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ARTÍCULO

África y la igualdad de género

Abril 21, 2010


21 de abril de 2010 — Dada la inminencia del plazo para alcanzar los objetivos de desarrollo del milenio (ODM), el Banco Mundial incrementó el aporte a proyectos, programas, investigaciones y demás ayuda que incorpore las cuestiones de género al escenario económico, tanto en materia de infraestructura como de agricultura y acceso a crédito y financiamiento.

Existen estudios que demuestran que si las mujeres tuvieran las mismas oportunidades que los hombres en el sector agrícola, por ejemplo, la productividad aumentaría un 20% en varios países africanos.

Se crearon ministerios en esta área en los países y se comenzó el proceso de "incorporación del género" en el desarrollo de infraestructura; sin embargo, según los expertos todavía falta mucho por hacer.

"Continuaremos haciendo todo lo que esté a nuestro alcance para ayudar a las mujeres a mejorar y aumentar su papel en la economía, no sólo porque es bueno para ellas sino para el desarrollo y el crecimiento económico", explica Otaviano Canuto, vicepresidente de Reducción de la Pobreza y Gestión Económica del Banco Mundial.

Las mujeres y el agua en Kenya

En Kenya, el Plan de Acción sobre cuestiones de Género (GAP, por sus siglas en inglés) del Banco Mundial —Igualdad de género como economía inteligente– ayudó a financiar en marzo la capacitación del personal del Ministerio de Recursos Hídricos y Riego, encargado de garantizar que las mujeres tuvieran voz en el desarrollo del sector.

Su misión: Aliviar la carga de la recolección de agua que pesaba sobre las mujeres y prepararlas mejor para participar plenamente en la economía, además de facilitar el acceso a más de 15 millones de kenianos que se encuentran al margen de los servicios de suministro.

Mujeres se convierten en propietarias de tierras en Etiopía

En Etiopía, el Banco realiza un programa gubernamental para certificar a las propietarias de tierras, que elevó la posición económica y social de las mujeres.

En la actualidad, las esposas, divorciadas y viudas pueden ser dueñas de terrenos y transferirlos a sus hijas o hijos. Muchas consideran a sus certificados de propiedad algo “tan preciado como un hijo” y tienen –gracias a ellos- mayor confianza en una sociedad en la que tradicionalmente habían sido relegadas.

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