El mundo se enfrenta a innumerables desafíos globales, como el cambio climático, las pandemias y los conflictos. Al mismo tiempo, muchos países en desarrollo deben lidiar con una disminución de las perspectivas de crecimiento, un debilitamiento de la inversión y un aumento de la deuda. Estas tendencias están revirtiendo los logros de desarrollo que tanto costó conseguir y ponen en peligro los avances hacia los ODS: cerca de 700 millones de personas viven en la pobreza extrema y casi la mitad de la población mundial vive con menos de USD 6,85 al día. Estos desafíos están teniendo impactos particularmente negativos en las mujeres y las niñas, las personas pobres y vulnerables, y otras comunidades marginadas.
En el contexto de nuestra labor para hacer frente a estos problemas, los bienes públicos mundiales son un elemento importante de la solución. Se trata de bienes que benefician a todos y pueden usarse una y otra vez sin agotarse: la biodiversidad, el aire limpio, la prevención de enfermedades transmisibles, el comercio internacional, la arquitectura financiera internacional y los datos de libre acceso son algunos ejemplos. Estamos trabajando para fortalecer la distribución de estos bienes a través del financiamiento, productos de conocimiento y alianzas. Entre 2020 y 2022, el financiamiento que suministramos para los bienes públicos mundiales —acción climática, preparación para casos de pandemia y apoyo a países afectados por situaciones de fragilidad— superó los USD 100 000 millones.
En el ejercicio de 2023, el Banco Mundial, la principal entidad multilateral que financia la acción climática en los países en desarrollo, comprometió un monto récord de USD 29 400 millones, o el 40 % del total de financiamiento del BIRF y la AIF. Aproximadamente la mitad del financiamiento climático del Banco se destina a la adaptación, a fin de abordar los crecientes impactos climáticos en las personas más pobres y vulnerables. Desde junio de 2022, hemos elaborado más de 20 CCDR, estudios de diagnóstico básicos que integran consideraciones sobre el cambio climático y el desarrollo para que los países puedan dar prioridad a las formas más eficaces de reducir las emisiones e impulsar la adaptación. En conjunto, las estrategias de desarrollo con bajas emisiones de carbono establecidas en los CCDR pueden reducir las emisiones en un 70 %, sin afectar el crecimiento. A partir del 1 de julio de 2023, se espera que todas las nuevas operaciones de financiamiento —incluidos los proyectos y otro tipo de asistencia— que se sometan a la consideración de los directores ejecutivos demuestren que cumplirán nuestro compromiso con los objetivos del Acuerdo de París.
La COVID‑19 puso de manifiesto la importancia de prevenir pandemias, prepararse para ellas y responder con las herramientas necesarias, especialmente en los países en desarrollo. Desde el inicio de la pandemia, el Banco Mundial ha proporcionado USD 14 200 millones a más de 100 países para respaldar sus respuestas sanitarias. También ayudamos a los países a financiar y desarrollar sistemas de salud más sólidos y resilientes, lo que implica más de USD 30 000 millones para fortalecer la atención primaria y la salud pública. Invertimos en programas regionales, como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de África, para detectar mejor las enfermedades, ampliar las capacidades de los laboratorios y agrupar recursos. A través del Fondo para Pandemias, con sede en el Banco Mundial, financiamos proyectos que abordan deficiencias críticas y fortalecen la prevención, la preparación y la respuesta en los países en desarrollo.
Casi la mitad de las personas extremadamente pobres del mundo vive en países afectados por fragilidad, conflicto y violencia (FCV), y los efectos secundarios ponen en riesgo a todos los países. El Banco Mundial respalda el crecimiento verde, inclusivo y sensible a los conflictos en estos entornos, con un fuerte énfasis en la prevención de situaciones de este tipo. A través de alianzas con nuestros pares, incluidos organismos de las Naciones Unidas y otras organizaciones humanitarias, nos involucramos en las situaciones más difíciles. Desde la decimosexta reposición de los recursos de la AIF (AIF-16), el financiamiento anual promedio de la entidad destinado a países frágiles y afectados por conflictos se ha quintuplicado holgadamente; por su parte, la proporción de la cartera de participación del BIRF en estos países casi llegó a duplicarse entre los ejercicios de 2016 y 2021. Para abordar el desplazamiento forzado, ayudamos a los países a brindar apoyo a los refugiados, a los desplazados internos y a las comunidades receptoras a través de financiamiento en condiciones concesionarias, programas de protección social y desarrollo económico.
Desde el comienzo de la invasión de Rusia a Ucrania en febrero de 2022, el Grupo Banco Mundial ha aprovechado su amplia gama de instrumentos financieros para desembolsar fondos con rapidez y, al mismo tiempo, movilizar financiamiento y apoyo de los asociados donantes. Hemos movilizado más de USD 37 500 millones en financiamiento de emergencia para Ucrania, ofreciendo plataformas para canalizar las generosas donaciones de los donantes y los asociados internacionales, como complemento de nuestros recursos. Este financiamiento ayuda al Gobierno a satisfacer necesidades presupuestarias urgentes, respaldar servicios públicos esenciales y abordar necesidades críticas de recuperación y reparación. Al cierre del ejercicio de 2023, habíamos desembolsado casi USD 23 000 millones. Este apoyo ha beneficiado a 13 millones de ucranianos y ha ayudado a proporcionar salarios a los empleados esenciales, jubilaciones para las personas mayores y programas sociales para los grupos vulnerables.
Una creciente crisis de deuda hace que a los países les resulte más difícil enfrentar estos desafíos. La deuda total de los países en desarrollo ha alcanzado el nivel más alto de los últimos 50 años: alrededor del 60 % de los países más pobres están expuestos a un riesgo extremo de sobreendeudamiento, si es que ya no se encuentran en esa situación, y el peligro se está extendiendo a muchos países de ingreso mediano. Esta tendencia se ha visto exacerbada por el aumento de las tasas de interés, la depreciación de las monedas y la desaceleración del crecimiento mundial. El Banco Mundial respalda soluciones integrales y a largo plazo para los países con niveles de deuda insostenibles. Esto incluye apoyo al Marco Común del Grupo de los Veinte (G20), alivio específico para los países sobreendeudados y medidas para mejorar la rendición de cuentas y la transparencia de la deuda. También copresidimos la Mesa Redonda Mundial sobre la Deuda Soberana junto con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la presidencia de India del G20, a fin de abordar los obstáculos a la reestructuración de la deuda.
Mientras avanzan estos y otros desafíos, el GBM busca diferentes maneras de brindar un mejor respaldo a los países, fortalecer la respuesta a las crisis y revertir la abrupta caída observada en el crecimiento económico, la reducción de la pobreza y el desarrollo humano. Trabajamos en estrecha colaboración con los Gobiernos, la sociedad civil, el sector privado y otras partes interesadas para perfeccionar nuestra visión y reforzar nuestra misión, de modo de brindar más ayuda a un mundo que cambia rápidamente. En definitiva, nuestra intención es promover un crecimiento aún más sostenible, inclusivo y resiliente a medida que nos embarcamos en una nueva era de desarrollo.