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Aspectados más destacados de las operaciones

Trabajar para poner fin a la pobreza extrema y promover la prosperidad compartida

Toda la labor del Grupo Banco Mundial (GBM) se centra en torno a dos objetivos: poner fin a la pobreza extrema (esto es, reducir al 3 % para 2030 la proporción de la población mundial que vive en la pobreza extrema) y promover la prosperidad compartida (es decir, incrementar los ingresos del 40 % más pobre de la población de cada país) de manera sostenible.

Si queremos ver avances reales y continuos, es necesario trabajar paralelamente en pos de ambos objetivos. No basta con lograr que las personas superen apenas la línea de pobreza extrema. Debemos asegurarnos de que continúen en un camino ascendente y tengan las oportunidades que necesitan para lograr una vida mejor y escapar definitivamente de la pobreza y la marginación. El GBM sigue siendo un socio comprometido en las iniciativas internacionales que buscan generar crecimiento sostenible, oportunidades inclusivas y mayor prosperidad para los más pobres del mundo, y hacer realidad esta oportunidad histórica de poner fin a la pobreza en el lapso de una generación.

Haga clic en los títulos para acceder a los capítulos correspondientes:

Gestionar operaciones, riesgos y recursos para alcanzar los objetivos »
Abordar los desafíos más complejos para el desarrollo »
Promover el crecimiento, el empleo y el sector privado »
Invertir en infraestructura esencial »
Enfrentar el cambio climático y preservar los recursos naturales »
Generar desarrollo inclusivo y oportunidades para todos »
Generar resiliencia y gestionar los riesgos »

 

Gestionar operaciones, riesgos y recursos para alcanzar los objetivos

Para lograr sus ambiciosos objetivos, el Grupo Banco Mundial (GBM) deberá comprometerse a aplicar las mejores ideas, los mejores conocimientos y las mejores experiencias que puedan reunirse en todo el mundo referidas al ámbito del desarrollo. El nuevo modelo operacional del GBM, dado a conocer el 1 de julio de 2014, se deriva directamente de este compromiso. En este modelo, los equipos apostados en los países siguen siendo el principal canal de interacción con los clientes y tienen la responsabilidad de elaborar las estrategias nacionales y regionales. Promueven la selectividad en los programas de los países y se aseguran de que dichos programas tengan en cuenta el contexto y la economía política del país en cuestión y combinen soluciones del sector público y el privado. Para respaldar los programas basados en los países y reunir los mejores conocimientos disponibles sobre el desarrollo, el GBM creó las prácticas mundiales y las áreas de soluciones transversales. Las prácticas mundiales ofrecen soluciones de primera línea, con fundamento empírico e integradas, para ayudar a los clientes a hacer frente a sus desafíos más complejos. Las áreas de soluciones transversales centran los recursos del GBM en sus prioridades institucionales.

Estas nuevas iniciativas permiten al GBM idear y ofrecer respuestas que se basan en la demanda de los propios países e integrar los conocimientos técnicos más avanzados en el plano internacional con los saberes del país, a fin de elaborar soluciones multisectoriales. Asimismo, ayudan a implementar iniciativas en las que se integran el sector público y el privado, se captan y aprovechan los conocimientos, y generan liderazgo en el ámbito internacional. Debido a que las soluciones para los desafíos del desarrollo rara vez involucran un único tema, uno de los sellos distintivos de la nueva estructura es la colaboración entre las diversas prácticas mundiales. Por otro lado, el hecho de que los equipos técnicos sean verdaderamente mundiales significa que el personal puede trabajar con mayor facilidad en distintas regiones. Se están implementando ajustes para aclarar los mecanismos de rendición de cuentas y simplificar procesos.

En su primer año de implementación, el nuevo modelo posibilitó importantes mejoras en la labor del GBM. Desde luego, la medida más clara del éxito es si los clientes logran los avances en el desarrollo que se procuraba alcanzar con las soluciones aplicadas. Para determinar si esto es así, la Administración supervisa la eficacia a través de los mecanismos internos de rendición de cuentas, las opiniones que formulan los clientes en tiempo real, la evaluación de los programas nacionales en las etapas intermedias y el Sistema de Calificación Institucional del GBM, en el que se analiza el desempeño de la institución respecto de sus objetivos. 

El nuevo enfoque adoptado por el GBM para la interacción con los países también contribuye de manera esencial a que los clientes logren los resultados deseados. El nuevo modelo es más sistemático, se basa en evidencias, es selectivo y se enfoca particularmente en brindar asistencia para que los países alcancen los objetivos de poner fin a la pobreza extrema y promover la prosperidad compartida de manera sostenible.

A partir de la visión del propio país acerca de sus objetivos de desarrollo (determinados a través de estrategias y procesos que ellos mismos dirigen y que incluyen la participación de los ciudadanos y consultas con las partes interesadas), el Banco, la Corporación Financiera Internacional (IFC) y el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones (MIGA) elaboran conjuntamente el marco de alianza con dicho país. Mediante este marco se establece un programa de iniciativas y soluciones dirigidas a ayudar al país en cuestión a lograr sus objetivos de desarrollo. Como fundamento y base del marco se utiliza el diagnóstico sistemático del país (DSP), en el que se identifican las áreas cuya mejora permitirá un mayor avance en pos de los objetivos. Hasta fines del ejercicio, se habían completado o estaba previsto realizar 37 DSP en todo el mundo. 

El programa de desarrollo para un país se elabora en función de los objetivos de desarrollo de dicho Estado, de las prioridades señaladas en el DSP y de la ventaja comparativa del GBM. Esta modalidad de interacción con los países está respaldada por los exámenes del desempeño y el aprendizaje (en los que se recogen las enseñanzas aprendidas y se indican las correcciones del rumbo necesarias), y los exámenes finales y del aprendizaje (en los que se refleja lo aprendido al final del ciclo). Ambos tipos de análisis contribuyen a ampliar la base de conocimientos del GBM y mejoran la eficacia de futuros programas.

Trabajar en pos de los objetivos a la vez que se gestionan los riesgos

Solo es posible mejorar los servicios que se brindan a los clientes (servicios que, en última instancia, ayudarán al GBM a cumplir sus objetivos) si están encuadrados en una cultura y un marco sólidos de gestión de riesgos que protegen la reputación de la institución y su sostenibilidad financiera en un entorno cada vez más incierto y complejo. El enfoque del GBM conlleva asumir activamente riesgos y gestionarlos con cautela en las iniciativas que encara para lograr sus objetivos. Se busca garantizar la adecuada evaluación, medición, supervisión y registro de los riesgos, de modo que, de ser necesario, se puedan tomar medidas correctivas oportunamente y mitigar los impactos. Este proceso se modificará a medida que el entorno cambie y surjan nuevos riesgos.

La institución debe hacer frente a diversos riesgos vinculados con los impactos en términos de desarrollo, las salvaguardas ambientales y sociales, la integridad y la administración financiera. Para gestionar estos riesgos, utiliza una clasificación especialmente diseñada y un sistema común de seguimiento, así como la interacción con los clientes. Gestiona asimismo otros riesgos, como los financieros y los operacionales, aplicando las principales prácticas y normas del sector financiero, adaptadas a los propósitos del GBM.

