrados y multisectoriales para alcanzar los objetivos.

El Banco Mundial cuenta con instrumentos únicos para respaldar el programa de desarrollo mundial de cara a estos desafíos y cambios sin precedentes en el medio ambiente mundial. Continúa siendo un socio comprometido a ayudar a los países a largo plazo, y trabaja para preparar estrategias, operaciones y financiamiento innovador que se ajusten a las necesidades específicas de cada país. La institución está organizada para trabajar en todo el espectro del desarrollo —a nivel nacional, regional y mundial— para facilitar una acción coordinada en torno a soluciones que respalden la reducción de la pobreza e impulsen una prosperidad inclusiva.

En este capítulo se describe el modo en que el Banco Mundial trabajó con sus asociados durante el ejercicio económico en sectores complejos e interconectados para ayudar a los países a encontrar soluciones a sus desafíos de desarrollo más difíciles.

Promover el crecimiento económico inclusivo y equitativo

Las políticas y las instituciones equitativas ayudan a las personas más pobres de los países a beneficiarse del crecimiento económico. El Banco Mundial brinda respaldo a los encargados de la formulación de políticas para que adopten decisiones informadas y basadas en los datos existentes, que promuevan la igualdad y la inclusión, la macroeconomía sostenible, la transparencia y eficiencia del sector público, la productividad, y la consolidación y estabilidad del sector financiero, todos elementos clave para reducir la pobreza y promover el crecimiento inclusivo.

El acceso a oportunidades económicas y servicios básicos de alta calidad es un requisito fundamental para poner fin a la pobreza extrema e impulsar la prosperidad compartida. Mediante una combinación de sólidos análisis y servicios de asesoría, servicios financieros, financiamiento y poder de convocatoria, el Banco ayuda a los clientes a abordar los desafíos que dificultan la equidad y la inclusión. Este respaldo permite que los clientes tengan suficientes fundamentos para adoptar decisiones de política justificadas, y puede orientarse a intervenciones que sean equitativas, eficientes y lleguen a las personas pobres. Por ejemplo, una donación de la AIF para el Programa Regional de Armonización y Modernización de las Encuestas sobre las Condiciones de Vida está ayudando a los ocho países miembros de la Unión Económica y Monetaria del África Occidental a mejorar la calidad y la frecuencia de los datos que recopilan. En Chile, una operación del Banco respalda reformas que se centran en mejorar el acceso a la educación y su calidad, y en perfeccionar las mediciones de la pobreza y la orientación de los programas sociales.

Las políticas fiscales y macroeconómicas sostenibles generan un entorno habilitante y propicio para el crecimiento impulsado por el sector privado, y constituyen la base de una planificación del desarrollo y un gasto público eficaces. El Banco ayuda a los clientes a establecer la combinación adecuada de gestión fiscal, políticas de deuda y crecimiento. Por ejemplo, en el examen del gasto público de México se identificó una serie de medidas de eficiencia que contribuían a los esfuerzos de consolidación fiscal del Gobierno a corto y mediano plazo. Al igual que los exámenes realizados para otros países, la iniciativa de México ayudará a mantener un diálogo de políticas continuo con la intención de fortalecer la gestión fiscal y la eficacia general del sector público.

Una movilización y un gasto más eficientes de los recursos públicos permiten a los Gobiernos mejorar la prestación de servicios. El Banco ayuda a los clientes a mejorar la eficiencia del sector público, con medidas tales como la fijación de prioridades en relación con el gasto, mejor gestión y control presupuestarios, y la eliminación de los obstáculos al uso eficiente de los recursos nacionales. Estos esfuerzos implican ayudar a los países clientes a establecer sistemas impositivos justos y eficientes, y a aumentar los ingresos de las tesorerías nacionales. Durante el presente ejercicio, el Banco creó el Equipo a cargo de Cuestiones Internacionales de Tributación para impulsar una labor innovadora sobre impuestos, vincularse con otras instituciones internacionales y crear un diálogo más coordinado sobre estos temas. Además, la Plataforma para la Cooperación en Materia Impositiva, puesta en marcha recientemente, formalizará la colaboración entre el Banco, el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y las Naciones Unidas, y tiene como objetivo fortalecer la capacidad de los países en desarrollo para establecer sistemas impositivos más sólidos y garantizar que se tengan en cuenta sus intereses.

