"Cuando yo iba a la escuela mis compañeros eran todos hijos de productores rurales; vivían todos acá. Hoy la mayoría se ha ido del campo; ya no queda ninguno. Nosotros seguimos en el campo, apostamos a quedarnos, pero es muy sacrificado".
Así resume Fernando Sanabia, un productor de duraznos y ciruelas del departamento de Canelones, el sentimiento de miles de productores rurales uruguayos que apuestan a quedarse en el campo y mejorar sus condiciones de vida, sus sistemas productivos, sus ingresos. Pero no es fácil. Sequías, inundaciones, falta de recursos para invertir, economía de escala, son realidades que muchos deben afrontar.
En ellos se enfocó el Proyecto de Producción Responsable (PPR), una iniciativa del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) con apoyo financiero del Banco Mundial y el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF, por sus siglas en inglés), que acaba de finalizar su ciclo luego de siete años de trabajo.
Desde 2005, el PPR apuntó a estimular a pequeños y medianos productores uruguayos a que adoptaran sistemas de producción económica y ambientalmente sostenibles, mejoras tecnológicas en el manejo de los suelos, el agua y la diversidad biológica, contribuyendo a la sostenibilidad del desarrollo agropecuario del país a largo plazo.
El asunto no es menor para un país como Uruguay, donde la combinación de los sectores de la agricultura y agroindustria representa más del 25 % del Producto Interior Bruto (PIB).
Números que cuentan historias
Hoy se puede hablar de números: se financiaron 5.300 subproyectos en todo el país, de los cuales un 86% pertenecía a pequeños productores. Entre los beneficiados directos hay unas 28.000 personas, entre ellas 600 técnicos capacitados. Además, 160 instituciones se asociaron en el camino.
Pero también se puede hablar de las 5.300 historias detrás de los números. Como la de Wilson Pereira das Neves, un productor ganadero del departamento de Salto: "Como uno trabaja en grupo, de repente uno tiene tres vacas y el otro tiene cinco, y otro tiene diez, en conjunto se hace un embarque que permite un precio más diferencia".
En algunos casos el proyecto implicó simplemente usar abono verde para enriquecer las pasturas, o construir un bebedero para el ganado. Para otros se trató de plantar arbustos para asegurarles la sombra a los animales. O mejorar el establecimiento para un mejor sistema de efluentes, limpiar una cañada, comprar maquinaria, o sencillamente alambrar para poder rotar los animales.