Las pilas de camisetas de Calvin Klein se reducen minuto a minuto a medida que los diligentes clientes de Costco las retiran de los estantes como si fuesen el producto estrella de la temporada.
Las camisetas blancas son elementos fijos de cualquier guardarropa norteamericano, pero éstas, hechas de fino algodón tejido, parecen ser una ganga.
Pocos clientes parecen percatarse de la etiqueta ‘Hecho en Haití’ -- un sello de calidad en uno de los mercados más competitivos de los EE. UU., la industria textil, que parece estar creando oportunidades para los empresarios e inversores haitianos.
Codevi, fabricante de camisetas Calvin Klein y otras prendas de marca, emplea a más de 6000 haitianos en su fábrica de Ouanaminthe -- una contribución significativa al trabajo de tiempo completo en un país donde el 80 por ciento de la fuerza laboral es autónoma o trabaja de manera informal.
Los tomadores de decisiones, expertos y demás ciudadanos de la parte occidental de La Española coinciden en que los puestos de trabajo de calidad representan el único factor que puede mejorar las perspectivas a largo plazo de Haití e impulsar la recuperación inmediata del país.
El Presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, espera dar un nuevo impulso a esta propuesta durante su primera visita a Haití desde que asumió la presidencia de la institución multilateral.
Kim recalcará la importancia de generar puestos de trabajo a la dirigencia haitiana, incluidos el Presidente Michel Martelly y el Primer Ministro Laurent Lamothe, así como a la cúpula empresarial, con quien se reunirá en los próximos dos días.
“Si bien se ha logrado avanzar mucho en cuanto a la recuperación de Haití, la reconstrucción y el desarrollo del país demandarán un esfuerzo coordinado por un período prolongado. Nuestro compromiso es apoyar a Haití en su paso de la reconstrucción de emergencia al desarrollo económico para poder crear oportunidades para todos”, dijo Kim.
Las inversiones privadas en el sector de los servicios, que tienden a crear la mayor cantidad de puestos de trabajo, están aumentando.
La central eléctrica E-power, el parque industrial Codevi, la empresa de telecomunicaciones vietnamita Viettel y el fondo de capital de riesgo Leopard son apenas algunos ejemplos recientes de grandes inversiones locales y extranjeras realizadas conjuntamente con empresarios locales. Estas iniciativas, respaldadas por la CFI, están generando miles de puestos de trabajo bien remunerados en Haití.
Pero no es suficiente. El sector informal sigue siendo una fuerte atracción, albergando a la mayoría de la fuerza laboral haitiana de 4 millones de personas. Conformado mayormente por micro y pequeñas empresas no reguladas, el sector informal paga salarios bajos y proporciona condiciones de trabajo precarias, un reflejo de la baja productividad y de falta de economía de escala, de acuerdo a los expertos.
Los haitianos saben esto y están emprendiendo una serie de reformas para mejorar el entorno de negocios y el clima de inversiones del país -- ambos ejes de una economía moderna.
Un elemento crucial de este plan es el desarrollo de infraestructura confiable, una mejor regulación y mejor acceso al financiamiento para los creadores de puestos de trabajo: las pequeñas y medianas empresas.
Siendo el costo de abrir un nuevo negocio en Haití más de ocho veces el promedio regional, el país ocupa el puesto n.º 173 entre los 185 países analizados en el informe ‘Doing Business’ de 2013, que mide la facilidad para hacer negocios.