Las economías integradas ayudan a promover un crecimiento económico sostenido con sólidas contribuciones del sector privado, lo que ayuda a aumentar los ingresos para los pobres y a crear más empleo con mejores remuneraciones. El Banco, en colaboración con IFC, ayuda a promover mercados abiertos y competitivos, y a fomentar un entorno propicio para la inversión privada. Entre los esfuerzos recientes, cabe destacar que el Banco proporcionó asesoría programática sobre crecimiento impulsado por la productividad en Brasil, y llevó a cabo una evaluación de la competencia en Kenya y un análisis de políticas sobre las repercusiones del Acuerdo de Asociación Transpacífico para Viet Nam. Asimismo, el financiamiento del Banco está respaldando la creación de sectores orientados a las exportaciones en la ex República Yugoslava de Macedonia mediante amplias reformas del clima para las inversiones e incentivos para la inversión y el mejoramiento de las manufacturas. Entre las operaciones en varios países figura el Crédito para la Competitividad y la Facilitación del Comercio Regional en Burkina Faso y Côte d’Ivoire, que se destinará a reducir los costos de operación entre estos países mediante una reforma de los sectores de transporte y aduana. Los servicios de convocatoria del Banco también han facilitado la elaboración de una nueva ley de inversiones en Myanmar.

Los sistemas inclusivos, eficientes y estables contribuyen a un crecimiento más rápido y a la reducción de la pobreza. Sortear los obstáculos —como la falta de financiamiento para las empresas, las personas pobres, la infraestructura y la vivienda—es una parte clave de la tarea del Banco. Por ejemplo, la institución actúa como asociado técnico que ayuda a los países a formalizar sus estrategias nacionales de inclusión financiera coordinando los esfuerzos de las partes interesadas y estableciendo prioridades en relación con los recursos, como en Pakistán, donde el Banco e IFC han estado trabajando con el Banco Estatal del país. El Banco también colabora activamente con los países para reforzar la transparencia y la rendición de cuentas, y para reducir los flujos financieros ilícitos, como parte de un esfuerzo mundial. Está trabajando para mejorar el acceso de las autoridades públicas a información sobre los propietarios efectivos de activos, reforzar el intercambio de información tributaria y ayudar a los Gobiernos a detectar el lavado de activos. Estas medidas también apuntan a garantizar que se reconozca a las empresas y a los funcionarios públicos honestos, mientras se sanciona a los corruptos y a los que cometen delitos.

El Banco también se asocia con los países miembros para fortalecer instituciones financieras clave, de modo de respaldar la estabilidad financiera y el crecimiento económico. A través del Programa de Asesoría y Gestión de Reservas, trabaja con más de 60 instituciones miembros —bancos centrales, fondos nacionales de pensión y fondos soberanos de inversión— para mejorar la gestión de las reservas extranjeras y otros activos financieros. Una cartera de reservas extranjeras estable y líquida es fundamental para la solidez financiera de un banco central. El Banco trabaja con los Gobiernos nacionales y subnacionales de los países miembros para fortalecer la capacidad de formular e implementar estrategias de gestión de la deuda que se ajusten a las mejores prácticas. La gestión eficaz de la deuda pública es la piedra angular de la estabilidad financiera y de una política fiscal sostenible.

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Mejorar la calidad de la infraestructura a través de las asociaciones público- privadas

El Banco Mundial procura ayudar a los Gobiernos a tomar decisiones justificadas sobre cómo mejorar el acceso a los servicios de infraestructura y su calidad, lo que puede incluir, cuando corresponda, el uso de asociaciones público-privadas (APP). Este enfoque implica reforzar el proceso de recopilación de datos, fortalecer la capacidad, crear y probar nuevas herramientas, promover la divulgación de la información y alentar la interacción con todas las partes interesadas.

