En la actualidad se observa un aumento de los conflictos violentos y el desplazamiento forzado. La guerra en Ucrania ha generado rápidamente la mayor crisis de refugiados de Europa observada desde la Segunda Guerra Mundial y ha tenido graves repercusiones mundiales en la seguridad alimentaria, los mercados de energía y los precios de los productos básicos. Esto, a su vez, empeora los impactos de la fragilidad y los conflictos en Afganistán, Etiopía, el Sahel, Yemen y otros lugares del mundo. Esto se produce en un momento en que los países aún intentan resolver los reveses sanitarios, económicos y sociales de la pandemia de COVID‑19, así como los riesgos a largo plazo que plantea el cambio climático.
La pandemia ha hecho aumentar la pobreza mundial por primera vez en más de 20 años. En muchos países, se han revertido los avances en los ámbitos de educación, salud, nutrición e igualdad de género, y las personas pobres y desfavorecidas quedan aún más rezagadas. Muchos de los países más pobres afrontan una elevada inflación, demasiada falta de empleo, inseguridad alimentaria y el alto costo de adaptarse a un clima cambiante. Y muchos de ellos no pueden acceder a los recursos que necesitan para superar las crisis y avanzar hacia la recuperación: alrededor del 60 % de los países de ingreso bajo atraviesan un sobreendeudamiento o corren un alto riesgo de sufrirlo. Para ayudar a los países a sortear estas crisis, el Banco Mundial proporciona datos y análisis, asesoramiento sobre políticas, asistencia técnica y financiamiento flexible para abordar las necesidades inmediatas y respaldar un proceso de recuperación y desarrollo verde, resiliente e inclusivo.
En abril de 2022, preparamos el documento World Bank Group Response to Global Impacts of the War in Ukraine (Respuesta del Grupo Banco Mundial a los impactos internacionales de la guerra en Ucrania), una hoja de ruta en la que se analizan los impactos regionales y mundiales de la guerra y se describen los parámetros generales de la labor analítica y el apoyo financiero que ofrecemos para ayudar a los países a enfrentar esta situación. A junio de 2022, hemos movilizado alrededor de USD 6800 millones en apoyo a Ucrania para ayudar a mitigar los impactos humanos y económicos generalizados de la guerra. Esto incluye un financiamiento de desembolso rápido para ayudar a que los servicios esenciales del Gobierno continúen funcionando y financiar la atención de la salud, las pensiones y los salarios de los empleados públicos. El monto corresponde a financiamiento propio, complementado con donaciones, garantías y financiamiento paralelo de nuestros asociados en la tarea del desarrollo.
De todos modos, los impactos de la guerra se sienten mucho más allá de los límites de Ucrania. Se han alterado los patrones mundiales de comercio, producción y consumo, lo que contribuyó a que los precios de los alimentos alcancen máximos históricos. Aprovechando la experiencia de la respuesta a la crisis del precio de los alimentos de 2008, estamos respaldando una respuesta mundial integral sobre seguridad alimentaria, que suma hasta USD 30 000 millones en proyectos nuevos y existentes en las áreas de agricultura, nutrición, protección social, abastecimiento de agua y riego. Seguimos comprometidos con el objetivo de ayudar a los países a acceder a los alimentos que necesitan en estos tiempos de crisis.
La guerra en Ucrania también ha tenido un impacto rápido en los precios de la energía. Los países deben incrementar el suministro de energía y garantizar un acceso confiable, procurando al mismo tiempo reducir su dependencia de los combustibles fósiles. En los últimos cinco años, comprometimos USD 8600 millones en inversiones en energía limpia y energía renovable, y proporcionamos o mejoramos conexiones eléctricas que beneficiaron a unos 80 millones de personas. Asimismo, estamos ayudando a los países en la transición hacia fuentes de energía más diversas y menos contaminantes, a fin de satisfacer la creciente demanda, respaldar el crecimiento económico y crear empleos. Con los impactos que ha tenido la COVID‑19 —y, ahora, la guerra— en los precios y en el suministro de energía, estos desafíos se han vuelto aún más urgentes.
Para 2030, hasta dos tercios de las personas que se encuentran en situación de pobreza extrema en todo el mundo vivirán en países afectados por fragilidad, conflicto y violencia (FCV). Los conflictos recientes y el aumento de la fragilidad ponen de relieve lo rápido que puede empeorar la situación, lo que generaría el desplazamiento de millones de personas y pondría en peligro los avances en materia de desarrollo. En el ejercicio de 2022, el Banco aprobó USD 16 300 millones en compromisos de la AIF-19 para países afectados por FCV; por medio de la AIF-20, aprobada en diciembre de 2021, se asignan más de USD 30 millones para estos países. Del mismo modo, estamos fortaleciendo nuestras alianzas con organizaciones humanitarias para que nos ayuden a intervenir de manera rápida y eficaz en situaciones de dificultad.
Estas crisis se entrecruzan con los riesgos a largo plazo que plantea el cambio en el clima y los agravan. Para 2030, este cambio podría empujar a hasta 132 millones de personas más a la pobreza extrema. Y para 2050 también podría causar el desplazamiento de más de 216 millones de personas dentro de los países en desarrollo. Seguimos intensificando nuestro apoyo: en el ejercicio de 2022, proporcionamos USD 26 200 millones a este grupo de países. El financiamiento para adaptación del Banco alcanzó un máximo histórico de USD 12 900 millones. En el marco de nuestro Plan de Acción sobre el Cambio Climático 2021-25, estamos presentando los nuevos informes nacionales para integrar nuestra labor sobre clima y desarrollo; estamos alineando todos nuestros flujos de financiamiento con el Acuerdo de París; estamos ampliando el financiamiento climático a un promedio anual del 35 %, y estamos priorizando los esfuerzos en los sectores de alto impacto, que representan el 90 % de las emisiones mundiales.
Centramos la atención en ayudar a los países a superar estas múltiples crisis simultáneas. Entre abril de 2020 y marzo de 2022, proporcionamos la mayor respuesta a una crisis de nuestra historia, comprometiendo más de USD 200 000 millones para combatir los extensos impactos de la pandemia, incluidos más de USD 73 000 millones en recursos de la AIF para los países más pobres. A través de la última reposición de los recursos de la AIF (AIF-20), también hemos movilizado USD 93 000 millones para atender las crecientes necesidades de los países más pobres hasta 2025.
Entre abril de 2022 y junio de 2023, el GBM proporcionará hasta USD 170 000 millones en financiamiento para responder a las crisis que afectan a los países de ingreso bajo y mediano. Mantenemos nuestro compromiso de ayudar a los países a seguir un proceso de recuperación y desarrollo verde, resiliente e inclusivo, de modo que puedan volver a avanzar de manera sostenible hacia la reducción de la pobreza y la promoción de la prosperidad compartida.