Costa Rica ha sido, en muchos aspectos, un caso exitoso en términos de desarrollo. Es un país miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) desde 2021. Presenta una larga tradición de estabilidad democrática y compromiso con la institucionalidad, junto con una reputación destacada como un líder en desarrollo sostenible, siendo el primer país tropical del mundo en lograr revertir la deforestación. Estos logros se dan mientras el país trabaja para fortalecer su coyuntura macroeconómica, con un crecimiento promedio del 3.4% en la última década, el cual alcanzó un 5,1% en 2023 y 4.3% en 2024, lo que superó las expectativas. Este crecimiento está anclado en un modelo orientado hacia el exterior que ha dirigido con éxito la inversión extranjera y promovido la liberalización del comercio. En los últimos tres años, la economía doméstica también se ha fortalecido, apoyada por un mayor consumo e inversión privados, contribuyendo a mitigar los impactos de las fluctuaciones de la economía global.
A pesar de esta coyuntura sólida, el modelo de desarrollo enfrenta retos importantes. La desigualdad es alta. Con un coeficiente de Gini de 49,2 en 2024, Costa Rica se encuentra entre los países miembros de la OCDE con mayor desigualdad en la distribución del ingreso. Además, aunque la reducción de la pobreza fue lenta entre 2010 y 2022, se observó una aceleración significativa en este proceso entre 2023 y 2024, con una disminución de 4.1 puntos porcentuales. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), los niveles de pobreza disminuyeron a un 20.3% de la población en 2024, después de la pandemia de la COVID-19.
La pandemia también resaltó los retos para mantener la solidez y sostenibilidad del pacto social, lo que ha generado riesgos para la movilidad social y la confianza de los ciudadanos en las instituciones. Por ejemplo, a pesar de las inversiones continuas en educación, los déficits en los resultados de aprendizaje persisten. El desempeño de Costa Rica en la prueba de aptitudes PISA de la OCDE de 2022, señaló que, con un puntaje de 415, el país cayó 11% desde 2018 con respecto a la competencia en lectura de sus estudiantes, abajo del promedio de la OCDE de 476, según cita el Observatorio de la Educación de la Universidad Americana en su Informe No.6, 2023
Entre 2008 y 2018 surgieron, de igual forma, dificultades fiscales debido al aumento del gasto sin los ingresos correspondientes. Una reforma de 2018 buscó estabilizar la situación fiscal, pero la pandemia y las fluctuaciones en los precios de las materias primas retrasaron los ajustes. La deuda pública aumentó del 56% al 68% del PIB en entre 2019 y 2021, mientras que, en 2024, Costa Rica cerró el año con la relación de deuda pública al PIB por debajo del 60%, marcando un hito histórico y superando el objetivo de reducir la deuda.
El aumento de los ingresos, el control del gasto y el crecimiento pospandemia permitieron al país registrar superávits primarios desde 2022. Además, la consolidación fiscal ha impulsado la confianza, lo que ha llevado a mejoras en las calificaciones de crédito soberano por parte de las principales agencias de calificación
A pesar de los esfuerzos notables para combatir la deforestación, las emisiones del país han aumentado rápidamente en las últimas dos décadas y podrían seguir creciendo en ausencia de reformas para reducirlas. Costa Rica también sigue siendo vulnerable ante los efectos del cambio climático, con el 78% de la población considerada en alto riesgo.
Estos desafíos se dan en un contexto más amplio de consideraciones globales, incluyendo un reciente aumento en los niveles de migración y cambios en el contexto del comercio internacional. El país también enfrenta percepciones de mayores niveles de criminalidad vinculados al narcotráfico. Sin embargo, esto presenta una oportunidad para que los costarricenses preserven y consoliden algunos logros ejemplares, mientras se abordan las amenazas subyacentes a su modelo de desarrollo.
Será crucial que Costa Rica adopte medidas para promover un crecimiento inclusivo mientras continúa sus esfuerzos por consolidar una estrategia de gestión fiscal efectiva. El país necesita establecer las condiciones para que el crecimiento sea amplio y alcance plenamente a su fuerza laboral y a todo su territorio. Mejorar la movilización de ingresos y la eficiencia del gasto, especialmente en los sectores de infraestructura y social, será esencial para abordar la pobreza y la desigualdad, al tiempo que se fortalece la resiliencia climática, se reducen las emisiones y se consolida la sostenibilidad de su modelo.
Última actualización: Abr 17, 2025