Hace un año, Tadesse Haile, ministro de Industria y Comercio de Etiopía, asistió a un taller en Beijing sobre zonas económicas especiales (ZEE) y desarrollo de infraestructura, y luego viajó a la provincia china de Jiangsu, donde él y otros participantes visitaron parques industriales, fábricas, una empresa de procesamiento de alimentos, y proyectos de riego y biogás rural.
Ahora, Haile y sus colegas han completado el diseño y el marco legal para el desarrollo de ZEE en su país. “Esto está muy influenciado por la experiencia de China”, dijo.
Haile es uno de los más de 200 funcionarios gubernamentales y expertos técnicos de 41 países de África que participaron en un programa de “Intercambio de Conocimientos Sur-Sur”, organizado por el Gobierno chino, sus asociados africanos y el Banco Mundial.
Desde 2008, este programa ha ofrecido una serie de eventos que abarcan diversos temas: zonas económicas especiales, agricultura y reducción de la pobreza, salud, educación y capacitación profesional, y cuencas hidrográficas y manejo de la tierra.
El sólido crecimiento económico de China en los últimos 30 años, que ha sacado a 600 millones de personas de la pobreza extrema, ofrece lecciones para otras regiones, especialmente África, en un momento en que el mundo está observando de cerca si esta región puede convertirse en un león económico al lado del dragón chino y el tigre indio.
Y los crecientes vínculos económicos entre China y África allanan el camino para el intercambio de experiencias: el comercio chino-africano aumentó de US$2.000 millones en 1999 a US$160.000 millones en 2011.
“La cooperación de China con África no es nueva en absoluto. Sin embargo, el nivel y la importancia de la alianza de China con África son nuevos”, indicó Robert B. Zoellick, ex presidente del Grupo del Banco Mundial. “El comercio, la inversión y el intercambio de conocimientos sur-sur pueden convertirse en una importante fuente de crecimiento en la era posterior a la crisis”.
En este sentido, el programa tripartito se propuso crear un modelo de intercambio de experiencias entre países, organizaciones e individuos, y proporcionar oportunidades para la continua interacción y el intercambio técnico entre África y Asia.
Inspiración
El programa se centra en las áreas en las que la experiencia de China es más relevante para África y que pueden inspirar más a los participantes.
Por ejemplo, en 2008, el programa llevó a 32 responsables de formular políticas de 18 países africanos a provincias del interior de China como Guangxi y Jiangxi, donde aprendieron sobre el desarrollo rural, y a provincias costeras como Guangdong y Zhejiang, donde exploraron las inversiones en infraestructura, las empresas de los municipios y las aldeas, la promoción de la inversión extranjera y las ZEE.
“Vi de primera mano cómo China ha ayudado a los agricultores”, dijo Keizire Boaz, un economista especializado en agricultura de Uganda. “Si el camino está pavimentado, el producto llega más rápido al mercado. Con la electricidad, los agricultores tienen radio y televisión, y son conscientes de las tendencias y los precios competitivos del mercado. Esto marca una gran diferencia”.
Otro participante, Andrew Ngone, un asesor del Mercado Común de África Oriental y Meridional[w1] , con sede en Zambia, señaló que una visita a un invernadero de hortalizas le dio una visión de cómo la inversión del Gobierno puede desarrollar empresas privadas viables. “El Gobierno proporcionó la infraestructura inicial, pero los aldeanos lo administraron y lo hicieron crecer a un nivel en el que ya no necesitaron el apoyo gubernamental”, reflexionó.