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ARTÍCULO

Limpiar los gases de escape de los motores diésel puede mejorar la salud y el clima

Abril 29, 2014


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Eric Nora/Banco Mundial

TITULARES
  • Las partículas de carbono negro, que se encuentran en los gases de escape de los motores diésel, son 3200 veces más dañinas para el clima en el corto plazo que el dióxido de carbono y pueden causar enfermedades cardiovasculares y cáncer de pulmón.
  • Si se limpian los gases de escape y se reducen las emisiones diésel en todo el mundo, se puede mejorar la salud de la población y disminuir el impacto en el cambio climático.
  • Un nuevo estudio considera opciones técnicas y de políticas para enfrentar las emisiones de la combustión diésel y comienza a cuantificar las ventajas que puede tener para la salud y el clima la aplicación de medidas en este ámbito.

Se ha sabido desde hace mucho tiempo que los gases producidos por los motores diésel provocan enfermedades cardiovasculares y cáncer de pulmón. Una nueva observación de uno de los componentes de tales gases muestra que el diésel es también un poderoso impulsor del cambio climático al producir partículas de carbono negro 3200 veces más perjudiciales para el clima en el corto plazo que el dióxido de carbono (CO2). Si se controlan los peligrosos componentes de los gases de escape de los motores diésel, como lo han hecho muchos países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), se obtendrían cobeneficios  como disminuir los perjuicios tanto para la salud como para el clima.

“Si nos ocupamos de estas emisiones todos ganamos. No se trata solamente de la salud, sino que también de potenciales beneficios para el clima”, dijo Sameer Akbar, especialista superior en Medio Ambiente del Banco Mundial, quien dirigió un nuevo informe donde se analizan los beneficios que la reducción de las emisiones diésel podría tener para el desarrollo y el clima.

En el corto plazo, bajar la cantidad de carbono negro que se emite al medio ambiente puede desacelerar la tasa de aumento de la temperatura mundial.

Varios países de la OCDE ya han disminuido significativamente estas emisiones. Sin embargo, en las naciones de ingreso bajo y mediano, que es donde se produce la mayoría de todo el carbono negro, se espera que las emisiones aumenten a medida que las economías se desarrollan. El transporte explica casi el 20 % de las emisiones mundiales de carbono negro y se cree que la mayor parte proviene de motores diésel más antiguos que no tienen equipos de control de emisiones, y que en los países de ingreso bajo y mediano se usa combustible diésel con alto contenido de azufre. Estas naciones tienen la oportunidad de aprender de la experiencia de los países de la OCDE en esta materia y obtener beneficios muy importantes para el clima y la salud.

El Banco Mundial, con el fin de ayudar a los responsables de tomar decisiones a calcular las ventajas del control de las emisiones diésel, ha publicado el nuevo estudio  Reducing Black Carbon Emissions from Diesel Vehicles: Impacts, Control Strategies, and Cost-Benefit Analysis (Reducir las emisiones de carbono negro de los vehículos diésel: Impactos, estrategias de control y análisis de costos-beneficios).


" Ahora estamos comenzando a tener las herramientas, las mediciones y la información para comenzar a ampliar el análisis económico que considere los beneficios para el clima de la mitigación del carbono negro en la ecuación de costos-beneficios "

Sameer Akbar

Especialista superior en Medio Ambiente, Banco Mundial

El informe, realizado por el Consejo Internacional para el Transporte Limpio, resume una serie de opciones técnicas y de políticas ya demostradas que pueden ayudar a reducir los riesgos que presentan las emisiones de los motores diésel para la salud y el clima. También introduce un nuevo marco analítico mediante el cual se puede asignar un valor monetario a los beneficios de la reducción de las emisiones de carbono negro.

Las emisiones diésel

En los países que no tienen los controles adecuados, los motores diésel arrojan una mezcla tóxica de partículas pequeñas conocidas como material particulado. Se sabe desde hace mucho tiempo que la inhalación de estas partículas puede dañar los pulmones. La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, un organismo de las Naciones Unidas, las catalogó como sustancias cancerígenas. La Asociación Americana del Corazón ha advertido que estas partículas pueden causar muertes prematuras y  discapacidad debido a problemas cardiovasculares, tales como ataques al corazón y derrames cerebrales. También se cree que estas desencadenan o empeoran la bronquitis crónica y el asma infantil.

Varios países industrializados han tomado medidas para eliminar el material particulado dado que la evidencia que existe sobre el daño que causa a la salud es irrefutable. Los peligrosos gases producidos por los motores diésel se pueden controlar de varias maneras, tales como el uso de combustibles más limpios, que requieren tubos de escape especializados; el fomento de un mejor diseño de los motores e incluso la compra de los vehículos más antiguos, para desecharlos como chatarra o reemplazarlos con vehículos menos contaminantes.

Recientemente, los investigadores dedicados al tema del clima se han centrado en uno de los componentes del material particulado fino, las partículas de carbono negro. Una evaluación realizada en 2013 concluyó que, después del CO2, el carbono negro es el principal contaminante atmosférico en términos de su impacto en el corto plazo para el calentamiento global, y que los tubos de escape de los motores diésel son una de las mayores fuentes de emisiones de carbono negro.

Un nuevo marco

Todas las medidas de control de las emisiones diésel producen beneficios, pero también tienen costos. Para ayudar a los países a elegir maneras de vigilar dichas emisiones, el mencionado estudio del Banco Mundial presenta un nuevo marco analítico.

Este marco amplía los análisis existentes calculando el valor de los beneficios sociales de la mitigación del carbono negro en los impactos climáticos así como también en cuanto a la salud. La tarea de determinar los costos sociales del carbono negro está recién empezando, y se basa en el trabajo en curso sobre el costo social del carbono, que están usando cada vez más los países de la OCDE para dar un valor monetario a los impactos de las emisiones de CO2

En el estudio del Banco Mundial, el marco se aplicó a cuatro diferentes simulaciones de proyectos: motores diésel reacondicionados en Estambul (Turquía); transporte de carga ecológico en Sao Paulo (Brasil); estándares de combustible y vehículos en Yakarta (Indonesia), y autobuses a gas natural comprimido en Cebú (Filipinas). En los cuatro casos, los beneficios para la salud eran mayores que los cálculos de costos-beneficios y, en dos de las simulaciones, los beneficios de las medidas de control se vieron favorecidos por los beneficios climáticos.

El marco es un esfuerzo inicial en el camino hacia una evaluación más exhaustiva de las maneras en que el desarrollo sostenible puede contribuir a múltiples beneficios, incluida la mitigación del cambio climático. Por ejemplo, el marco se podría ampliar agregando otros componentes, tales como la pérdida de la producción agrícola y el daño a los ecosistemas. Es un avance importante porque permite estudiar las ventajas para la salud y el clima de las iniciativas de reducción de las emisiones del carbono negro producidas por los motores diésel. 

“Ahora estamos comenzando a tener las herramientas, las mediciones y la información para comenzar a ampliar el análisis económico que considere los beneficios para el clima de la mitigación del carbono negro en la ecuación de costos-beneficios”, dijo Akbar.


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