La pobreza extrema se ha reducido más rápido aquí que en cualquier otra región: bajó del 80 % en 1981 a aproximadamente un 7,2 % en 2012. Sin embargo, incluso con estos sorprendentes avances, unos 90 millones de personas todavía viven en la pobreza extrema, y otros 250 millones son vulnerables y pueden volver a caer en la pobreza extrema debido al cambio climático, los desastres naturales, las enfermedades y las perturbaciones económicas. La desigualdad económica es alta en muchos países, aunque los ingresos del 40 % más pobre de la población de la mayoría de los países han ido aumentando más rápido que los ingresos del resto de la población. La desigualdad de ingresos refleja parcialmente la desigualdad de oportunidades, que incluye el acceso diferenciado a servicios de salud y a la educación.
Asistencia del Banco Mundial
Durante el ejercicio de 2016, el Banco aprobó financiamiento por valor de USD 7500 millones para 41 proyectos en la región, que incluyó USD 5200 millones en préstamos del BIRF y USD 2300 millones en compromisos de la AIF. La estrategia del Banco en esta región se centra en cinco áreas: inclusión y empoderamiento, empleos y crecimiento impulsado por el sector privado, gobernanza e instituciones, infraestructura y urbanización, y cambio climático y gestión de riesgos de desastres. Los temas multisectoriales de género y fragilidad también son elementos centrales de la labor del Banco en la región.
Luchar contra la malnutrición y mejorar la salud
La región es el epicentro de la doble carga del retraso del crecimiento y la obesidad, dos formas de malnutrición. Filipinas, Indonesia, Myanmar y Viet Nam son algunos de los 34 países que conforman el 90 % de la carga mundial de retraso del crecimiento. China e Indonesia se encuentran entre los 10 países que presentan más del 50 % de la carga mundial de obesidad.
El retraso del crecimiento reduce significativamente las capacidades físicas y mentales de los niños e impone enormes costos humanos y económicos. En Indonesia, por ejemplo, donde el 37 % de los niños sufre este retraso, se calcula que las pérdidas económicas asociadas a este problema corresponden al 2 % o 3 % del PIB.
La estrategia de lucha contra la malnutrición del Banco promueve la colaboración con los encargados de la formulación de políticas, la sociedad civil, el sector privado y los asociados en el desarrollo para impulsar inversiones en nutrición e investigación, de modo de contribuir a la preparación de respuestas en materia de políticas. El Banco también está invirtiendo en proyectos de nutrición tales como el Programa Nacional de Empoderamiento Comunitario (PNPM Generasi) en Indonesia, que está ayudando a mejorar la salud maternoinfantil. En una de las provincias más pobres del país, el proyecto contribuyó a reducir la incidencia de niños con peso inferior al normal y gravemente inferior al normal en un 20 % y un 33 %, respectivamente, y el retraso del crecimiento disminuyó un 21 %.
Reforzar las medidas de mitigación y resiliencia ante el cambio climático
La región incluye a 13 de los 30 países del mundo más vulnerables al cambio climático. También soporta la carga de sufrir el 70 % de todos los desastres naturales del mundo, que han afectado a más de 1600 millones de personas en la región desde el año 2000. Las islas del Pacífico han sido las más castigadas: allí el aumento del nivel del mar constituye una amenaza para las zonas costeras y los atolones.
Asia oriental y el Pacífico también es la región que más contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero: genera un tercio de las emisiones de dióxido de carbono del mundo y un 60 % del consumo de carbón. Por lo tanto, la región es clave para impulsar el programa de cambio climático a nivel mundial. Para eso, el Banco está trabajando con los Gobiernos, el sector privado y otros asociados en el desarrollo en una serie de soluciones innovadoras para respaldar políticas energéticas más limpias y ecológicas, incluida la fijación del precio del carbono.
El Banco también ayuda a los clientes a adoptar enfoques inteligentes en relación con el clima en esferas tales como el desarrollo urbano y la agricultura. Beijing, por ejemplo, intenta convertirse en un modelo para otras ciudades chinas en lo que respecta a promover un crecimiento económico urbano con un uso eficiente de los recursos e inocuo para el medio ambiente. Con el apoyo del Banco, ha instalado sistemas fotovoltaicos solares con una potencia de 100 megavatios en los techos de 800 escuelas primarias y de educación media. En Viet Nam, el uso de enfoques inteligentes en relación con el clima para el cultivo del arroz ha ayudado a más de 30 000 agricultores a producir mayor cantidad del cereal, bajar los costos y reducir las emisiones de metano.
Fomentar las alianzas en favor de los conocimientos para generar soluciones de desarrollo
El Banco continuó profundizando sus alianzas a favor de los conocimientos y la investigación para ayudar a los clientes a identificar soluciones que resuelvan los cambiantes desafíos que plantea el desarrollo. En Vietnam 2035: Toward Prosperity, Creativity, Equity, and Democracy (Viet Nam 2035: Hacia la prosperidad, la creatividad, la equidad y la democracia), se analiza el modo en que el país puede convertirse en una nación industrial moderna en 20 años. En este ejercicio, el Banco amplió sus alianzas con países miembros no prestatarios, por lo que abrió una oficina en Kuala Lumpur en marzo. La nueva oficina de Malasia, junto con la oficina de Songdo, en la República de Corea, y el Centro de Infraestructura Mundial de Singapur, tienen la función de generar y compartir conocimientos, enseñanzas y soluciones de desarrollo con países de la región y de todo el mundo.
Más información: Página del Banco Mundial sobre la región de Asia oriental y el Pacífico »