“Literalmente me cambió la vida”, dice Pablo Rodríguez, un trabajador rural que por primera vez tiene electricidad las 24 horas en su casa gracias a un sistema fotovoltáico (de energía solar) que está pagando en 60 cuotas mensuales de $150 (unos US$7).
Lo que hace más feliz a Pablo es que con electricidad en casa, su hijo puede usar la computadora para hacer los deberes. Son historias que se repiten en las 757 viviendas modestas del interior profundo donde se instalaron sistemas fotovoltáicos residenciales.
Este fue apenas uno de los proyectos del Programa Nacional de Eficiencia Energética, que concluyó en 2011, y que con una inversión de US$22 millones en 6 años logró ahorros acumulados equivalentes al consumo anual de todas las viviendas de un departamento como Artigas.