Los desafíos externos son numerosos. Entre ellos figuran un contexto de bajas tasas de interés (que afecta los ingresos), el impacto de los bajos precios del petróleo en algunos países clientes, las tensiones geopolíticas (que afectan algunas de las zonas en las que trabaja el GBM), los riesgos de desaceleración económica que enfrentan algunos países en desarrollo, y la normalización de las políticas en los mercados desarrollados, que puede agravar la volatilidad de las monedas y de los flujos de capitales que reciben algunas economías de mercados emergentes. Por último, el GBM continúa enfrentando riesgos operacionales, entre los que se cuentan la creciente amenaza que representan las fallas en la seguridad de la información y los datos, y diversos acontecimientos externos que pueden influir en la continuidad de las operaciones y la seguridad física de su personal.

En su doble calidad de institución de desarrollo y entidad financiera, el GBM afronta desafíos especiales en el entorno actual. Las iniciativas surgidas en 2015 sobre el financiamiento para el desarrollo, los objetivos de desarrollo sostenible y el cambio climático influirán en los proyectos de desarrollo durante muchos años. El surgimiento de nuevas instituciones multilaterales genera tanto desafíos como oportunidades para establecer asociaciones creativas, y exige concebir ideas nuevas acerca de la estructura financiera del GBM.

Estos cambios se producen sobre el trasfondo de una reforma interna de gran envergadura en la organización y en un contexto externo incierto. La reforma interna se está estabilizando, si bien aún es necesario gestionar cuidadosamente su impacto en el personal y en la implementación de los programas. Para lograr la estabilidad, también será crucial elaborar presupuestos de manera eficaz y cerciorarse de contar con los recursos necesarios para alcanzar la sostenibilidad financiera.

Elaborar presupuestos eficaces en todo el Grupo Banco Mundial

Durante el período de planificación comprendido entre los ejercicios de 2016 y 2018, el GBM incrementará y mejorará los servicios que brinda a sus clientes basándose en los modelos de operaciones y en los factores que posibilitan la sostenibilidad financiera de cada una de las instituciones que lo componen y en las necesidades de sus diversas carteras de clientes. Esta expansión estará guiada por la selectividad en las operaciones y por la eficiencia lograda gracias a una mejor coordinación de los servicios. También influirán en esta expansión el contexto internacional (que, a pesar de su complejidad, aún ofrece oportunidades) y la situación financiera del propio GBM, que si bien ha mejorado, aún presenta limitaciones. Asimismo, un sólido modelo de negocios, alianzas firmes y una adecuada administración de los recursos serán claves para que el GBM logre la sostenibilidad financiera.

La institución alinea sus recursos utilizando un proceso simplificado de “W” que comprende la planificación estratégica, la presupuestación y las revisiones del desempeño. Los cinco puntos de la “W” representan momentos de decisión específicos del proceso:

W1:  La Administración superior establece prioridades de planificación estratégicas para el GBM.
W2:
  Las vicepresidencias examinan las prioridades institucionales y responden a ellas.
W3:
  La Administración superior ajusta sus directrices sobre las prioridades y determina los programas y los paquetes presupuestarios de las unidades de cada institución del GBM para los siguientes tres años.
W4:
  Las vicepresidencias elaboran programas de trabajo y planes de dotación de personal en respuesta a las prioridades y a los paquetes presupuestarios establecidos.
W5:
  Con las decisiones finales sobre el financiamiento concluye la planificación para los siguientes tres ejercicios. El Directorio confirma y aprueba formalmente los paquetes presupuestarios y los programas de trabajo de las vicepresidencias.

Incrementar los recursos detectando posibles ahorros

Durante este ejercicio, el GBM finalizó un examen de sus gastos, que tenía como objetivo fortalecer su base financiera, generar espacio para crecer y cumplir el compromiso asumido con los accionistas de garantizar la sostenibilidad financiera de la institución. En dicho análisis se identificó un ahorro posible de US$404 millones en un plazo de tres años, lo que equivale al 8 % del total de gastos del GBM (cuadro 2). En vista de que casi las tres cuartas partes de esos ahorros provienen de la reducción de los costos administrativos y de los costos de los servicios generales (que incluye la mejora de la eficiencia de las unidades de gestión de los países y las encargadas de los inmuebles, las tareas de secretaría y el apoyo gerencial y administrativo), el impacto en los servicios al cliente será mínimo.

 

Resultados del examen del gasto del Grupo Banco Mundial
millones de US$

Fecha

Medida

AhorroEstimado

Enero de 2014

Inmediato (incluye viajes, remuneraciones y beneficios)

US$110

Mayo de 2014

En todo el GBM (incluye las adquisiciones institucionales, las tarifas de los consultores con contrato a corto plazo y la renegociación de los contratos referidos a las tecnologías de la información)

US$54

Septiembre de 2014

Finanzas, tecnología y asuntos institucionales (incluye la mejora de los servicios informáticos y otros ahorros en las unidades institucionales, de gestión de gobierno institucional y administrativas)

US$84

Octubre de 2014

Presupuestos administrados por el Directorio (incluido el Grupo de Evaluación Independiente)

US$8

Enero de 2015

Operaciones (incluye la consolidación de unidades de gestión de países, ahorros en inmuebles y eficiencias en los servicios de análisis y asesoría)

US$100

Enero de 2015

Otros ahorros en todo el GBM (incluye los contratos internacionales con compañías aéreas y exenciones al impuesto a las ventas)

US$48

Ahorro total estimado

US$404

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Abordar los desafíos más complejos para el desarrollo

No hay un camino único que los países deban seguir en sus esfuerzos por poner fin a la pobreza extrema y promover la prosperidad compartida de manera sostenible. Las estrategias que se utilicen para llegar a los más desfavorecidos deben estar adaptadas al contexto del país y basarse tanto en pruebas sólidas extraídas de los datos y los análisis más recientes como en las necesidades de las personas.

El Grupo Banco Mundial (GBM) se asocia con los países para abordar estos desafíos de diversas maneras, entre las que figuran el financiamiento de proyectos que pueden generar efectos transformadores en las comunidades, la recolección y el análisis de datos y pruebas esenciales para garantizar que estos programas lleguen a los más pobres y vulnerables, y la asistencia a los Gobiernos para que formulen políticas más inclusivas y eficaces que puedan beneficiar a toda la población.

Como se podrá apreciar en las páginas que siguen, el Banco Mundial trabaja en áreas complejas e interconectadas. Como ejemplos, cabe mencionar el incremento de la productividad agrícola y la construcción de una infraestructura que posibilite el acceso a la energía, el riego y los mercados; la promoción de un comercio más libre que permita a los pobres ampliar su acceso a los mercados y la creación de las condiciones para que los emprendedores de países de ingreso bajo y mediano hagan crecer sus empresas y generen más empleo; la inversión en atención de la salud y en educación —en especial para las mujeres y los niños—, y la implementación de redes de protección social y seguros sociales, lo que incluye iniciativas dirigidas a proteger a la población contra los impactos de los desastres naturales y las pandemias.

El objetivo que persigue el Banco Mundial al trabajar en estos temas diversos es ayudar a los países a encontrar soluciones a los desafíos más complejos del desarrollo, tanto a escala local como mundial.

