Paraguay tiene abundantes recursos naturales, una población joven y una economía estable. En las últimas dos décadas, ha experimentado un crecimiento económico continuo, con políticas macroeconómicas sólidas, que incluyen reformas institucionales como un régimen de metas de inflación y legislación de responsabilidad fiscal. De 2003 a 2023, la economía creció 3,6% anual en promedio, más rápido que muchos otros países en la región. Reflejando estos logros, el país alcanzó el grado de inversión de la calificadora de riesgo Moody’s en julio de 2024.
El crecimiento económico ha contribuido a reducir significativamente la tasa de pobreza en las últimas dos décadas. En 2003, casi la mitad de la población vivía por debajo de la línea de pobreza, utilizando la línea de pobreza establecida para países de ingresos medianos altos (6,85 dólares estadounidenses por día per cápita, en PPA de 2017). Sin embargo, para 2023, se estima que esta cifra disminuyó hasta alcanzar el 17,6% de la población.
Con condiciones climáticas favorables para la soja en la campaña 2023/2024, se espera un crecimiento económico del 3,9% para 2024. Este avance podría ser mayor si no fuera por las lluvias irregulares, que redujeron en un 3,7% la producción real de electricidad y agua en la primera mitad de 2024 respecto al mismo periodo del año anterior. Con el crecimiento positivo y una inflación controlada, se estima que la pobreza disminuya al 16,8% de la población en 2024.
Por su riqueza en capital natural, Paraguay es vulnerable a riesgos climáticos. Las sequías experimentadas durante 2019-2022, junto con la pandemia de la COVID-19, han afectado el crecimiento y la reducción de la pobreza. En el futuro los eventos meteorológicos extremos como sequías, inundaciones y tormentas podrían ser más frecuentes e intensos debido al cambio climático, por lo que se recomienda que Paraguay mejore su capacidad de enfrentar estos y otros choques. Entre las prioridades están mantener la estabilidad de la economía para poder apoyar a las empresas y personas afectadas, invertir más y mejor en la adaptación de infraestructura crítica y seguir diversificando la estructura productiva.
Para incrementar la productividad y, en consecuencia, acelerar el crecimiento del país, es fundamental elevar la calidad de servicios públicos como la salud y la educación. Según datos previos a la pandemia, el Reporte de Capital Humano del Banco Mundial estimó que un niño nacido en Paraguay en 2020 solo llegaría a alcanzar el 53% de su potencial productivo si tuviera pleno acceso a la salud y la educación. Este resultado es inferior tanto a los promedios regionales como a los de los países de ingresos medianos altos. De acuerdo con las pruebas estandarizadas internacionales PISA, en 2022 el 85% de los estudiantes paraguayos de 15 años no alcanzaron los niveles mínimos de competencia en matemáticas, el 66% en lectura y el 71% en ciencias.
Mirando la experiencia de otros países que han alcanzado la categoría de países ricos, el fortalecimiento institucional en Paraguay es crucial para promover las transformaciones necesarias en su economía y la sociedad. En este contexto, los esfuerzos dirigidos a reorganizar el Estado, optimizar el gasto público, modernizar el servicio civil, intensificar el control de la corrupción y mejorar la gobernanza son fundamentales para lograr un futuro más próspero para todos los paraguayos.
Última actualización: Oct 03, 2024
