Con sus verdes colinas y pintorescos valles escondidos bajo una capa de niebla, el departamento de Antioquia en Colombia se parece mucho a un paisaje de cuento de hadas. Sin embargo, hace un tiempo fue el escenario de un conflicto violento, que todavía no ha terminado.
Entre 2004 y 2006, cerca de 163.000 personas fueron desplazadas internamente. Si en 2005, el 90% de los niños asistía a la escuela primaria, menos de la mitad de los jóvenes concurría a la escuela secundaria en 2007.
Pero el departamento representa además el 13% del producto interno bruto (PIB) del país, según cifras del Gobierno de 2011, el segundo en importancia después de la capital, Bogotá, y por eso simboliza un gran potencial para los jóvenes.
Volver a aprender
Un proyecto gestionado por la Secretaría de Educación de Antioquia y respaldado por el Banco Mundial brindó la oportunidad para que los jóvenes reciban una educación de calidad y adquieran habilidades que demanda el mercado laboral, mejorando así su potencial para seguir el camino de la educación superior o una carrera exitosa.
Mediante subsidios para estudiantes, donaciones para escuelas y mejores métodos pedagógicos adaptados a la realidad que viven los jóvenes, casi el 60% de los adolescentes de los 25 municipios más pobres de Antioquia asistieron a la escuela secundaria en 2012 y casi el 73% de todo el departamento.
Un poco más del 82% de los estudiantes matriculados terminó la escuela, en comparación con solo el 78% de cinco años antes. Casi el 30% de estos alumnos concurre a la universidad, lo que representa un incremento del 23,3%.
Expertos internacionales, congregados con la ayuda del Banco Mundial, llegaron a Antioquia para dictar talleres sobre cómo enseñar a los alumnos la resolución de problemas, el trabajo en equipo o el arreglo de conflictos en la escuela.