En los textos siguientes, los términos “Banco Mundial” y “Banco” se refieren solo al BIRF y la AIF, mientras que “Grupo Banco Mundial” y “GBM” hacen referencia a la labor colectiva del BIRF, la AIF, IFC y MIGA.

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Promover el crecimiento, el empleo y el sector privado

En todo el mundo, los Gobiernos y el sector privado buscan maneras más eficaces de mejorar el clima para la inversión, incrementar la competitividad, acrecentar el volumen y el valor del comercio, y promover la innovación y los emprendimientos. Todos estos elementos son componentes de las estrategias de crecimiento exitosas. El Banco Mundial es un socio de confianza para los países que buscan desarrollar economías dinámicas y resilientes, ampliar las oportunidades de mercado y facilitar la iniciativa privada. Al combinar su labor con la de IFC y MIGA, el Banco Mundial puede ofrecer soluciones integrales para esta búsqueda del crecimiento sostenible.

Si bien el crecimiento económico no produce automáticamente un aumento comparable en el empleo, los puestos de trabajo son esenciales para alcanzar los objetivos de poner fin a la pobreza e impulsar la prosperidad compartida de manera sostenible. Para los sectores pobres y vulnerables, el empleo es el principal camino de salida de la pobreza. No obstante, hay más de 1000 millones de personas en edad de trabajar que no participan de modo alguno en la fuerza laboral formal. La mayoría son mujeres. Por otro lado, estas, cuando trabajan, con frecuencia son empujadas a los sectores informales, menos seguros y con salarios más bajos, mientras se ocupan también de sus hogares, tarea por la que no reciben remuneración. Asimismo, otros 200 millones de personas se encuentran desempleadas, entre las que se incluyen 75 millones de jóvenes. Para mantener estables las tasas de empleo y compensar el crecimiento demográfico, se necesitará crear al menos 600 millones de empleos más en todo el mundo para 2030.

En el ejercicio de 2015, el Banco comenzó a aplicar en el tema del empleo un nuevo enfoque que abarca la totalidad del Gobierno, y trabajó también en estrecha colaboración con el sector privado. Los objetivos son ayudar a diseñar e implementarestrategias amplias, integradas y de alto impacto en el empleo, que involucren a todos los sectores pertinentes de los países clientes, e incrementar los conocimientos disponibles en el mundo acerca de cuáles son las políticas y las medidas más eficaces para crear empleos sostenibles y de calidad. Como primer paso, el Banco creó una herramienta de diagnóstico multisectorial que permite identificar limitaciones y oportunidades en el área del empleo y que ya se aplicó de manera experimental en 15 países. Con este instrumento, se busca generar el conocimiento que los funcionarios encargados de elaborar políticas, la sociedad civil y el sector privado necesitan a fin de detectar las oportunidades para crear más puestos de trabajo, de mejor calidad y más inclusivos. Junto con otros asociados, a fines de 2014 el Banco estableció también la coalición denominada Soluciones para el Empleo de los Jóvenes, con el propósito de contribuir a resolver el problema del desempleo entre los jóvenes.

Los Gobiernos también pueden reducir las limitaciones burocráticas y legales que obstaculizan el crecimiento inclusivo liderado por el sector privado. Es imprescindible brindar a los funcionarios encargados de formular políticas las herramientas que les permitan generar un entorno propicio para la creación de empleo. Para esto, el Grupo Banco Mundial (GBM) colabora con donantes, asociados y organismos internacionales a fin de invertir en tres áreas: la recolección adecuada y oportuna de datos, las herramientas de diagnóstico multisectoriales y la fluidez en el intercambio de conocimientos prácticos basados en la experiencia de los países.

Entre los proyectos que respalda el GBM y que tienen como objetivo fortalecer el clima para los negocios en los países clientes figura el Programa de la Comunidad de África Oriental en favor del Clima para la Inversión, de US$9,5 millones, que facilita la inversión y el comercio regional gracias a la mejora de los marcos legales y regulatorios que rigen la actividad empresarial y el fortalecimiento de la capacidad para implementar el Protocolo del Mercado Común de África Oriental. En India, con el Programa para Facilitar la Actividad Empresarial, un compromiso de US$4,3 millones que se extenderá entre los ejercicios de 2015 y 2018, se respalda un ambicioso programa del Gobierno destinado a reducir la excesiva burocracia y las oportunidades de captación de rentas, incrementar la transparencia y la previsibilidad de las interacciones del Gobierno con el sector privado, y fortalecer normas tales como las que rigen los procedimientos en caso de insolvencia, con el fin de preservar un valor económico mayor. Por otro lado, el Banco Mundial ha emitido una garantía en favor del Banco Croata de Reconstrucción y Desarrollo que lo está ayudando a recaudar en el sector privado los €50 millones iniciales para un programa de financiamiento de €250 millones, destinado a respaldar los créditos a los pequeños y medianos exportadores y a las empresas que obtienen sus ganancias en moneda extranjera y que, desde la crisis financiera mundial, disponen de escasas opciones de financiamiento.

El Banco Mundial, MIGA e IFC trabajan codo a codo con los Gobiernos y con el sector privado para conformar sistemas financieros inclusivos y resilientes, y para desarrollar mercados de capitales locales. Un paso esencial para la creación de empleo es brindar acceso al financiamiento a las pequeñas y medianas empresas, que son las que crean cuatro de cada cinco nuevos puestos de trabajo. El GBM colabora con los países en la búsqueda de modos innovadores de desbloquear el acceso de las empresas locales a las fuentes de capital. Por ejemplo, con la ayuda de IFC, Liberia creó en 2014 un registro de garantías para asegurar bienes muebles, lo que permite a los agricultores y a los empresarios utilizar dichos bienes como garantía para solicitar préstamos. En el lapso de menos de un año transcurrido desde su creación (la mayor parte del cual coincidió con la crisis del ébola), se registraron préstamos por valor de US$227 millones.

La reciente crisis financiera puso de manifiesto la necesidad de contar con normas internacionales más sólidas que posibiliten la resiliencia financiera. El Banco Mundial contribuye a la formulación de dichas normas y ayuda a sus clientes a cumplirlas. En el ejercicio de 2015, el Banco, junto con el Fondo Monetario Internacional (FMI), realizó 10 análisis en el marco del Programa de Evaluación del Sector Financiero con el objetivo de ayudar a los países a detectar y corregir los aspectos vulnerables de sus sistemas financieros. También es parte esencial de la labor del Banco la lucha contra el lavado de activos y el financiamiento del terrorismo, en lo que se incluye la recuperación de los activos robados. En el ejercicio de 2015, el Banco trabajó con más de 20 países para llevar adelante evaluaciones de alcance nacional sobre el riesgo en estas áreas y para diseñar estrategias que permitieran mitigar posibles vulnerabilidades.

