Bangkok, 8 de agosto de 2013. Hace tres años, Ban Kue Meng era solo otro pueblo rural de la provincia de Yala en Tailandia. En la actualidad, es reconocido como la cuna de algunos de los mejores fabricantes de jaulas para pájaros del país.
La producción de pajareras, un arte musulmán malayo de las provincias más australes de Tailandia (conocidas localmente como “el extremo sur”), pasa tradicionalmente de padres a hijos, pero los jóvenes están perdiendo interés. Sorprendentemente, la mayoría de los fabricantes de este producto en Ban Kue Meng son jóvenes.
Rusalan Meereh, de 20 años, que trabaja en una plantación de caucho, es uno de ellos. La extracción de esta sustancia solo puede realizarse entre las 3 y las 5 de la madrugada, de modo que no le quedaba nada por hacer durante el resto del día. Algunos jóvenes en situaciones similares cayeron en la drogadicción, se implicaron en delitos menores, o participaron en conflictos violentos en el extremo sur del país que han causado más de 5.000 muertos desde 2004.
“Me interesé en la fabricación de jaulas para aves porque mis amigos estaban aprendiendo la técnica”, dijo Rusalan. “Es muy agradable trabajar en algo juntos como un equipo y luego ver que nuestra jaula, en la que hemos trabajado durante un mes, es admirada y comprada”.
El grupo, compuesto en gran parte por jóvenes desfavorecidos, puede ganar ingresos adicionales. Sus jaulas fabricadas por encargo se venden a 2.000-3.000 baht (alrededor de US$60-130) cada una.
La elaboración de jaulas es solo una de las actividades respaldadas por el Proyecto Piloto con Enfoque Comunitario en Situaciones de Conflictos en tres provincias australes de Tailandia del Banco Mundial. El proyecto permitió ampliar el taller y añadir más equipos. Los productores de jaulas fueron enviados a todo el extremo sur para capacitar a otros jóvenes en el oficio.
“La confección de jaulas para pájaros reunió a los miembros de la comunidad. Los niños son alentados por sus padres a aprender. Ahora, ellos pueden compartir sus habilidades con otros y participar en la capacitación a nivel de distrito. Realmente dio confianza a la comunidad”, indicó Ruhana Sudanina, facilitador del Instituto de Desarrollo Local (LDI, por sus siglas en inglés), una organización de la sociedad civil que ejecuta el proyecto.
El proyecto ha contribuido a fortalecer los lazos sociales, lo cual es particularmente importante en las zonas afectadas por conflictos. El taller de jaulas para pájaros se ha convertido en un refugio seguro para los jóvenes. En casos anteriores de disturbios, los padres buscaban a sus hijos y los encontraban en el taller.
“Quiero agradecer al LDI y el Banco Mundial por la implementación de estos proyectos relativos a los medios de subsistencia que están dando empleo a las personas. Soy de este lugar y quiero que nuestras comunidades tengan éxito”, dijo Jirasak Langha, subjefe de distrito de Koh Sukorn.