Durante el ejercicio de 2016, se crearon varias herramientas —a menudo en colaboración con otros bancos multilaterales de desarrollo (BMD) o asociados en el desarrollo— para contribuir a que los encargados de la formulación de políticas sigan un proceso adecuado de toma de decisiones sobre proyectos de infraestructura. Entre ellas se pueden mencionar una encuesta en 80 países sobre adquisiciones a través de APP, una herramienta de diagnóstico nacional, una herramienta creada con el FMI para evaluar el posible impacto fiscal de las APP, una herramienta de establecimiento de prioridades, un marco de acceso a la información para las APP, un análisis de las posibles formas de incorporar las cuestiones de género en los contratos de APP, y la versión en francés de un curso en línea abierto y masivo sobre APP.

En abril de 2016, el Banco Mundial ayudó a organizar, junto con los demás BMD y en asociación con las Naciones Unidas, el primer Foro Mundial de Infraestructura. Esta fue la primera vez que los jefes de todos los bancos multilaterales se reunieron a hablar de infraestructura, lo que refleja la importancia del tema y el compromiso con la colaboración multilateral. Otros participantes clave fueron distintos asociados en el desarrollo y representantes del Grupo de los Veinte (G-20), el Grupo de los Veinticuatro (G-24) y el Grupo de los Setenta y Siete (G-77); la OCDE, y Global Infrastructure Hub. En la reunión se establecieron las medidas que adoptarán los participantes durante el próximo año para movilizar más —y mejores— inversiones públicas y privadas en infraestructura. El próximo Foro Mundial de Infraestructura se celebrará en 2017.

En el presente ejercicio, el Mecanismo Mundial de Financiamiento de la Infraestructura aprobó su primer proyecto (energía hidroeléctrica en las Islas Salomón) y cuatro donaciones para planificación (Brasil, Côte d’Ivoire, República Árabe de Egipto y Georgia). El respaldo del Servicio de Asesoramiento para Infraestructura Pública y Privada para el fortalecimiento de la capacidad y los conocimientos se incrementó en más de un 60 % durante el ejercicio, haciendo hincapié en África al sur del Sahara y los países más pobres.

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Garantizar la sostenibilidad de los principales factores que impulsan el desarrollo

En conjunto, la adopción de los ODS en septiembre de 2015 y la firma del Acuerdo de París sobre cambio climático en abril de 2016 son prueba de un claro reconocimiento por parte de la comunidad internacional de que el crecimiento económico, la reducción de la pobreza y la sostenibilidad ambiental están íntimamente ligados entre sí y son esenciales para lograr el desarrollo sostenible.

Teniendo en cuenta que el 78 % de la población pobre del mundo vive en zonas rurales y la mayor parte depende de la agricultura como medio de subsistencia, aumentar la productividad y la resiliencia de los establecimientos agrícolas, fortalecer los vínculos entre los agricultores y los mercados, y ofrecer alimentos a un precio accesible son formas concretas de poner fin a la pobreza e impulsar la prosperidad compartida. El programa de agricultura del Banco se centra en estas esferas, dando más atención a la agricultura inteligente en relación con el clima, la mejora de la nutrición, el fortalecimiento de las cadenas de valor agrícolas y la creación de empleo. Por ejemplo, el apoyo brindado en Senegal está facilitando la adopción de 14 nuevas variedades de cereales de alto rendimiento y resistentes a las sequías. Un proyecto en Uganda respalda la producción de cultivos ricos en micronutrientes que se han adaptado a las preferencias y las condiciones de cultivo locales, y un banco de semillas para cultivos biofortificados. En Nepal, un proyecto apoya las tecnologías que reducen la intensidad de mano de obra, como los secadores solares mejorados que se utilizan para conservar verduras y frutas.

En el sector energético, la labor del Banco está alineada con la iniciativa Energía Sostenible para Todos, orientada a alcanzar tres objetivos para 2030: acceso universal al servicio eléctrico, duplicación de la tasa de mejora de la eficiencia energética y duplicación de la porción de energía renovable en el uso combinado de energía a nivel mundial. En Bangladesh, por ejemplo, mediante un proyecto exitoso de sistemas de energía solar para uso doméstico se brinda servicio a los habitantes de comunidades rurales y ahora 3,5 millones de hogares reciben electricidad a través de los paneles colocados en los techos de las viviendas. Con la caída del precio del petróleo y otros productos básicos, muchos países ricos en recursos han buscado la asistencia del Banco en el sector de las industrias extractivas para que los ayude a afrontar la volatilidad de los precios, diversificar sus economías, reforzar la gestión de las actividades del sector, aumentar la participación en los beneficios, y garantizar la sostenibilidad ambiental y social.