La agricultura es un componente esencial del crecimiento. Según las proyecciones, en los próximos 15 años aumentará la demanda mundial de alimentos: se prevé un incremento cercano al 60 % en África al sur del Sahara y a 30 % en Asia meridional. Para que los agricultores pobres puedan beneficiarse con este crecimiento, es necesario que estén mejor conectados con los mercados. El incremento de la productividad de las trabajadoras agrícolas mujeres, por ejemplo, será una meta importante: si bien representan la mitad de la fuerza laboral agrícola de África al sur del Sahara, las parcelas en las que trabajan son entre un 20 % y un 30 % menos productivas que el resto, debido que su acceso a los insumos productivos es más limitado. Y dado que la mayor parte de los pobres del mundo aún habita en zonas rurales, es esencial incrementar los ingresos basados en la agricultura, pues pueden ser el principal motor de la reducción de la pobreza. Por ejemplo, gracias al crecimiento agrícola, el porcentaje de etíopes que viven en la pobreza cayó casi un tercio, del 44 % en 2000 al 30 % en 2011.

En el ejercicio de 2015, los nuevos compromisos del Banco Mundial destinados a la agricultura (incluidos los proyectos de pesca y silvicultura) ascendieron a US$3000 millones. El Banco ayuda a los agricultores pobres a cultivar más alimentos seguros y nutritivos, tanto para consumir ellos mismos como para vender en los mercados, con lo que se incrementan sus ingresos y se reduce el hambre. Estos esfuerzos permiten vincular a los agricultores con los mercados, generar empleo a través del procesamiento de productos agrícolas y respaldar las innovaciones dirigidas a incrementar el rendimiento en el contexto del cambio climático.

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Invertir en infraestructura esencial

El desarrollo de la infraestructura (en los sectores de energía, agua, transporte y tecnología de la información y las comunicaciones [TIC]) es esencial para generar oportunidades de crecimiento y reducir la pobreza. Por ejemplo, brindarenergía asequible, confiable y sostenible a los 1100 millones de personas que carecen de ella (y ofrecer soluciones modernas para cocinar a los 2900 millones que utilizan leña u otro tipo de biomasa como combustible en sus hogares) es vital para poner fin a la pobreza e impulsar la prosperidad compartida de manera sostenible.

La pobreza energética se muestra obstinadamente persistente, en especial en las regiones de “elevado déficit energético” de África al sur del Sahara y Asia meridional, a las que se destinan las dos terceras partes del financiamiento brindado por el Grupo Banco Mundial (GBM) para este sector. En toda la región de África al sur del Sahara, donde habitan unos 1000 millones de personas, se consumen solo 145 teravatios hora de electricidad al año, lo que equivale aproximadamente a tener una bombilla incandescente por persona encendida durante tres horas al día. Las orientaciones del GBM referidas al sector energético ponen énfasis en la meta de ampliar el acceso a los servicios modernos y acelerar los avances en la eficiencia energética y la difusión de las fuentes renovables.

En el ejercicio de 2015, las inversiones dirigidas al sector energético hicieron hincapié en la generación y la distribución de energía limpia y renovable. Por ejemplo, se otorgó un financiamiento de US$400 millones para la segunda fase del proyecto de planta de energía solar concentrada de Marruecos, con el que se respalda la estrategia del Gobierno de ese país de reducir su dependencia respecto de los combustibles fósiles importados. Mediante un crédito de la AIF de US$200 millones, se apoya la construcción de una red regional de transmisión que permitirá el comercio de electricidad entre Gambia, Guinea, Guinea-Bissau y Senegal, en África occidental. La red permitirá a esos países utilizar recursos más sostenibles y eficaces en función de los costos, como las centrales hidroeléctricas y de gas natural. Con una iniciativa del Banco Mundial destinada a poner fin a la quema rutinaria de gas en los yacimientos de petróleo, se busca emplear este recurso desaprovechado para la producción de energía y, a la vez, proteger el medio ambiente.

Las inversiones del GBM en energía también procuran hacer de la electricidad un servicio accesible para todos. En Kenya, mediante un proyecto de modernización, se mejorará la viabilidad financiera de la empresa nacional de suministro eléctrico y se extenderá la infraestructura energética, de modo que 630 000 kenianos puedan acceder a la electricidad y los usuarios actuales tengan servicios de mejor calidad.

La proporción de personas desfavorecidas que vive en las ciudades crece con rapidez y, si bien la mayor parte de los pobres de todo el mundo aún habita en zonas rurales, se espera que la población urbana se incremente en 2000 millones de personas en los próximos 15 años. Estos nuevos residentes urbanos necesitarán acceder a viviendas, transporte y servicios de saneamiento de bajo costo en un entorno habitable y resiliente, en el que queden protegidos de los desastres y de los impactos del cambio climático, con empleos y oportunidades para todos.

Un logro notable registrado en el ejercicio de 2015 es la culminación del Proyecto de Mejora Urbana de Viet Nam, que duró 10 años y elevó la calidad de vida de 7,5 millones de residentes, entre los que se cuentan 2 millones de habitantes de 200 barrios de ingreso bajo de las ciudades de Can Tho, Hai Phong, Ho Chi Minh City y Nam Dinh. El proyecto permitió instalar mejores conexiones de alcantarillado y suministro de agua, y reacondicionar calles, cloacas, lagos, canales y puentes. Las comunidades beneficiarias ayudaron a diseñar y poner en práctica sus proyectos locales.

En la actualidad, 2400 millones de personas carecen de acceso a servicios de saneamiento, al menos 663 millones no disponen de agua potable segura, y para 2025 cerca de 1800 millones de personas vivirán en sitios donde la escasez de agua será total. En el ejercicio de 2015, el Banco comprometió US$3400 millones para ampliar el acceso a servicios mejorados de abastecimiento de aguasaneamiento y agua para fines agrícolas, así como para ayudar a administrar recursos hídricos cada vez más escasos. Por ejemplo, en Myanmar, a través de un proyecto valuado en US$100 millones se integraron tareas en los sectores de agricultura, agua, transporte y gestión de riesgos de desastres para beneficiar a millones de pobres cuyas vidas dependen de la gestión sostenible de los recursos del río Ayeyarwady. Asimismo, iniciativas tales como la denominada Energía Sedienta (que ayuda a los países a integrar más acabadamente la planificación de los recursos hídricos y energéticos) muestran que la institución comprende con mayor claridad que la gestión del agua es una tarea multisectorial.

Al igual que la energía y el agua, el transporte y las tecnología de la información y las comunicaciones constituyen un elemento primordial del desarrollo económico y social, pues conectan a las personas con el empleo, los mercados y los servicios sociales. Ocupan asimismo un lugar central en los debates mundiales sobre la seguridad vial, el cambio climático, los objetivos de desarrollo sostenible y el financiamiento para el desarrollo. No obstante, aún es necesario superar dificultades críticas relacionadas con su accesibilidad, costo y sostenibilidad. Hoy en día, hay 1000 millones de personas que no tienen acceso a caminos transitables todo el año, y otros 3000 millones tampoco disponen de conexión a Internet. Los elevados costos excluyen al 40 % más pobre de la población de los beneficios plenos de la conectividad física y virtual. Asimismo, el transporte genera el 23 % de las emisiones de gases de efecto invernadero; los accidentes viales matan a 1,3 millones de personas y hieren a unos 50 millones cada año (el 90 % de los cuales habitan en países de ingreso bajo y mediano), y la congestión urbana reduce el producto interno bruto (PIB) mundial más de un 8 %.

