Quien fue al cine en noviembre de 2010 y se sentó en su cómoda butaca dispuesto a ver una película de amor, de terror, de suspenso, o de humor, seguramente se encontró con una sorpresa: un video testimonial de un minuto en el que mujeres y niños víctimas de violencia doméstica aseguran que existe una salida.
No se trata de un filme con actores profesionales, director y guión. Son historias de la vida real. De niños y madres que, a pesar de lo que habían pasado, tienen un mensaje de esperanza para compartir. El spot Convivamos sin violencia fue elaborado por la ONG Ceprodih (Centro de Promoción para la Dignidad Humana), en el marco del concurso “Comunidades con Voz”, del Banco Mundial.
Uno de los objetivos fue lograr que los uruguayos reconocieran el nombre de la organización, su trabajo, las posibilidades de colaboración. Y que aquellas mujeres que necesitaran apoyo, supieran dónde encontrarlo. Para eso la organización realizó un convenio con uno de los principales cines de Uruguay, que emitió el video durante varios meses.
La segunda meta era que 30 niños y sus madres, víctimas de violencia doméstica, se comprometieran en la construcción de una cultura de paz, no sólo participando en talleres de video durante varios meses, sino animándoles a dar su testimonio públicamente. Así lo explicó Adriana Abraham, directora de la organización, quien aseguró que “dar la cara y hablar de la experiencia significó mucho para estas madres y chiquilines”.
El spot, que llegó a ser visto por unas 75.000 personas, entre espectadores de cine y usuarios de redes sociales como Facebook y Twitter, fue producido por niños y jóvenes beneficiarios de la organización, quienes durante cuatro meses aprendieron sobre enfoque, luces, colores, y audio.
También debieron hacer las entrevistas, en algunos casos, a sus propias madres. Al escoger los que darían testimonio, no se eligieron personas que pudieran estar en peligro, o fachadas de los refugios a donde van las mujeres cuando toman la decisión de irse de su casa para huir de un ambiente de violencia.
Lucía Machado es una de las protagonistas del video que dio su testimonio. “Fue muy importante para mí haber podido transmitir a madres y mujeres que pasan situaciones de violencia, que sí se puede, sólo hay que animarse”, aseguró.
Para los responsables de la organización, en la producción de este video testimonial era clave no caer en lugares comunes: No hablar de golpes, miedo, ruptura familiar, sino hablar de salidas, capacitación de las mamás, reinserción laboral, esperanza.
La organización no solamente atiende familias víctimas de violencia doméstica, sino que, además, apuesta a la inclusión económica de las familias más pobres, ofreciendo capacitaciones, enseñando a armar un plan de negocios, a reciclar vidrio, a coser, a hacer artesanías, serigrafía, a cocinar, a vender sus productos, entre otras actividades.