Imagínese recibiendo solo entre 2 y 6 horas de luz cada día y como si fuera poco, sin saber cuándo exactamente le llegará el servicio. De seguro se verá limitado en el uso del internet, la TV, la recarga de sus aparatos móviles y en actividades como caminar de manera segura de vuelta a casa en la noche, o preservar alimentos en el refrigerador.
Miles de ciudadanos en la República Dominicana, tanto en sectores pudientes como empobrecidos, enfrentan estos obstáculos cada día. Pero hay luz al final del túnel — literalmente.
El Proyecto de rehabilitación de la red de distribución de electricidad, financiado por el Banco Mundial y otros socios ha liberado de los apagones a 826,635 clientes en todo el país, rompiendo el circulo vicioso de las altas pérdidas de electricidad, la falta de pago, el pésimo servicio eléctrico y el grave problema de las pérdidas de vidas humanas por las malas condiciones de las redes.
Además, a través del proyecto se rehabilitaron más de 2 mil kilómetros de líneas de baja y mediana tensión que estaban deterioradas han sido rehabilitadas a un costo de más de 6 mil millones de pesos dominicanos.
Luego de muchas décadas de un servicio caracterizado por los constantes apagones, varias comunidades en zonas urbanas y rurales de la República Dominicana ahora reciben un servicio ininterrumpido, acompañado de un proceso de educación permanente, orientado a promover un consumo responsable, y a tomar conciencia sobre la responsabilidad de pago de la energía consumida.
Es una buena noticia, especialmente para aquellas comunidades víctimas de la delincuencia callejera, para las cuales las zonas oscuras conforman un escenario que limitan la seguridad de la ciudadanía. En este plano el proyecto ha contemplado la iluminación de calles y avenidas de las ciudades y de los barrios carenciados.
Tal vez el aspecto más relevante del programa sea el cambio de actitudes. En un país donde la clase pobre ha sido estigmatizada por no pagar la luz y robar a través de conexiones ilegales, el programa ha evidenciado una voluntad de participar.
En el barrio Las Palmas de Herrera en Santo Domingo, por ejemplo, la compañía de distribución reporta un aumento en la cobranza de julio 2012 de apenas unos 9,000 hasta 1.2 millones de pesos. Además las perdidas re redujeron de un 88% a un 62% también en julio.
Los miembros de las comunidades pobres de la Republica Dominicana están dando el ejemplo de ser ciudadanos comprometidos con el uso eficiente y optimo de la energía contribuyendo así a la sostenibilidad ambiental y al futuro de nuestro planeta.