En una especie de paradoja agridulce, la epidemia del VIH/SIDA en América Latina y el Caribe parece ser más grande de lo que en realidad es, a medida que un mayor número de personas viven más tiempo con la enfermedad, dijeron expertos el Día Mundial del SIDA 2012.
Con más de 1,5 millones de latinoamericanos afectados pero sobreviviendo la enfermedad -un alza de 25% desde 2001- el número ilustra tanto los avances logrados en los últimos años contra la epidemia y los desafíos pendientes.
En su respuesta a la epidemia mundial, América Latina ha registrado avances importantes en las últimas dos décadas: por un lado, un aumento significativo de la esperanza de vida de las personas que viven con el VIH / SIDA; por otro lado una estabilización en las tasas de nuevas infecciones en la región. Estos avances incluyen una mayor concientización de la población, el desarrollo de estrategias nacionales y de programas integrados en los sistemas de salud.
Sin embargo, ningún gran avance es posible en tanto los programas de VIH alcancen lleguen a las poblaciones con mayor riesgo de contraer la enfermedad, según los expertos. "La región tiene que poner más énfasis en llegar a esos grupos con éxito", explica Shiyan Chao, experta en salubridad del Banco Mundial.
Aunque la tendencia general muestra un descenso en las nuevas infecciones, las tasas de infección no son parejas en la sociedad en su conjunto. De hecho, los patrones de conducta colocan a ciertos grupos en mayor riesgo de infección.
Dos tendencias son claras en este sentido.
En el Caribe, 250,000 personas viven con el VIH/SIDA y la prevalencia del VIH entre los adultos es mayor que cualquier otra región, con excepción de África subsahariana. En la región caribeña, las infecciones son en su mayoría impulsadas a través del sexo heterosexual sin protección.
En América Latina, por su parte, el sexo sin protección entre hombres es el modo de transmisión importante, y, en menor medida, el trabajo sexual y el uso de drogas inyectables. Pese a esta realidad, sólo una fracción de los programas de prevención y tratamiento se orientan a este grupo con éxito, según advierte Chao.
Esto es especialmente cierto en el Caribe, donde "los tabúes culturales relacionados con el estigma del VIH y la homofobia limitan el debate franco sobre las prácticas sexuales y de comportamiento que impulsan la epidemia del VIH/SIDA", de acuerdo a la especialista en salud del Banco Mundial, Carmen Carpio.