Tras calificar el consumo de tabaco como la pandemia mundial más mortífera de la historia, el ex presidente de Uruguay Tabaré Vázquez instó a los responsables de la toma de decisiones a redoblar esfuerzos para reducir el índice de tabaquismo en América Latina y el Caribe.
En vísperas del Día Mundial Sin Tabaco, Vázquez, oncólogo de profesión, dijo que la guerra contra el tabaco no debería librarse únicamente en los consultorios médicos, sino también en los hogares, lugares de trabajo, espacios públicos y en especial en las aulas de toda la región.
¿Por qué? Porque la mejor arma contra el tabaco es la educación, dijo Vázquez.
Concientizar a la población respecto al impacto negativo del tabaquismo sobre la salud es más eficiente y rentable que atenderlos luego de que enfermen por inhalación de humo, dijo.
“Debemos decirle a la gente que puede ser feliz sin recurrir al tabaco, el alcohol o las drogas,” dijo Tabaré ante una audiencia de expertos y profesionales de la salud reunidos en la sede del Banco Mundial en Washington DC.
Vázquez brindó una clara radiografía de los enormes daños humanos y materiales causados por el tabaco en la región.
Las cifras son asombrosas. La tasa de mortalidad para enfermedades no transmisibles, muchas ellas causadas por el tabaquismo, duplican la tasa de mortalidad para enfermedades transmisibles: 93,8% por cada 100.000 habitantes vs. 55,4% por cada 100.000 habitantes. Asimismo, América Latina gasta más de US$70.000 millones para tratar dos de las ENT más mortíferas: la diabetes y el cáncer.
Y lo que es más grave aún, alrededor de un 25% de la población de la región — 145 millones de personas — es fumadora, mientras que un 20% adicional, ó 139 millones, es obesa o tiene sobrepeso. Si esta tendencia continúa, 10 millones de personas morirán a causa de enfermedades relacionadas con el tabaquismo para el año 2025 — alrededor de 7 millones en los países en desarrollo.