Panorama general
- Los países siempre han mantenido una estrecha vigilancia sobre sus cuentas de ingresos nacionales para evaluar el desempeño económico y la eficacia de sus políticas de desarrollo. Sin embargo, los indicadores tradicionales basados en cuentas del ingreso nacional como el producto interno bruto (PIB) no describen la sostenibilidad económica, social o ambiental a largo plazo de los modelos actuales de crecimiento.
- La Alianza Mundial de la Contabilidad de la Riqueza y Valoración de los Servicios de los Ecosistemas (WAVES, por sus siglas en inglés), iniciada por el Banco Mundial, ayuda a los países a superar el tradicional enfoque en el PIB para comenzar a incorporar la riqueza, que incluye el capital natural, en sus cuentas nacionales.
- Río+20 ofrece una oportunidad única y crucial para acelerar los compromisos previos de aplicar la cuantificación del capital natural como un paso hacia un mundo más sostenible.
El desafío
El PIB tiene en cuenta solo una parte del desempeño económico –los ingresos– pero no dice nada acerca de la riqueza y los bienes que subyacen a estos ingresos. Por ejemplo, cuando un país explota sus minerales, en realidad está agotando la riqueza. Lo mismo puede decirse de la sobreexplotación de la pesca o la degradación de los recursos hídricos. La reducción de estos bienes no aparece en el PIB y, por lo tanto, no se mide.
El cálculo de la riqueza, incluida el del capital natural, es necesario para sostener el crecimiento. El desarrollo a largo plazo es un proceso de acumulación y buena gestión de una cartera de activos que incluye el capital manufacturado, el capital natural y el capital humano y social.
Como lo señaló el premio Nobel Joseph Stiglitz, una empresa privada se juzga tanto por sus ingresos como por el balance, pero la mayoría de los países solo compila el estado de ingresos y gastos (PIB) y sabe muy poco sobre el balance nacional.
La otra limitación importante del PIB es la escasa representación del capital natural. La contribución total del capital natural como los bosques, los humedales y las tierras agrícolas no aparece. La silvicultura es un ejemplo: los recursos madereros se contabilizan en las cuentas nacionales, pero los demás servicios forestales, como el secuestro del carbono y la filtración de aire se pasan por alto. Por lo tanto, el PIB puede dar señales engañosas sobre el desempeño económico y el bienestar de un país.
Como resultado, se están deteriorando los ecosistemas de todo el mundo, y con ellos, la capacidad de respaldar el bienestar humano y el crecimiento económico sostenible. El capital natural es un activo esencial, especialmente para los países en desarrollo, donde constituye una parte significativa (36%) de la riqueza total.
El concepto de contabilizar el capital natural ha estado presente desde hace más de 30 años. Hasta la fecha, sin embargo, el avance del pensamiento conceptual a la aplicación práctica de la valoración del capital natural ha sido lento.
Los obstáculos a la aplicación incluyen: i) la falta de metodologías acordadas internacionalmente para la valoración de los ecosistemas, ii) la falta de adopción de la contabilidad del capital natural por los responsables de las políticas, especialmente los ministros de Finanzas, iii) las limitaciones de capacidad en muchos países en desarrollo, y iv) la falta de liderazgo en la superación del enfoque en el PIB.
El futuro deseado
Nuestro objetivo es un mundo en el que la valoración del medio ambiente conduzca a mejores decisiones para el desarrollo. Creemos que la valoración del medio ambiente y la incorporación del capital natural en las cuentas nacionales pueden respaldar mejores decisiones. La contabilidad de la riqueza (incluyendo la contabilidad del capital natural) puede proporcionar estadísticas detalladas para una mejor gestión de la economía, como las cuentas de los insumos sectoriales de agua y energía, y los resultados de la contaminación que se necesitan para modelar escenarios de crecimiento verde.
Las cuentas de la tierra y el agua pueden ayudar a los países interesados en aumentar la capacidad de la energía hidroeléctrica a evaluar el valor de los usos contrapuestos de la tierra y la mejor manera de alcanzar este objetivo. Las cuentas del capital natural pueden ayudar a los países ricos en biodiversidad a diseñar una estrategia de gestión que maximice la contribución al crecimiento económico equilibrando las soluciones de compromiso entre el ecoturismo, la agricultura, los medios de subsistencia y otros servicios ambientales como la protección contra las inundaciones y la recarga de aguas subterráneas.