El financiamiento del transporte representa el 21 % del total de la cartera de proyectos activos del Banco, mientras que tres cuartos de los proyectos de la entidad incluyen algún componente de TIC. Entre los esfuerzos por desarrollar medios de transporte más seguros, menos contaminantes y más accesibles figuran la ejecución de proyectos de subterráneos y trenes suburbanos en Brasil, el incremento del 40 % en la cantidad de pasajeros de la red de autobuses de Wuhan, China, y la asistencia para mejorar la seguridad vial en las redes de caminos de India. En la Región Metropolitana de São Paulo, en Brasil, por ejemplo, 150 000 familias de ingreso bajo tienen ahora acceso a 2,5 millones de puestos de trabajo adicionales gracias a los proyectos que permitieron ampliar la movilidad urbana.

Las TIC y la gestión de datos ayudan a relevar con mayor precisión los patrones de desplazamiento y las necesidades de los usuarios, promueven la participación de los ciudadanos y mejoran la calidad del transporte. También es fundamental ampliar el acceso al servicio de Internet de banda ancha; por ejemplo, el Banco ayudó a Mozambique a duplicar la proporción de habitantes con servicio de Internet, que pasó del 35 % en 2011 al 75 % en 2014.

Con cada vez mayor frecuencia, durante los últimos 20 años el GBM ha suministrado a sus clientes financiamiento y asesoría sobre asociaciones público-privadas (APP) y sobre su impacto en la infraestructura y en la prestación de servicios, en particular en los mercados emergentes. Las APP son arreglos contractuales de largo plazo concertados entre entidades de los sectores público y privado con el objetivo de suministrar bienes o servicios públicos y, como tales, pueden ayudar a promover el desarrollo uniendo los conocimientos técnicos y la capacidad del sector privado con los objetivos de políticas públicas del Gobierno.

El apoyo del GBM abarca todo el ciclo de los proyectos de APP, pero se centra especialmente en la colaboración dirigida a mejorar los conocimientos generales acerca de estos mecanismos, respaldar la selección y priorización de proyectos y convocar expertos. Durante el ejercicio de 2015, el GBM, en colaboración con otros bancos multilaterales de desarrollo, ayudó a poner en marcha el Laboratorio de los Conocimientos sobre APP, sitio web en el que se publica información cuantitativa y cualitativa sobre las APP y la infraestructura privada. El GBM también puso en marcha un curso abierto y masivo por Internet (MOOC), a través del cual un público diverso pudo familiarizarse con casos de APP extraídos del mundo real. Dictó también una serie de seminarios por Internet sobre las APP en Asia meridional y sobre transparencia y rendición de cuentas en este tipo de mecanismos. Diversas iniciativas implementadas en Ghana, Jordania, Kenya, Kosovo, Tanzanía, Viet Nam y Zambia han contribuido a elaborar marcos legales, regulatorios e institucionales adecuados, y se formuló también un proyecto regional de gran envergadura para la construcción de una línea de transmisión de electricidad entre Asia central y meridional.

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Enfrentar el cambio climático y preservar los recursos naturales

Desde los bosques hasta las tierras secas, desde los manglares costeros hasta las profundidades de los océanos, y desde los acuíferos hasta la capa de ozono, el capital natural necesario para lograr un crecimiento económico continuo y mejorar el bienestar de las personas se ve sometido a niveles de amenaza sin precedentes. Al mismo tiempo, los ecosistemas sanos y productivos son el eje del desarrollo. Sirven de sustento a cientos de millones de familias de las zonas rurales, proporcionan el aire, el agua y el suelo de los que todos dependemos, generan importantes ingresos tributarios y conforman un preciado instrumento de amortiguación frente a los fenómenos extremos y el cambio climático. Por el contrario, las áreas degradadas perpetúan la pobreza e incrementan el grado de exposición a los riesgos, mientras que la contaminación de diversas fuentes se cobra la vida de cerca de 9 millones de personas cada año.

En todo su trabajo, el Grupo Banco Mundial (GBM) procura fortalecer la gestión de los recursos naturales, reducir el peso de la contaminación, garantizar la seguridad alimentaria y ayudar a los países a tomar decisiones bien fundadas y sostenibles en el ámbito del desarrollo. Sin embargo, hay un desafío (el cambio climático) que trasciende a todos los demás. Constituye una amenaza fundamental para las personas y para el planeta, y debemos afrontarlo si pretendemos lograr el objetivo de poner fin a la pobreza extrema. Con el trabajo del GBM en el área del cambio climático se respalda la adopción de vías de desarrollo no contaminantes y se centra la atención en cinco áreas clave: la construcción de ciudades con bajas emisiones de carbono y con capacidad de adaptación al cambio climático; la promoción de una agricultura inteligente en relación con el clima y la protección de los paisajes forestales; la aceleración en la aplicación de medidas de eficiencia energética y la inversión en energías renovables; el apoyo a las iniciativas que buscan poner fin a los subsidios a los combustibles fósiles, y la creación de sistemas de fijación de precios para el carbono, a fin de establecer un valor adecuado que permita reducir las emisiones.

El GBM aboga fuertemente en favor de lograr un acuerdo ambicioso durante la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que se se celebrará en París en diciembre de 2015. En vista de que el impacto del cambio climático es desproporcionadamente más perjudicial para los sectores más pobres y vulnerables, en la actualidad todas las operaciones de la AIF son sometidas a un análisis previo para evaluar el riesgo climático y de desastres, tanto en el corto como en el largo plazo.

Entre los proyectos que recibieron apoyo del Banco recientemente, se incluyen más de 1000 microcentrales hidroeléctricas construidas en Nepal desde 2007, con las que se suministra electricidad limpia y de fuentes renovables a las comunidades de 52 distritos de todo el país. Mediante un proyecto de Rwanda, se distribuyeron 800 000 lámparas compactas fluorescentes a más de 200 000 hogares, que representan casi 1,5 millones de personas (la eficiencia energética de este tipo de lámparas es hasta un 75 % mayor que la de las bombillas incandescentes). Por otro lado, se otorgaron fondos por valor de US$400 millones para el Programa de Financiamiento de la Eficiencia Energética en China, que tiene como objetivo alentar a los bancos comerciales del país a financiar proyectos de ahorro de energía. Se espera que con dichas iniciativas se reduzca el consumo energético en 2,1 millones de toneladas de equivalente en carbón y se recorten las emisiones de CO2 en 5,1 millones de toneladas al año.

La Tesorería del Banco Mundial también trabaja en el tema del clima a través de iniciativas tales como su programa de bonos verdes, que respalda proyectos vinculados con el cambio climático, como los destinados a incrementar la eficiencia energética y desarrollar energías renovables. Desde 2008 hasta el 30 de junio de 2015, el BIRF (uno de los principales emisores de bonos verdes del mundo) ha ofrecido este tipo de instrumentos por más de US$8400 millones en 18 monedas, con los que se brinda apoyo a 80 proyectos en 26 países miembros. En el ejercicio de 2015, esto incluyó 36 nuevas transacciones y 6 ampliaciones de operaciones anteriores. Entre los logros más importantes, cabe destacar los siguientes: se realizó la mayor emisión de referencia en dólares de los Estados Unidos, por valor de US$600 millones; se emitió el bono verde de plazo más extenso en una transacción denominada en euros a 30 años, y se recaudaron más de US$535 millones a través de bonos vinculados a un índice bursátil ético para inversionistas minoristas en Asia, Europa y Estados Unidos.

