En la sierra peruana, las mujeres prácticamente hacen el mismo trabajo en el campo que los hombres, además de cuidar los hijos y el hogar. Pero esas labores no son suficientemente valoradas. El poco reconocimiento del papel de la mujer en la vida rural peruana ha contribuido a su vez a que sean sub-representadas en las directivas de las organizaciones de riego, y que su voz y sus intereses no sean suficientemente tomados en cuenta en las tomas de decisiones.
Sin embargo, el papel de la mujer rural en la cadena productiva de una familia en la sierra puede y debe ir mucho más allá: el impulso y el reconocimiento de la participación de las mujeres en la agricultura, su acceso a puestos de líderes en sectores y comunidades puede ayudar a mejorar los ingresos de sus hogares a la vez que se fomenta la inclusión y la equidad en una sociedad que lucha por salir de la pobreza.
Estas son algunas de las observaciones derivadas de un estudio realizado por el Banco Mundial entre 2007 y 2009 llamado: Mujeres líderes en la gestión del riego en la sierra del Perú (i).
El estudio se llevó cabo en las organizaciones de usuarios de agua de los poblados de Chonta, Cajamarca en la sierra norte, y en Arequipa en el sur del Perú. El agua es un asunto vital en las zonas montañosas del país, ya que al carecer de infraestructura, sus pobladores deben saber administrar y utilizar esos recursos de una forma sostenible.
La primera impresión, por ser la más evidente, es la diferencia en las apreciaciones de los roles de hombres y mujeres, algo tradicional en la cultura patriarcal rural del Perú.
El papel del hombre en trabajos donde se requiere fuerza física es más reconocido que el de las mujeres, cuyo papel es el de “madres y esposas”, a pesar de los aportes que dan por ejemplo en el manejo del ganado, el ordeño e incluso en la siembra y recolección, así como en los trabajos más duros asociados al riego, como la limpieza de los canales, ya que en muchos sitios falta la mano de obra de los hombres que trabajan en el pueblo, la ciudad o las minas.
A esto se suma que, según cifras de la Organización Económica para la Cooperación y el Desarrollo al 2010, menos del 25% de la tierra en Perú está en manos de mujeres. “Aunque esta cifra ha venido aumentando, su crecimiento se ve limitado debido a varias restricciones como por ejemplo la alta tasa de analfabetismo entre las mujeres o en el hecho de que aquellas que no están casadas viven bajo uniones consensuales y no tienen derecho a poseer ni la casa ni la tierra”, señala el estudio.