El Banco Mundial también ayuda a los países a considerar, como parte de sus planes de desarrollo, el valor y el potencial para la creación de empleo de los recursos naturales —ya sean la riqueza marina, los bosques o los cursos de agua dulce—, junto con los costos asociados de la degradación ambiental, la contaminación y la escasez de recursos. En Marruecos, por ejemplo, a través de una operación para políticas de desarrollo sobre crecimiento ecológico se respaldan medidas para mejorar la sostenibilidad de sectores tales como la pesca, la agricultura y el turismo, que constituyen fuentes clave de empleo en las comunidades rurales pobres, considerablemente afectadas por el agotamiento de los recursos naturales. En el ámbito de la agricultura, el programa respalda la aplicación de mejores prácticas de gestión de las aguas subterráneas, la conservación del suelo e información meteorológica más eficaz para los agricultores. En el ejercicio de 2016, el Banco puso en marcha el Plan de Acción Forestal a cinco años, dirigido a lograr que la gestión sostenible de los bosques sea una parte integral del desarrollo y las medidas relativas al clima. En el plan se presenta el concepto de intervenciones “inteligentes en relación con los bosques” y se aplica una visión integral de los paisajes forestales para evitar el desgaste del capital forestal.

El transporte y las tecnologías de la información y las comunicaciones conectan a las personas con los empleos, los mercados y los servicios sociales, y son un tema fundamental de las deliberaciones mundiales sobre los ODS, el cambio climático y la seguridad vial. No obstante, la accesibilidad, la eficiencia y la seguridad continúan siendo desafíos clave que impiden aprovechar todo el potencial de una movilidad sostenible. Hoy en día, por ejemplo, hay 1000 millones de personas que no tienen acceso a caminos transitables todo el año, y otros 3000 millones tampoco disponen de conexión a Internet. Entre los esfuerzos por desarrollar sistemas de transporte más seguros, menos contaminantes y más eficientes figuran el incremento del 40 % en la cantidad de pasajeros de la red de autobuses de Wuhan (China) y el mejoramiento de la seguridad vial en India. La tecnología y la gestión de datos también ayudan a relevar con mayor precisión los patrones de desplazamiento y las necesidades de los usuarios, promueven la participación de los ciudadanos y mejoran la calidad de los sistemas de transporte público. Otra cuestión clave es ampliar el acceso al servicio de Internet de banda ancha.

En los países en desarrollo, que son responsables del 90 % del crecimiento urbano, hay una oportunidad de construir ciudades inteligentes en relación con el clima. Los análisis de urbanización del Banco actúan como marco para que las autoridades de las ciudades tomen decisiones difíciles en materia de desarrollo, ya que ofrecen herramientas de diagnóstico que sirven para identificar distorsiones en las políticas y analizar las prioridades de inversión. Coordinada por el Banco Mundial y respaldada por BMD, organismos de las Naciones Unidas, grupos de estudio y varias redes de ciudades, la Plataforma Mundial para las Ciudades Sostenibles, que comenzó a funcionar durante este ejercicio, es un programa de intercambio de conocimientos que otorga acceso a herramientas innovadoras y promueve un enfoque integrado sobre planificación y financiamiento sostenibles para zonas urbanas.

En el sector del agua, el Banco continúa manteniendo la visión de un “mundo con seguridad hídrica para todos”, con especial hincapié en promover el acceso universal al saneamiento y la seguridad del agua. Por ejemplo, debido a que funciona en varios sectores al mismo tiempo, el nuevo enfoque del Banco sobre saneamiento rural en Egipto, Haití, India y Viet Nam se centra en ayudar a los Gobiernos a utilizar los programas nacionales para obtener más resultados y rendición de cuentas a nivel local, así como un cambio de comportamiento. Además, un nuevo plan de acción, preparado por la Comisión de la Cuenca del Lago Chad, tiene como objetivos empoderar a las comunidades del lago para que puedan adaptarse a los desafíos urgentes que ha agravado el cambio climático, y consolidar la contribución del lago Chad a la seguridad alimentaria regional.