Según las proyecciones, si las temperaturas se incrementan más de 2 °C, el cambio climático reducirá entre un 15 % y un 20 % el rendimiento de los cultivos en las regiones más pobres, donde, por otro lado, la demanda de alimentos también se incrementará en mayor medida. Es necesario implementar una agricultura más inteligente en relación con el clima, a fin de garantizar una mayor productividad, mayor capacidad de adaptación al cambio climático y menor volumen de emisiones de carbono. En Malí, un proyecto permite ayudar a 175 000 agricultores a incrementar su productividad mediante la adopción de nuevas tecnologías, prácticas de alimentación del ganado y variedades de cultivo. En el estado de Karnataka, en India, 167 000 hogares que viven de la agricultura (entre los que se cuentan 80 000 mujeres) se están beneficiando con la aplicación de nuevas tecnologías y enfoques para administrar los recursos hídricos escasos y adoptar decisiones de siembra más acertadas.

En Côte d’Ivoire, un proyecto del Banco permite financiar equipamientos, centros de investigación y cursos de capacitación para aumentar la producción de arroz. Más de 50 000 agricultores arroceros (el 25 % de los cuales está conformado por mujeres) han logrado obtener cosechas más abundantes. La productividad de las semillas también ha mejorado en el 36 % de las zonas arroceras con sistemas de riego, en las que se espera una cosecha de 219 000 toneladas de arroz. El apoyo del Banco Mundial también adopta la forma de conocimientos de nivel internacional aplicados a desafíos específicos de un país en particular. La asistencia técnica proporcionada ha ayudado a Tanzanía, por ejemplo, a tener en cuenta los impactos posibles del cambio climático en su planificación urbana y agrícola, a evaluar la vulnerabilidad de sus comunidades y recursos costeros frente al calentamiento y la elevación del nivel del mar, y a comprender los costos económicos de una administración deficiente de los recursos hídricos para la próxima generación de centrales hidroeléctricas.

Durante este ejercicio, el Banco Mundial puso en marcha un nuevo programa sobre Gestión de la Contaminación y Salud Ambiental, que busca ayudar a los países clientes a reducir la contaminación del aire, la tierra y el agua, y su impacto en la salud. Inicialmente, con el proyecto se brindará asistencia a los países en proceso de rápida urbanización, como China, la República Árabe de Egipto, India, Nigeria y Sudáfrica, para que logren una mejor gestión de la calidad del aire y reduzcan así la contaminación letal. Ya se cuenta con muchas políticas, herramientas y tecnologías adecuadas para abordar la contaminación: si se las implementara a gran escala, podrían salvar millones de vidas y a la vez mejorar la calidad de vida y la productividad tanto de las zonas urbanas como rurales.

También se espera que una mejor gestión permita crear más oportunidades para la inversión privada social y ambientalmente responsable. Por ejemplo, el Banco Mundial trabaja en los países insulares del Pacífico para mejorar la gestión de las reservas pesqueras de atún, crear incentivos para la conservación en los países que pescan en aguas distantes y atraer la inversión privada. Asimismo, el Banco ayuda a los países de África occidental a obtener mayores beneficios de sus reservas pesqueras mejorando su gestión. Una normativa integral sobre la actividad pesquera y la creación del primer centro de seguimiento ha ayudado a Liberia a reducir a la mitad la pesca ilegal, recaudar casi US$6 millones en multas y preservar una importante fuente de subsistencia y seguridad alimentaria durante la crisis del ébola.

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Generar desarrollo inclusivo y oportunidades para todos

Ninguna sociedad puede desplegar todo su potencial ni hacer frente a los enormes desafíos del siglo XXI sin la participación plena y equitativa de todos sus miembros, tanto en la educación como en la fuerza laboral, el acceso al financiamiento o la atención de la salud. Para el Grupo Banco Mundial (GBM), ayudar a los países a construir sociedades más sanas, equitativas e inclusivas, con oportunidades para que todos puedan desplegar su potencial, es una tarea fundamental en su camino hacia los objetivos de poner fin a la pobreza extrema e impulsar la prosperidad compartida de manera sostenible.

Con la meta de alcanzar la universalidad en la cobertura de los servicios de salud, el GBM trabaja con los países en desarrollo para ofrecer atención médica accesible y de calidad a todos sus habitantes, independientemente de si pueden pagar por ella o no, con lo que se reducen los riesgos financieros asociados con la mala salud y se logra mayor igualdad. El GBM ofrece financiamiento, modernos análisis y asesoría en materia de políticas para ayudar a los países a ampliar el acceso a servicios de salud accesibles y de calidad; proteger a sus habitantes para que no caigan en la pobreza ni empeoren sus condiciones de vida a causa de las enfermedades, y promover inversiones en todos los sectores que constituyen la base de una sociedad saludable.

Un componente clave de la estrategia general del GBM en el área de la atención de la salud es el financiamiento basado en los resultados, un enfoque innovador con el que se busca mejorar la calidad de los servicios de atención médica y ampliar su cobertura en los países más pobres vinculando el financiamiento con los resultados. En virtud de este mecanismo, se paga por los productos y los resultados, y no simplemente por los insumos o los procesos: por ejemplo, cuando se incrementa el porcentaje de mujeres que reciben atención prenatal o el de partos asistidos por trabajadores sanitarios capacitados.

En línea con su compromiso de alcanzar los objetivos de desarrollo del milenio para 2015, el GBM también centra sus esfuerzos en la prevención del VIH/sida y de otras enfermedades transmisibles, y en la ampliación de su apoyo en favor de la nutrición en la primera infancia. El GBM, junto con la Fundación del Fondo de Inversión para los Niños (CIFF), la Fundación UBS Optimus, el Departamento de Desarrollo Internacional del Reino Unido y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), anunció la creación del mecanismo denominado El Poder de la Nutrición, que tiene como meta destrabar recursos por un total de US$1000 millones para abordar la desnutrición infantil en algunos de los países más pobres.

En septiembre de 2014, el GBM y los Gobiernos de Canadá, Noruega y Estados Unidos anunciaron la creación del innovadorMecanismo Mundial de Financiamiento, dirigido a iniciativas de salud reproductiva, materna, infantil, adolescente y de recién nacidos. Mediante este instrumento se movilizan fondos para respaldar los planes de los países en desarrollo que buscan mejorar la atención de la salud de las mujeres y los niños. Esta alianza innovadora, cuyo lanzamiento formal se produjo en julio de 2015, tiene como objetivo ayudar a los países a ampliar el financiamiento para iniciativas de salud basadas en las evidencias, incluidas las referidas a la nutrición y la planificación familiar. El mecanismo respalda también la transición hacia el financiamiento nacional sostenible y de largo plazo a medida que los países pasen de la categoría de ingreso bajo a la de ingreso mediano, y los ayuda a ampliar la cobertura de sus registros civiles y las iniciativas de compilación de estadísticas vitales, de modo que para 2030 lleguen a inscribir todos los embarazos, todos los nacimientos y todas las defunciones.

