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ARTÍCULO

Remesas hacia Haití serían clave para recuperación después del terremoto

Mayo 17, 2010


TITULARES
  • Se espera que las remesas aumenten un 20% en 2010, con una cifra adicional de US$360 millones.
  • Los haitianos con estatus de protección temporal en Estados Unidos son la principal fuente.
  • Se proponen bonos destinados a la diáspora para asistir en el desarrollo de largo plazo en Haití.

17 de mayo de 2010. Yolene Henry perdió a tres primos en el devastador terremoto de Haití. Su sobrina fue retirada de los escombros y requirió tratamiento médico. Su madre, su hermano y la familia de éste estaban durmiendo en tiendas de campaña fuera de su casa dañada.

Henry respondió de la misma manera que muchos otros miembros de la diáspora haitiana de más de 1 millón de personas: aumentó el dinero que enviaba a sus parientes en esa nación caribeña.

“Ahora ayudo también a miembros lejanos de la familia y conocidos que perdieron su propiedad”, dice esta residente de la ciudad de Washington.

Se espera que las remesas aumenten un 20% en 2010 en un país donde normalmente representan más de la cuarta parte y tal vez hasta la mitad del ingreso nacional, dice Dilip Ratha, economista y experto en el tema del Banco Mundial.

Aunque el envío de dinero ya había aumentado después de otros desastres, es la primera vez que la restauración de estos servicios fue considerada como una parte fundamental del socorro y respuesta al terremoto, dice Ratha.

Ratha y otras personas de la comunidad internacional se preguntan ahora cuál será la dimensión del rol que continuará jugando en la recuperación de Haití la extensa y relativamente rica diáspora de ese país en Estados Unidos, Canadá, Francia y otras naciones.

Se espera un aumento de US$360 millones

El aumento del 20% en las remesas que se espera para 2010 supondrá un monto adicional de US$360 millones sobre los niveles normales, según las Perspectivas sobre flujos de remesas 2010-11 del Banco Mundial. La diáspora envió oficialmente remesas por un valor de US$1.400 millones a Haití en 2008 y extraoficialmente esa cifra podría llegar a unos US$2.000 millones.

Gran parte del incremento de este año provendrá probablemente de unos 200.000 trabajadores indocumentados que recibieron un estatus de protección temporal para vivir y trabajar legalmente en Estados Unidos durante 18 meses, dice el informe.

Los flujos adicionales a Haití podrían exceder los US$1.000 millones durante tres años si la situación de protección temporal se extendiera por 18 meses más, añade el documento.

“La ayuda económica en forma de remesas de familiares es siempre la primera que llega en situaciones de emergencia”, dice Ratha.

“Cuando los sistemas y la infraestructura están completamente destruidos y las instituciones no funcionan debido al terremoto, es cuando se necesita socorro rápido y de impacto a nivel individual. Esto es lo que hacen las remesas”.

La asistencia de persona a persona ayuda a reconstruir vidas

La asistencia de persona a persona se reconoce cada vez más como un factor importante en la reconstrucción de las vidas y medios de subsistencia después de un desastre, en parte porque está a nivel comunitario y es brindada a los afectados por gente que ellos conocen, señala Saroj Kumar Jha, directora de programa del Mecanismo Mundial de Reducción y Recuperación de Desastres del Banco Mundial.

Por ejemplo, la Dra. Magalie Emile, presidenta de la Junta Directiva de la Asociación de Profesionales de Haití en Estados Unidos, dice que se sintió inspirada para ayudar a un pequeño empresario cuando visitaba a familiares en Haití en marzo pasado.

“Esta es una de las opciones de la diáspora: llegar a los comerciantes y empresarios locales y prestarles apoyo”, explica Emile. “Ayudar a alguien a mantener un comercio puede ser algo tan fácil como comprar una computadora de US$200. Pero esto no se sabe si no se viaja a casa”.

Proponen bonos destinados a la diáspora

Poniendo la atención en este tipo de apoyo, Ratha –quien trabaja en el grupo de investigación del Banco- ha propuesto que Haití emita bonos de reconstrucción destinados a la diáspora para aprovechar la riqueza de los haitianos en el exterior.

Este grupo estaría más dispuesto que los típicos inversores extranjeros a prestar dinero al país a bajas tasas de interés, lo que permitiría acceder más fácilmente a la realización de proyectos de relevancia social que ofrezcan menor tasa de rendimiento, explica Ratha.

Los bonos destinados a la diáspora ya han sido utilizados en el pasado por Israel e India para recaudar más de US$35.000 millones en financiamiento para el desarrollo. Varios países, entre ellos Etiopía, Nepal, Filipinas, Rwanda y Sri Lanka, están considerando (o han emitido) estos instrumentos para llenar los vacíos de financiamiento.

“No sólo los haitianos que viven en el exterior sino también otras personas extranjeras interesadas en ayudar a Haití, inclusive instituciones de beneficencia, podrían estar interesadas en estos bonos”, dice Ratha.

La oferta de una tasa de interés razonable, por ejemplo de un 5% libre de impuestos para el dólar, podría atraer a una gran cantidad de inversores haitianos que están recibiendo una tasa de interés cercana al 0% por sus depósitos. Los bonos deberían ser implementados también por una organización confiable supervisada por organismos u observadores internacionales, añade Ratha.

Ratha estima que una venta de bonos destinados a la diáspora podría recaudar unos US$200 millones si 200.000 haitianos en Estados Unidos, Canadá y Francia invirtieran US$1.000 cada uno y se reunirían cantidades mayores aún si éstos se extendieran a amigos de Haití y los garantizaran donantes multilaterales o bilaterales.

La idea ha despertado interés en la comunidad internacional, aunque algo del entusiasmo inicial disminuyó cuando las naciones se adelantaron a prometer miles de millones de dólares para la reconstrucción de Haití, dice Ratha.

Cinco países prometieron US$5.300 millones para Haití en los próximos tres años y hasta US$9.000 millones en la próxima década. Pero el país necesitará más que eso a largo plazo y la ayuda de la diáspora brinda otros beneficios, tales como volver a conectar la familia y los amigos de lejos, precisa Jha.

“Creo que la cuestión fundamental sobre la administración de las remesas a través de un bono destinado a la diáspora será esencialmente la conexión de persona a persona. No se trata de un contacto entre donante y beneficiario. Es más bien una conexión entre dos individuos, dos familias o dos personas que comparten una cultura, una forma de vida y una identidad que les son comunes”.

“Creo que si probamos esto para Haití y funciona, se podrán integrar realmente los bonos destinados a la diáspora a cualquier futuro esfuerzo de reconstrucción”.


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