Esta labor estuvo respaldada por informes tales como High and Dry: Water, Climate Change, and the Economy (Librados a su suerte: Agua, cambio climático y la economía), en el que se proyectan los impactos económicos potencialmente significativos de los cambios en el ciclo del agua. El informe es un llamado a formular políticas que reconozcan la importancia fundamental de este recurso, destacando el hecho de que la salud, la energía, los alimentos, las ciudades y el empleo dependen en gran medida del agua. El Banco, en asociación con las Naciones Unidas, también creó un panel de jefes de Estado sobre el tema del agua, cuya misión es promover medidas y movilizar financiamiento a fin de garantizar el acceso a los servicios de agua y saneamiento para todos.

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Ayudar a los paíases a adaptarse a un clima cambiante

TEl GBM ha ampliado contundentemente sus intervenciones en materia de cambio climático, dado el vínculo inexorable entre el cambio climático y la pobreza. La amenaza que plantea el cambio climático para las personas pobres se ilustra claramente en la publicación Ondas de choque: Contener los impactos del cambio climático en la pobreza, presentado justo antes de las conversaciones sobre el cambio climático en el marco de la CP-21 celebrada en París. En el informe se advierte que, si no se aplican medidas rápidamente, el cambio climático puede empujar a más de 100 millones de personas a la pobreza para 2030.

Tras el Acuerdo de París, el GBM preparó el Plan de Acción relativo al Cambio Climático, que marca un giro fundamental al integrar este tema como prioridad en todas las estrategias y operaciones de la institución. En el plan se establecen objetivos ambiciosos y medidas aceleradas para hacer frente al cambio climático en los próximos cinco años. Entre las metas figuran ayudar a los países en desarrollo a agregar 30 gigavatios de energía renovable—suficiente para dar electricidad a 150 millones de hogares— a la capacidad de generación mundial y proveer de sistemas de alerta temprana a 100 millones de personas.

Un tema central del plan es hacer más para ayudar a los países a adaptarse al cambio climático: una forma de lograr eso sería formular planes de inversión para una agricultura inteligente en relación con el clima aplicables a un mínimo de 40 países para 2020 y extender el uso de las herramientas de detección de riesgos climáticos y de desastres fuera de los proyectos financiados por la AIF. El Plan de Acción relativo al Cambio Climático refuerza la promesa de un aumento de un tercio en el financiamiento para cuestiones climáticas en todo el GBM —que podría llegar a los USD 29 000 millones anuales—, con el apoyo de sus miembros.

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Promover las oportunidades a través de inversiones en capital humano

Ninguna sociedad puede aprovechar todo su potencial ni hacer frente a los desafíos del siglo XXI sin la participación plena y equitativa de todos sus miembros; esto requiere inversiones en capital humano a través de la educación, la atención de la salud, la protección social y el empleo. El Banco Mundial trabaja para respaldar la igualdad de oportunidades, de modo que las personas gocen de vidas más largas, saludables y prósperas; garantizar empleos productivos e inclusivos, y crear oportunidades y ser resiliente ante conmociones económicas, climáticas, de salud y otros riesgos. Todas estas condiciones son necesarias para interrumpir la transmisión intergeneracional de pobreza y aprovechar las tendencias demográficas de muchos países donde se concentra este flagelo.

El objetivo general de la labor del Banco en los ámbitos de salud, nutrición y población es respaldar a los países en desarrollo para que establezcan sistemas de salud sólidos y resilientes, alcancen la cobertura universal de salud, y garanticen que todas las personas tengan acceso a servicios de atención esenciales de calidad y no caigan en la pobreza debido a los costos de los cuidados correspondientes. Las principales esferas de atención son: poner fin a la mortalidad maternoinfantil para 2030 en casos prevenibles; poner fin al retraso del crecimiento infantil causado por la malnutrición crónica; detener la propagación de enfermedades prevenibles, ya sean transmisibles o no, y aumentar la preparación para los brotes epidémicos.