La educación es una de las formas más certeras de poner fin a la pobreza extrema; sin embargo, en la actualidad hay 121 millones de niños que quedan fuera de la escuela primaria y del ciclo inferior de la secundaria, y 250 millones no han aprendido a leer ni a escribir, a pesar de que muchos de ellos han concurrido a la escuela. Para llegar hasta estos niños, es necesario aplicar soluciones inteligentes y con fundamento empírico. La inversión total del Banco Mundial en educación supera en la actualidad los US$14 000 millones. La entidad ofrece también investigaciones de vanguardia y evaluaciones del impacto para guiar la formulación de políticas. En Angola, por ejemplo, el análisis realizado por el Banco sobre el sistema educativo allanó el camino para implementar una amplia reforma en los mecanismos de evaluación de los estudiantes. Asimismo, las pruebas empíricas muestran que vincular el financiamiento de la educación con los resultados es una estrategia eficaz. Durante los últimos cinco años, el financiamiento del GBM basado en los resultados aumentó a unos US$2500 millones. El GBM ha prometido duplicar este tipo de financiamiento y llevarlo a los US$5000 millones en los próximos cinco años.

Las mujeres desempeñan un papel fundamental como impulsoras del crecimiento sólido y compartido que se necesita para construir sociedades resilientes. No obstante, en muchos lugares del mundo no se valora ni se aprovecha su potencial, su participación ni su capacidad productiva. Asimismo, muchas mujeres y niñas no tienen oportunidades, carecen de las libertades y los derechos básicos (o no pueden ejercerlos) y viven sujetas a leyes y normas discriminatorias que limitan sus tiempos y sus elecciones. En todo el mundo, más de una de cada tres mujeres padecen violencia de género.

Con su financiamiento, sus conocimientos y su poder de convocatoria, el GBM trabaja para eliminar estas limitaciones yempoderar a las mujeres y a las niñas. En Brasil, por ejemplo, con un préstamo de US$500 millones dirigido a modernizar e interconectar el sistema de transporte urbano de Río de Janeiro, se busca también brindar a las mujeres una serie de recursos económicos y sociales: en cinco estaciones importantes se instalarán centros para ofrecer apoyo legal y médico, servicios de guardería y asesoramiento para las mujeres que padecen violencia doméstica; se crearán también unidades de asesoramiento sobre este tema en seis líneas de tren, y la empresa SuperVia, operadora del sistema de trenes urbanos, realizará periódicamente amplias campañas de sensibilización contra la violencia doméstica.

El GBM también ha asumido el compromiso de reunir más y mejores datos acerca de las mujeres y las niñas, como los referidos al trabajo pago e impago, el acceso a cuentas bancarias y la propiedad de activos productivos o el control sobre ellos. A tal fin, el GBM se ha asociado con otras instituciones para ampliar la recopilación de estadísticas vitales: los registros de matrimonios y divorcios incrementan la capacidad de las mujeres y las niñas de poseer y heredar propiedades, mientras que el registro de nacimientos y matrimonios puede ayudar a prevenir el casamiento forzado y a edades muy tempranas.

Más de 2000 millones de adultos (hombres y mujeres) aún carecen de acceso a los servicios financieros formales. El GBM se ha propuesto el ambicioso objetivo de lograr el acceso universal a los servicios financieros para el año 2020. Esta meta implica que los adultos de todo el mundo tendrán acceso a una cuenta de transacciones que les permitirá guardar dinero y enviar y recibir pagos, con lo que podrán manejar sus riesgos, incrementar sus ingresos y salir de la pobreza. En abril de 2015, el GBM y una amplia coalición de asociados en la tarea del desarrollo y entidades del sector privado formularon compromisos concretos para llegar a las personas excluidas de los sistemas financieros antes de 2020. La propia institución se comprometió a lograr que 1000 millones de adultos accedieran a una cuenta de transacción. El Banco, junto con el Comité sobre Pagos e Infraestructuras de Mercado del Banco de Pagos Internacionales, puso en marcha un grupo de trabajo dedicado a los aspectos de la inclusión financiera vinculados con los pagos. Este grupo deberá elaborar orientaciones para las autoridades financieras, los encargados de formular políticas y el sector privado acerca de cómo configurar su labor para promover el acceso a las cuentas de transacción. El trabajo de este grupo será la base a partir de la cual se podrá lograr el acceso universal a los servicios financieros.

El financiamiento que se rige por los principios del islam también puede ampliar el número de adultos que tienen acceso a los servicios financieros y mejorar en general el desarrollo del sector, pues promueve la distribución de riesgos, conecta al sector financiero con la economía real y hace hincapié en la inclusión financiera y el bienestar social. La participación del Banco en operaciones con este tipo de financiamiento se vincula con su labor en pos de la reducción de la pobreza, la ampliación del acceso a los servicios financieros y el fortalecimiento de la estabilidad y la resiliencia del sector financiero. En el ejercicio de 2015, el Banco ayudó a Egipto y a Turquía a diseñar marcos que se ajustaran a la Sharia y permitieran ampliar el financiamiento a las empresas pequeñas y medianas.

Incrementar la participación ciudadana y comprometerse a recabar la opinión de los beneficiarios en el 100 % de los proyectos

Para lograr desarrollo y prosperidad de largo plazo se requieren instituciones del sector público eficaces, confiables y transparentes que inspiren confianza en los ciudadanos. La participación de ciudadanos últimos es indispensable para que se produzca el honesto toma y daca que configura un proceso eficaz de planificación de proyectos. El GBM ha puesto en marcha numerosos programas dirigidos a incrementar la eficacia de los proyectos de desarrollo a través de la participación de los ciudadanos. Por ejemplo, en diversos proyectos de Kenya y Pakistán, se busca mejorar la prestación de servicios y la rendición de cuentas mediante una tecnología que ofrece vínculos directos para que el cliente pueda brindar sus opiniones en tiempo real. Durante este ejercicio, también se elaboró y se puso en práctica un marco estratégico para incorporar la participación ciudadana en las operaciones del GBM, con el objetivo de que para 2018 se pueda recoger la opinión de los beneficiarios en el 100 % de los proyectos respaldados por el Banco Mundial que tengan receptores claramente identificables.

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Generar resiliencia y gestionar los riesgos

En el esfuerzo por alcanzar los objetivos del Grupo Banco Mundial (GBM), es importante reconocer que no basta con abordar las causas de la pobreza extrema. También es necesario establecer sistemas que protejan a las personas de los efectos de las crisis y los desastres que pueden echar por tierra los avances logrados en la reducción de la pobreza. Para generar resiliencia en las sociedades, se deben abordar los desafíos que representan la fragilidad, el conflicto y la violencia allí donde surjan; mitigar y gestionar los efectos de los desastres naturales, y garantizar la presencia de redes de protección social adecuadas.

