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En aniversario del terremoto, el futuro se ve prometedor para muchos haitianos

Enero 06, 2014


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Bernadette Luc and her son Auguste in front of their house.

Photo courtesy of J/P HRO.

TITULARES
  • Desde que el terremoto azotó Haití en enero de 2010, más de 1,3 millones de personas han dejado los campamentos y han regresado a barrios seguros.
  • El Banco Mundial y otros asociados en el desarrollo apoyan al Gobierno de Haití a través de un programa de exención de matrícula y comidas escolares para mejorar el acceso de niños pobres a la educación primaria.

Bernadette Luc, una madre haitiana de 30 años, se atreve a soñar una vez más. Después de la pesadilla del terremoto de 2010, aún mantenía sus esperanzas de ser propietaria de una casa, formar una familia y abrir un salón de belleza.

Cuatro años han pasado y hoy ella vive con sus dos hijos en una casa nueva en el barrio de Delmas 32, ubicado en el centro de Puerto Príncipe.

Recibió un “paquete de traslado”. Actualmente, Bernadette es una de las 60 000 personas que se han mudado de sus carpas temporales en Pétionville, una comuna donde las lluvias transformaron los suelos rocosos en barro y el calor se volvió insoportable en el verano. 

Desde que el terremoto azotó Haití en enero de 2010, más de 1,3 millones de personas han dejado los campamentos y han regresado a vecindarios seguros. 

En la actualidad, los angostos callejones de Delmas 32 son totalmente diferentes que hace cuatro años. Las calles están muy concurridas, llenas de vendedores, y cuentan con veredas e iluminación pública. 

Aunque esto sea un avance significativo, los residentes todavía enfrentan retos diariamente. 

Los servicios básicos son precarios: la luz se corta por varias horas todos los días; la educación y la atención de la salud son insuficientes y muy caras.

Padres y madres como Bernadette invierten mucho dinero al mandar a sus hijos a colegios privados, en los que los maestros están poco cualificados. Antes del terremoto de 2010, cerca de medio millón de niños en Haití no asistía a la escuela, y actualmente cerca de uno de cada cuatro adultos o jóvenes no sabe leer ni escribir. Además, las familias menos favorecidas luchan por cubrir sus gastos médicos ya que el 40% de los haitianos no tiene acceso a asistencia de salud. 

Sin embargo, las esperanzas no se pierden en Haití. A pesar de las dificultades, Bernadette cree en un futuro mejor para su familia. 

“No quiero que mis hijos crezcan como yo lo hice. Quiero que estudien mucho. Cuando crezcan, me mirarán y me dirán ‘Gracias mamá por ayudarme a ir a la escuela. Sabías que la escuela era nuestro futuro’”.

A medida que el país continúa su reconstrucción, el Gobierno ha lanzado una iniciativa clave para dar acceso universal y gratuito a la educación primaria. También ha comenzado a implementar nuevas políticas de protección social. 


" No quiero que mis hijos crezcan como yo lo hice. Quiero que estudien mucho. Cuando crezcan, me mirarán y me dirán ‘Gracias mamá por ayudarme a ir a la escuela. Sabías que la escuela era nuestro futuro’ "

Bernadette Luc


El Banco Mundial y otros asociados en la tarea del desarrollo apoyan al Gobierno de Haití a intensificar sus esfuerzos de entrega de servicios a través de un programa de exención de matrícula y comidas escolares para mejorar el acceso de niños pobres a la educación primaria. Un ambicioso proyecto de salud para madres y niños también se encuentra en pleno desarrollo. Cuando el hijo de Bernadette, Auguste, se enfermó, ella pudo acceder a la atención de una de las principales clínicas de salud primaria, que es manejada por la ONG J/P Haitian Relief Organization (HRO). (i)

Bernadette ha trabajado arduamente para reconstruir su vida. Sueña con ser dueña de un negocio de manera de tener un futuro estable. “Me gustaría abrir un salón de belleza, donde las niñas del barrio puedan venir, y yo pueda hacerlas sentir hermosas”, contó. 

Abrir un pequeño negocio todavía cuesta en Haití, pero el país y la comunidad internacional trabajan duro en el desarrollo de un ambiente más propicio para las empresas. 

“Cuatro años después, la historia de Haití está cambiando. El país está reconstruyéndose. Hay progreso tangible, pero hay que hacer más para incrementar las oportunidades de todos los ciudadanos”, dijo Hasan Tuluy, vicepresidente de la región de América Latina y el Caribe del Banco Mundial. 

Tuluy prometió que “en el año que tenemos por delante, continuaremos trabajando junto con el Gobierno y los asociados en el desarrollo para ampliar el acceso a servicios esenciales para más personas en Haití”.

Para Bernadette y sus vecinos, estos cambios serán de gran ayuda para que el futuro prometedor que anhelan esté más cercano.


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