Durante el presente ejercicio, a partir de las enseñanzas que dejó la crisis de ébola en África occidental, el GBM se asoció con la Organización Mundial de la Salud, el sector privado y otros actores del desarrollo para crear el Mecanismo de Financiamiento de Emergencia para Casos de Pandemia (MFEP), puesto en marcha durante la cumbre del Grupo de los Siete (G-7) de 2016, celebrada en Ise-Shima. El MFEP permitirá que los flujos de dinero se distribuyan a tiempo y que los países más pobres reciban el apoyo necesario para evitar que un brote se convierta en otra pandemia mortal y costosa como la del ébola. A través del MFEP, el Banco Mundial emitirá los primeros bonos para pandemias y creará un nuevo mercado para los seguros contra riesgos de pandemia.

Mediante el Mecanismo Mundial de Financiamiento (MMF) en apoyo del programa Cada Mujer, Cada Niño —que se presentó en la Tercera Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, celebrada en Addis Abeba (Etiopía) en julio de 2015—, el Banco está respaldando esfuerzos impulsados por los países para mejorar la salud de mujeres, niños y adolescentes. El MMF agrupa los recursos de los propios países con los de los donantes internacionales y el sector privado; así ayuda a ampliar el respaldo a intervenciones con base empírica y a garantizar un financiamiento sostenible a medida que se produce la transición de los países de un nivel de ingreso bajo a uno de ingreso mediano. En su primer año de operación, el Fondo Fiduciario del MMF brindó respaldo a una docena de países que representan casi la mitad del déficit mundial de financiamiento en lo que respecta a cuidado de la salud de mujeres, niños y adolescentes.

El Banco también está incrementando las inversiones en los primeros años de vida de las personas —en las esferas de nutrición, estimulación temprana y entornos seguros—: ha otorgado más de USD 3000 millones en financiamiento durante los últimos dos años solamente y unos USD 6000 millones desde el año 2000. Los estudios científicos y económicos recientes indican que la nutrición y la estimulación en la primera infancia pueden tener un profundo impacto en el desarrollo cerebral y en la salud, el aprendizaje y las posibilidades de obtener un buen ingreso en la edad adulta. Haciendo hincapié en el compromiso de invertir en los niños pequeños, el Banco también ha forjado alianzas innovadoras en el último año, como El Poder de la Nutrición y la Red de Acción para el Desarrollo en la Primera Infancia, con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), fundaciones y otros asociados en el desarrollo.

Como la principal fuente de financiamiento internacional para la educación en los países en desarrollo, el Banco está comprometido a ayudar a lograr una educación inclusiva y de calidad para todos. Para eso toma como base un historial exitoso en el ámbito del cuidado de la salud y utiliza cada vez más el financiamiento basado en los resultados para ayudar a los países a configurar sistemas educativos que incluyan los incentivos necesarios para llegar a los niños y jóvenes más marginados. En reconocimiento de la importancia de empoderar a las niñas y a las mujeres, en abril de 2016 el Banco anunció que proporcionaría USD 2500 millones a lo largo de cinco años para programas educativos que beneficiarán directamente a las adolescentes.

La institución también desempeña un papel preponderante en los esfuerzos por ampliar los programas de protección social y crear resiliencia entre las personas más pobres y vulnerables para hacer frente a distintas perturbaciones. En una declaración conjunta del GBM y la Organización Mundial del Trabajo se plasmó una visión compartida de la protección social para todos: un mundo en que cualquiera que necesite protección social pueda acceder a ella en el momento. Las inversiones del GBM en redes de protección social —más de USD 1700 millones en los últimos cinco años— están teniendo impactos directos y positivos en las familias pobres de todo el mundo a través del uso de transferencias monetarias, obras públicas que requieren mucha mano de obra y programas de alimentación escolar. Las transferencias monetarias son una herramienta cada vez más importante como red de protección social para las personas que sufren desplazamientos forzados debido a situaciones de fragilidad, conflicto y violencia. En 2015 cada país del mundo tenía al menos un programa de redes de protección social activo, con lo que se beneficiaba a más de 1900 millones de personas.