Se estima que, para 2030, la mitad de las personas en situación de pobreza extrema serán habitantes de países frágiles o afectados por conflictos y violencia. Este desafío está presente en todo el mundo, no se circunscribe a los países de ingreso bajo. En los últimos años, ha aumentado el número de conflictos. Esto provocó un incremento en la cantidad de muertes y el desplazamiento de 50 millones de personas en todo el mundo, el nivel más elevado desde la Segunda Guerra Mundial. La violencia y los conflictos también ponen en peligro la prosperidad compartida: en los países con un índice de Gini (de desigualdad) superior a 0,45, la tasa de homicidios es cuatro veces más alta que en las sociedades más igualitarias.

Es esencial consolidar la base de conocimientos para abordar estos desafíos. En el Foro del Banco Mundial sobre Fragilidad, Conflicto y Violencia, celebrado en febrero de 2015, más de 200 oradores expusieron sus conocimientos técnicos sobre temas tales como el ébola, el sector privado, la participación de los jóvenes, la resiliencia y la redefinición de la fragilidad. Entre los trabajos analíticos elaborados por el Banco durante este ejercicio económico, cabe mencionar el titulado The Challenge of Stability and Security in West Africa (El desafío de la estabilidad y la seguridad en África occidental), en el que se señalan las principales enseñanzas extraídas de la dinámica de la resiliencia contra la violencia política y la guerra civil.

Para garantizar que en los programas, los mecanismos de ejecución y los marcos de riesgos y resultados se tengan en cuenta las situaciones de fragilidad, conflicto y violencia, el Banco ha comenzado a elaborar análisis de la fragilidad para 18 diagnósticos sistemáticos correspondientes a Estados de ingreso bajo, frágiles y afectados por conflictos, y a países de ingreso mediano que atraviesan situaciones de fragilidad. Dichos diagnósticos servirán de base para elaborar los marcos de alianza con esos países.

El Banco trabaja también con sus asociados, como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para promover una respuesta internacional más eficaz y sostenible frente a las situaciones de fragilidad. La visita conjunta del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y del presidente Kim al Cuerno de África, en octubre de 2014, contribuyó a fortalecer la colaboración respecto de las estrategias regionales y en los países.

El GBM continúa apoyando el desarrollo del sector privado y la creación de oportunidades de empleo en situaciones de fragilidad y conflicto. A tal efecto, se ha formulado una nueva herramienta de diagnóstico sobre el empleo, que ya se ha comenzado a utilizar en Sudán del Sur y en Afganistán.

Asimismo, se realizó un análisis de la dinámica de los mercados laborales en países que reciben refugiados como consecuencia de la crisis siria; dicho estudio tenía el objetivo de mitigar el impacto de esta situación en las comunidades receptoras e identificar políticas posibles.

Los desastres naturales afectan en mayor medida a los pobres y a los sectores vulnerables, y los impactos de dichos eventos continuarán incrementándose a medida que se intensifique la tendencia al cambio climático. Ayudar a los países a mitigar los riesgos de desastres constituye un desafío mundial clave para garantizar los logros obtenidos en el desarrollo. En colaboración con el Fondo Mundial para la Reducción de los Desastres y la Recuperación, el Banco trabaja para mejorar la detección y la reducción de riesgos, el nivel de preparación frente a ellos, la recuperación y la resiliencia. Busca asimismo brindar protección financiera a través de los seguros y el financiamiento de los riesgos de desastres.

El Banco Mundial comenzó a brindar a los países asistencia vinculada con el financiamiento frente a riesgos a comienzos de la década de 2000. En la actualidad, la institución trabaja en esta área en más de 40 países. En el ejercicio de 2015, movilizó US$3400 millones en soluciones de financiamiento de riesgos destinadas a países vulnerables, y extendió el financiamiento de riesgos de desastres a nuevos países y regiones, como América Central y 10 Estados de África. El objetivo del Banco es mejorar la capacidad de recuperación financiera de las sociedades (de los Gobiernos, las empresas y los hogares) frente a los desastres naturales. También ayuda a los países a elaborar estrategias de protección financiera para cuando se vean afectados por desastres. Con el apoyo del Banco, en 2014 Panamá se convirtió en el primer país en implementar un marco integral de financiamiento y seguros contra riesgos de desastres.

Los programas de protección social y las redes de seguridad social pueden tener efectos positivos directos sobre las familias pobres ayudándolas a incrementar su productividad, hacer frente a las crisis, invertir en la educación y la salud de sus hijos, y proteger a la población anciana. Por tal motivo, es fundamental ayudar a los Gobiernos a pasar de programas fragmentados e ineficientes a sistemas de protección social mejor enfocados. Los programas de empleo y protección social adecuadamente diseñados son eficaces en función de los costos, pues representan para los países tan solo entre un 1 % y un 1,5 % del PIB.

El financiamiento destinado por año a las redes de protección social en los países más pobres ascendió entre los ejercicios de 2009 y 2014 a un promedio de US$648 millones, esto es, el doble del financiamiento otorgado a este sector en países de ingreso mediano durante el mismo período. Con estos recursos se respaldan programas de protección social, como transferencias de efectivo, obras públicas que requieren mano de obra intensiva y comedores escolares. Las transferencias de efectivo se están convirtiendo en una herramienta de protección social cada vez más importante, en particular, en las sociedades frágiles y en las que salen de conflictos. Estos programas amortiguan el impacto de las crisis de ingresos y contribuyen al esfuerzo por poner fin a la pobreza extrema y lograr la prosperidad compartida de manera sostenible. El Banco también está ampliando las redes de protección social, y ha otorgado financiamiento por US$32 millones a los países afectados por el ébola: Guinea, Liberia y Sierra Leona.

Respuesta del Grupo Banco Mundial ante la crisis del ébola en África occidental

La respuesta del GBM ante la crisis del ébola abarca medidas para frenar la propagación del virus, mejorar los sistemas de salud pública en toda África occidental y ayudar a los países a hacer frente al impacto económico. El GBM trabaja en estrecha colaboración con los países afectados para reducir a cero el número de casos de ébola y planificar la recuperación. Esto último implica lograr que los niños vuelvan a las escuelas, los agricultores regresen a los campos, las empresas se pongan en funcionamiento nuevamente y los inversionistas vuelvan a invertir en estos países. El trabajo del Banco con los Estados afectados incluye también la construcción de sistemas de salud más sólidos.

El GBM movilizó hasta la fecha más de US$1600 millones para iniciativas de respuesta ante la crisis del ébola y de recuperación posterior. Este monto incluye casi US$1200 millones de la AIF y US$450 millones de IFC dirigidos a facilitar el comercio, la inversión y el empleo en Guinea, Liberia y Sierra Leona, naciones azotadas por el ébola. Para revitalizar la agricultura y evitar hambrunas en los países de África occidental afectados por la epidemia, el GBM contribuyó a suministrar fertilizantes y a proporcionar también la cifra récord de 10 500 toneladas de semillas de maíz, caupí y arroz a unos 200 000 agricultores de Guinea, Liberia y Sierra Leona, quienes las recibieron a tiempo para la temporada de siembra de abril de 2015.

A partir de las enseñanzas extraídas de la crisis del ébola, el GBM está elaborando un plan para establecer un nuevo mecanismo de respuesta ante pandemias que permita movilizar recursos con rapidez en caso de brotes epidémicos.

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