El tema era el cambio climático. Alrededor de la mesa se encontraban los representantes de algunas de las principales fundaciones filantrópicas del mundo y el presidente del Grupo del Banco Mundial, Jim Yong Kim.
Se reunieron en el Banco Mundial en la ciudad de Washington la semana pasada para buscar la manera de trabajar juntos en una de las cuestiones más urgentes en la actualidad: cómo evitar que la temperatura del planeta aumente hasta el punto que millones de personas, ricas y pobres, se vean amenazadas por fenómenos climáticos extremos, el aumento del nivel del mar y la baja de los rendimientos agrícolas.
A pesar de la magnitud del problema, no existe un plan mundial que iguale la tarea, dijo Kim. El nivel de la investigación científica necesaria para las soluciones no está “ni siquiera cerca”. Hay una “enorme falta” de financiamiento.
“Algo no está funcionando… ¿Qué se necesita para estar a la altura del desafío?”, preguntó.
La interrogante provocó una avalancha de comentarios e ideas, algunas de los cuales ya están en marcha. Entre ellos, ayudar a las ciudades, donde vivirá el 75% de la población mundial y donde se producirá el 80% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero para 2050.
Esta semana, la Fundación Rockefeller (i) anunció su iniciativa 100 Ciudades Resilientes, (i) un esfuerzo de US$100 millones para crear capacidad de adaptación ante los desastres en urbes de todo el mundo. La entidad, que celebra su centenario, ayudó en la recuperación de Nueva Orleans después del huracán Katrina y dirigió la Comisión de Resiliencia de Nueva York tras el paso de la supertormenta Sandy. Su Red de Resiliencia ante el Cambio Climático en Ciudades Asiáticas aborda la vulnerabilidad frente a este fenómeno y los problemas de las urbes. La nueva iniciativa facilitará el acceso de 100 ciudades a las más recientes mejores prácticas y las ayudará a desarrollar y aplicar una estrategia de resistencia en caso de catástrofes.
“Hemos recibido increíbles muestras de interés”, dijo la presidenta de la Fundación Rockefeller, Judith Rodin, al Consejo Asesor de Fundaciones del Grupo del Banco Mundial el 17 de mayo. “Las ciudades están en primera línea, ya que en ellas estará toda la población del planeta, especialmente en Asia, África y América Latina. El crecimiento es increíblemente dramático. Tenemos que hacer algo”.
De las 100 principales áreas urbanas del mundo, 70 son clientes de la institución, pero solo ocho son solventes, dijo la vicepresidenta de la Red de Desarrollo Sostenible del Banco, Rachel Kyte. No pueden obtener el financiamiento que necesitan para un desarrollo urbano sostenible, ni mucho menos planificar y resistir a los desastres. Esta es un área donde las fundaciones y el Grupo del Banco podrán combinar sus fuerzas, agregó.
“Queremos encontrar cosas que podamos hacer que permitirían aprovechar lo que se está realizando actualmente”, señaló Kyte.