A medida que las ciudades costeras de África y Asia se expanden, muchos de sus habitantes más pobres están siendo empujados hacia los bordes de las tierras habitables y las zonas en mayor peligro de ser afectadas por el cambio climático. Sus asentamientos informales se aferran a las orillas de los ríos y se agrupan en áreas bajas con deficiente drenaje, escasos servicios públicos, y sin protección contra tormentas repentinas, aumento del nivel del mar e inundaciones.
Según un informe reciente, estas comunidades –los pobres que viven en las ciudades costeras e islas bajas– se encuentran entre las más vulnerables al cambio climático y las menos capaces de organizar los recursos para adaptarse. Se enfrentan a un mundo donde el cambio climático pondrá cada vez más en peligro los suministros de alimentos de África al sur del Sahara, y los campos agrícolas y los recursos hídricos de Asia meridional y Asia sudoriental en las próximas tres décadas, mientras los fenómenos meteorológicos extremos ponen en riesgo sus hogares y sus vidas.
Un nuevo informe científico encargado por el Banco Mundial y que se dará a conocer el 19 de junio analiza los riesgos para la vida y los medios de subsistencia de estas tres regiones altamente vulnerables. Turn Down the Heat: Climate Extremes, Regional Impacts, and the Case for Resilience (Bajemos la temperatura: Fenómenos climáticos extremos, impactos regionales y posibilidades de adaptación) amplía el debate sobre el clima, basándose en un informe del Banco Mundial de 2012, que concluyó a partir de una perspectiva mundial que, sin una clara estrategia e iniciativas de mitigación, se ha incrementado la posibilidad de que en el presente siglo el planeta sea 4°C más cálido en comparación con la era preindustrial.
Cifras pequeñas, grandes problemas
Las comunidades de todo el mundo ya están sintiendo los impactos del cambio climático hoy en día, cuando el planeta solo tiene 0,8°C más que en la era preindustrial. Muchos de nosotros sufriremos los impactos más graves de un mundo 2°C más cálido en el transcurso de nuestra vida –20 a 30 años a partir de ahora– y probablemente 4°C para fines de siglo si no se toman medidas a nivel mundial.
El informe expone qué representarán estos aumentos de temperatura, grado a grado, en cada región específica y el daño que se espera para la producción agrícola, las ciudades costeras y los recursos hídricos.
“Los científicos nos dicen que si la temperatura de la Tierra aumenta en 2°C —lo que puede ocurrir en el término de 20 a 30 años— ese fenómeno causará situaciones generalizadas de escasez de alimentos, olas de calor sin precedentes y ciclones más intensos”, señaló el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim. “A corto plazo, el cambio climático, que ya está en curso, podría golpear aún más intensamente a los barrios de tugurios y afectar grandemente las vidas y las esperanzas de personas y familias que poco han contribuido a elevar la temperatura de la tierra”.
El informe, basado en un análisis científico del Potsdam Institute for Climate Impact Research and Climate Analytics, usa simulaciones informáticas avanzadas para tener una imagen más clara de las vulnerabilidades de cada región. Se describen los riesgos para la agricultura y la seguridad de los medios de subsistencia en África al sur del Sahara, el aumento del nivel del mar, la pérdida de los arrecifes coralinos y la devastación de zonas costeras en Asia sudoriental, y la fluctuación de los recursos hídricos en Asia meridional que puede conducir a la inundación en algunas zonas y la escasez de agua en otras, así como afectar el suministro de energía eléctrica.
“La segunda fase de este informe reitera verdaderamente nuestra necesidad de llamar la atención mundial sobre las tareas necesarias para mantener el calentamiento en 2°C”, dijo Rachel Kyte, vicepresidenta de Desarrollo Sostenible del Banco Mundial. “Las ideas del Banco Mundial ya se han puesto en práctica a medida que avanzamos para ayudar a las personas cuyas vidas se ven particularmente afectadas por fenómenos climáticos extremos”.