Ciudad Ho Chi Minh, Viet Nam. En 1886, un joven sordo llamado Nguyen Van Truong (también conocido como Jacques Cam) regresó a la que es hoy la Ciudad Ho Chi Minh después de pasar seis años en la Escuela para Sordos de Rodez en Francia. Asumió el cargo de instructor en la Escuela para Sordos de Lai Thieu, la primera de este tipo en Viet Nam, donde enseñó el lenguaje de señas a niños con esta discapacidad.
En 2014, los niños sordos que asisten al Centro de Apoyo y Desarrollo de la Educación Inclusiva para Personas con Discapacidades (CSDIEPD, por sus siglas en inglés) de Ciudad Ho Chi Minh no solo están aprendiendo el lenguaje de señas, sino también a entender el mundo que los rodea y a expresarse de manera que puedan ser comprendidos.
El centro, junto con otros cinco establecimientos de este tipo en Ciudad Ho Chi Minh, Thai Nguyen, Quang Binh y Hanoi, está probando un método innovador para mejorar el desarrollo temprano de los niños sordos. Un “equipo de apoyo a la familia”, integrado por un mentor sordo, un intérprete de lenguaje de señas y un maestro con audición normal, trabajan con los pequeños y sus familias en sus hogares. “Este modelo ofrece una nueva manera de ayudar a los niños”, dijo Nguyen Thanh Tam, director del CSDIEPD de Ciudad Ho Chi Minh. “Solíamos proporcionar apoyo en el centro, pero nuestras instalaciones son limitadas. Ahora, ayudamos a 150 niños en el centro y a otros 170 niños en sus hogares”.
A Linh Nguyen, de 4 años, le gusta que los profesores vayan a su casa. “Los maestros vienen a mi casa a enseñarme a hacer señas. Hoy aprendí sobre frutas y colores. También le enseñan a mi hermano Tu, mi abuelo, mi papá, y todos los demás miembros de mi familia”. Tanto Linh como Tu nacieron sordos.
El modelo, que cuenta con el respaldo del Proyecto de Divulgación de la Educación Intergeneracional para las Personas Sordas (IDEO), es financiado por el Fondo Japonés de Desarrollo Social, administrado por el Banco Mundial y ejecutado por World Concern. Tiene tres características clave:
- El uso del lenguaje de señas como modo primario de comunicación, permitiendo a los niños sordos conectarse con sus familias y el mundo exterior;
- La presencia de mentores sordos como modelos a seguir, defensores y maestros de lenguaje de señas, porque “entienden mejor” las realidades de las personas con sordera, y
- La participación de la familia en el proceso de aprendizaje y desarrollo de los niños.
Se reúne a adultos y niños sordos y sus familias. Mediante un enfoque adaptado al alumno, que se centra en la familia, se abren canales de comunicación para ayudar a los menores a desarrollar todo su potencial.
“Dos meses después de entrar al programa, mi hija puede ahora comunicarse mucho más conmigo. Sabe muchas palabras ahora y me dice los nombres de diferentes frutos cuando salimos. También puede contar”, relató Dinh Vo Kim Ly, madre de Ho Vo Tuong Vi, una niña de 4 años que sufre pérdida de audición.