La contabilidad del capital natural abarca los tres pilares del desarrollo sostenible y permite que el mundo supere el enfoque en el PIB para centrarse en todos los bienes que un país necesita para su crecimiento y bienestar a largo plazo.
Un paso importante hacia el logro de esta concepción se dio recientemente con la adopción por la Comisión de Estadística de las Naciones Unidas del Sistema de Contabilidad Ambiental y Económica Integrada (SCAEI). Este sistema proporciona un método internacionalmente acordado para dar cuenta de los recursos materiales naturales, como los minerales, la madera y la pesca.
En la actualidad, muchos países quieren llevar la contabilidad del capital natural más allá de los recursos materiales aprobados por el SCAEI como la madera, para incluir los servicios proporcionados por los ecosistemas y otros recursos naturales que no se negocian o comercializan, y por lo tanto son más difíciles de medir. Eso incluye a los servicios que regulan los ecosistemas, como los bosques para la polinización y los humedales para la reducción del impacto de las inundaciones. Sin embargo, la falta de metodologías acordadas internacionalmente para la contabilidad de los ecosistemas sigue siendo un gran obstáculo.
Cómo lograrlo
El Grupo del Banco Mundial ha puesto en marcha la Alianza Mundial de la Contabilidad de la Riqueza y Valoración de los Servicios de los Ecosistemas (WAVES) para fomentar la contabilidad del capital natural a nivel internacional. Esta alianza tiene como objetivo promover el desarrollo sostenible, garantizando que las cuentas nacionales que se utilizan para medir y planificar el crecimiento económico incluyan el valor de los recursos naturales. Los objetivos de WAVES son:
- Ayudar a los países a adoptar y aplicar las cuentas que son relevantes para las políticas y compilar un conjunto de experiencias.
- Desarrollar una metodología de contabilidad de los ecosistemas.
- Establecer una plataforma mundial para la capacitación y el intercambio de conocimientos.
- Crear un consenso internacional en torno a la contabilidad del capital natural.
Desde la puesta en marcha de WAVES en la Convención de Diversidad Biológica de 2010 en Nagoya, Japón, se ha avanzado en fortalecer la alianza y comprobar la viabilidad de la contabilidad del capital natural en cinco países. Cada país está desarrollando un plan de trabajo detallado antes de la implementación. Durante los próximos cuatro años, WAVES ayudará a los países a poner en práctica sus planes. La alianza incluye a naciones desarrolladas y en desarrollo.
Los países de la alianza ya están haciendo avances importantes en el desarrollo de las cuentas de capital natural. Botswana, Colombia, Costa Rica, Madagascar y Filipinas se han embarcado en planes de trabajo que han sido aprobados en el más alto nivel de sus Gobiernos.
Un primer paso clave en la elaboración de estos planes es identificar cuestiones prioritarias específicas de las políticas económicas y crear las cuentas pertinentes del sector. Por ejemplo, las cuentas de la tierra están ayudando a Madagascar, país rico en biodiversidad, a entender cómo financiar más de 60.000 kilómetros cuadrados de zonas protegidas. Las cuentas de la tierra y el agua están ayudando a Costa Rica a evaluar el valor de los usos contrapuestos de la tierra y la forma económicamente óptima de hacer inversiones a largo plazo en su infraestructura de energía renovable. En Botswana, la elaboración de las cuentas del agua ayudará al país a administrar mejor los escasos recursos hídricos a medida que diversifica su economía.
La alianza WAVES también está ayudando con el desafío de superar el obstáculo de las metodologías acordadas internacionalmente para la contabilidad de los ecosistemas. Se creó un Comité de Expertos en Técnicas y Políticas para trabajar directamente con los procesos establecidos por la Comisión de Estadística de las Naciones Unidas.
La contabilidad del capital natural cuenta ahora con nuevo impulso. Los ministerios de Finanzas y Planificación de varios países están pidiendo indicadores macroeconómicos para el desarrollo sostenible. Los ministerios de Medio Ambiente quieren mostrar la contribución del capital natural a la renta nacional para defender eficazmente las asignaciones presupuestarias correspondientes.
Río+20 ofrece una importante oportunidad para que el mundo intensifique sus compromisos previos para la aplicación de la contabilidad del capital natural. El Grupo del Banco Mundial pide a los países que apliquen la contabilidad del capital natural donde hay normas estadísticas acordadas a nivel internacional establecidas por el SCAEI para los recursos materiales naturales como la energía y los bosques. El siguiente paso será que los países puedan trabajar con la alianza WAVES para desarrollar metodologías para los servicios de los ecosistemas más difíciles de medir.