En el Foro de Aprendizaje Sur-Sur celebrado en Beijing en noviembre de 2015, unos 250 encargados de la formulación de políticas de 75 países se reunieron a debatir, intercambiar ideas y aprender de los nuevos conocimientos y las innovaciones prácticas en materia de protección social en las zonas urbanas, donde vive una proporción cada vez más grande de las personas pobres de todo el mundo. Las redes de protección social pueden tener una función clave para identificar y ayudar a las personas pobres de zonas urbanas, vinculándolas con los servicios sociales y las oportunidades laborales.

Más de 200 millones de personas de todo el mundo —la mayoría, jóvenes— actualmente están desempleadas y buscando trabajo. Para acelerar los avances hacia los buenos empleos y el crecimiento económico, el Banco está realizando diagnósticos laborales exhaustivos en al menos 15 países para ayudarlos a crear más y mejores empleos inclusivos a través del fortalecimiento de las aptitudes, los incentivos al trabajo, una mayor movilidad laboral y otras reformas del mercado laboral.

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Cerrar la brecha de género para aumentar las oportunidades económicas

Los sesgos de género pueden limitar tanto a las mujeres como a los hombres, pero históricamente han puesto en mayor desventaja a las niñas y a las mujeres. En especial, las mujeres están a la zaga en la mayoría de las mediciones de oportunidades económicas y esto frena no solo a personas sino a economías enteras. Cerrar la brecha de género puede ayudar a los países a aumentar la productividad y mejorar las perspectivas para la próxima generación. El Banco Mundial trabaja con clientes de los sectores público y privado para eliminar estas desigualdades.

Los avances en los indicadores clave —por ejemplo, las tasas de matriculación escolar y terminación de los estudios entre las niñas, la mortalidad materna, la participación en la fuerza de trabajo, la propiedad de activos y el acceso a servicios financieros— dependen de las inversiones en diversos sectores, como los de agua y saneamiento, transporte y finanzas. Este requisito se ve reflejado en el nuevo documento Estrategia de género del Grupo Banco Mundial (ejercicios de 2016-23): Igualdad de género, reducción de la pobreza y crecimiento inclusivo, que se centra en enfoques e intervenciones destinados a lograr resultados significativos. En la estrategia se otorga prioridad a cuatro objetivos clave: mejorar las dotaciones humanas a través del cuidado de la salud, la educación y la protección social; eliminar los obstáculos que impiden acceder a más y mejores empleos, lo que incluye resolver las deficiencias de aptitudes y la segregación ocupacional según el sexo, y abordar cuestiones relativas a los cuidados no remunerados; eliminar las barreras que privan a las mujeres de la propiedad y el control de las tierras, la vivienda, la tecnología y el financiamiento, y reforzar la voz y la participación de las mujeres, involucrando a los hombres y a los niños en esos procesos.

El Banco continúa expandiendo los compromisos y las alianzas para recopilar y extraer más y mejores datos diferenciados por sexo. Está trabajando con los organismos de las Naciones Unidas y otros entes para recabar ese tipo de datos, especialmente los relacionados con estadísticas vitales, propiedad de activos, uso del tiempo, mano de obra, atención médica y uso de servicios financieros. La divulgación de datos desagregados por sexo está respaldada por el Portal de Datos sobre Género del Banco, que se actualizó y amplió recientemente.

A fin de ayudar a los países a determinar qué funciona y qué no para cerrar las brechas de género relativas al acceso económico, cuatro laboratorios regionales sobre innovación en materia de género están reuniendo pruebas empíricas a partir de diferentes contextos. Se están realizando 75 evaluaciones de impacto, sobre aptitudes, derechos sobre la tierra, acceso a infraestructura, participación en la fuerza laboral, actividad empresarial, empleo de los jóvenes, violencia de género y embarazos de adolescentes. El Banco también está trabajando para cerrar la brecha de crédito, estimada en USD 300 000 millones en todo el mundo, que sufren las pequeñas y medianas empresas formales que pertenecen a mujeres, así como la brecha de género en cuanto a la propiedad de cuentas financieras.

