Sea que usan la luz solar para calentar agua o las heces de puercos para generar luz, los pequeños empresarios del campo mexicano están tomando la delantera en hacer negocios que no dañan el medio ambiente.
Consciente de que es el segundo mayor productor de gases de efecto invernadero después de Brasil, México ha apostado por el concepto de una agricultura más sustentable o verde -es decir, que no deprecia su entorno.
Actualmente el país desarrolla más de 800 proyectos de agricultura sustentable, que, en conjunto, evitan la emisión de casi 600 mil toneladas anuales de gas carbónico (CO2), equivalente a la electricidad que consumen más de 80,000 viviendas en un año. México produce en promedio 3.8 toneladas métricas de CO2 per cápita por año, que son parte de los llamados gases de efecto invernadero. Los expertos señalan que si no se toma acción contra el cambio climático la economía de México se podría contraer entre 3,5% y 4%.
De hecho, un informe del Banco Mundial advierte que la agricultura de la región debe ser más inclusiva, flexible y resistente para mantener su trayectoria de alto crecimiento sin aumentar su huella ecológica.
Por eso, ganan cada vez más terreno las técnicas de producción agrícola que incorporan el uso de energías alternativas (solar, eólica, biogás) para aminorar los costos y reducir el impacto ambiental de producir alimentos para millones de personas. Muchos pequeños productores agrícolas han instalado estas nuevas tecnologías financiadas parcialmente con donaciones de la Secretaría de Agricultura.
Estos son algunos ejemplos.
Excrementos eléctricos
Los excrementos de 9.000 cerdos pueden ser una fuente de mucho mal olor. Y su descomposición, también envía cantidades importantes de CO2 a la atmósfera. Pero el porcicultor Francisco Treviño, de Puebla (al sur de la Ciudad de México) encontró la forma de eliminar los olores y convertir los excrementos en energía.
Su granja usa un biodigestor, un mecanismo que procesa los excrementos para convertir en energía los gases de efecto invernadero que desprenden. Los excrementos se almacenan en un tanque especial. El gas generado por su descomposición se convierte en electricidad por medio de motogeneradores.
Francisco Treviño y sus trabajadores usan esta electricidad para su maquinaria y regular la temperatura en diferentes lugares de la granja.
"Elimina emisiones de gases de efecto invernadero, nos permite generar energía verde que nos abate costos", dice Treviño, "y sobre todo, lo más importante, reduce los malos olores y las moscas; y nos permite controlar de mejor manera las descargas de la granja."
De sol a sol
También en Puebla, otro criador de cerdos, Pedro Aceves García, usa los rayos del sol para calentar 4.000 litros de agua al día, que se usan para asear el área donde limpian, cortan, y empaquetan la carne y así eliminar las bacterias. Instalado en el techo, este sistema térmico está formado por tubos alineados que forman placas y por los que circula el agua.
“Si (este sistema) es amigable con el medioambiente y me va a generar un ahorro (porque consumen menos gas), pues: doble beneficio para nosotros”, explica Aceves García.
El sol también suministra la energía necesaria para las máquinas de irrigación y distribución de Miaca Tech, un invernadero de tomates y pepinos que manejan varias organizaciones en el estado de Morelos(al sur de la ciudad de México).
En este caso, la energía es generada por paneles solares. Y ya han visto beneficios para su negocio: han podido reducir sus gastos en electricidad de 84,000 pesos a 12,000 pesos mensuales, y no tienen que parar la producción si hay cortes en el suministro.
“Otra cosa, tal vez tan importante como la cuestión económica, o más probablemente, es la cuestión de la contaminación”, afirma José Luis Rodríguez, Gerente de Productos del Campo Las Margaritas.
Los expertos afirman que estos métodos de producción sustentable, aparte de ser beneficiosos para el ambiente y rentables para los productores, también tienen un impacto positivo en el desarrollo de los países que los aplican.