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Hacer frente a las causas y las consecuencias de los conflictos y la fragilidad

Unos 2000 millones de personas —más de una cuarta parte de la población mundial— viven en países donde los resultados de desarrollo se ven afectados por la fragilidad, los conflictos y la violencia. El desafío es amplio y complejo: incluye desplazamientos forzados y prolongados, extremismo violento y amenazas a la seguridad de los ciudadanos. A partir de la experiencia adquirida en materia de desarrollo y situaciones de conflicto, el enfoque del Banco Mundial se centra en abordar estos problemas en un contexto más amplio. Las actividades del ejercicio de 2016 también se orientaron a la formulación de soluciones financieras innovadoras, como las que incluían la participación del sector privado, para garantizar una respuesta rápida a las crisis mundiales, y al fortalecimiento de las alianzas estratégicas entre actores del ámbito humanitario y del desarrollo.

Las operaciones del Banco Mundial están respaldadas por una labor analítica sobre fragilidad, conflictos y violencia. Se utilizan herramientas de diagnóstico para una programación que responda a los conflictos: se han realizado 46 evaluaciones del riesgo y la resiliencia para contribuir a los diagnósticos sistemáticos de los países y los marcos de alianza con los países que prepara el GBM. Una prioridad en el ejercicio de 2016 fue reforzar la respuesta en términos de desarrollo a los desplazamientos forzados mediante la realización de análisis para establecer un marco de participación operacional y formular un enfoque conjunto entre siete BMD. Con la intención de promover el diálogo y el intercambio de conocimientos, el Banco Mundial organizó el Foro sobre Fragilidad mundial a principios de 2016, en el que participaron más de 100 organizaciones. La colaboración con los siguientes asociados contribuye a lograr resultados eficaces: el Programa Mundial sobre Desplazamiento Forzado, el Fondo Fiduciario de la Alianza de las Naciones Unidas y el Banco Mundial contra la Fragilidad y los Conflictos, el Fondo para la Consolidación del Estado y la Paz y el Fondo Fiduciario de Corea para Transiciones Económicas y de Consolidación de la Paz.

El Banco respalda operaciones destinadas a resolver las causas de la fragilidad, como ofrecer más asistencia a las personas vulnerables que se vieron desplazadas debido a conflictos. En África, proporcionó créditos de la AIF por un total aproximado de USD 250 millones a personas que sufrieron desplazamientos forzados y a las comunidades de acogida de Djibouti, Etiopía, República Democrática del Congo, Uganda y Zambia. El aumento de la asistencia destinada a la región es prueba de que el desplazamiento forzado es un desafío mundial. Con este financiamiento, el Banco ha cumplido las promesas efectuadas por el presidente Jim Yong Kim y el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, durante una misión conjunta a la región de los Grandes Lagos de África en mayo de 2013 y al Cuerno de África en octubre de 2014. Los dos líderes continuaron su colaboración durante el ejercicio, viajando juntos a Jordania, Líbano y Túnez en marzo de 2016 para promover la paz y el desarrollo en Oriente Medio y Norte de África.

Fortalecer la participación y el respaldo a los procesos de transición durante transferencias pacíficas del mando y otros momentos de cambio es fundamental para garantizar que los países no vuelvan a caer en conflicto. El régimen de créditos de la AIF ofrece un nivel más alto de financiamiento a países que presentan oportunidades considerables de mantener la estabilidad y la resiliencia para acelerar su salida de la situación de fragilidad. En el ejercicio de 2016, se determinó que Guinea-Bissau y Madagascar cumplían estos requisitos, de acuerdo con la prueba que representaba el compromiso de los Gobiernos de aplicar un programa de reformas y un entendimiento entre los principales asociados en el desarrollo sobre la necesidad de aumentar el respaldo a los países, por lo que se asignaron USD 20 millones y USD 230 millones, respectivamente.

En marzo de 2015 se presentó la Plataforma del Grupo Banco Mundial para Abordar la Violencia Sexual y de Género, con el objetivo de brindar servicios a los sobrevivientes de ataques de este tipo, contribuir a la prevención, concientizar al público y fortalecer la capacidad de los países clientes a través de un intercambio de conocimientos sur-sur. La plataforma incluye novedosas iniciativas piloto en Georgia, Nepal, Papua Nueva Guinea y República Democrática del Congo. Después de realizar una gira educativa mundial en 2015 con representantes de todos los proyectos, en 2016 se están organizando giras regionales para que los clientes puedan aprender de las mejores prácticas de cada región.

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