“Antes no teníamos transporte de buses a las comunidades, ahora tenemos cada hora”. “Ahora tenemos una carretera con asfalto, señalizaciones, cómoda para viajar”. “Cuando había sequía, no había agua para los animales, para el pasto, para regar los productos que consumíamos y menos para sacar la producción a la venta”. “La gente con la agüita ha regresado a la comunidad y está mejorando su calidad de vida”.
Estas son algunas de las frases que hoy en día se pueden escuchar en las carreteras de Chimborazo, una de las provincias más grandes de la sierra centro del Ecuador.
Su población de casi medio millón de habitantes se dedica a la agricultura y a la crianza de animales, especialmente ganado lechero. Por muchos años, las largas distancias, las malas carreteras y la baja inversión en agricultura han limitado el desarrollo de la provincia.
Pero eso está cambiando. Desde 2008, el proyecto Inversiones de Desarrollo de Chimborazo (PIDD), gestionado por el Banco Mundial y el Gobierno Autónomo Descentralizado de la provincia, ha invertido 21.2 millones de dólares con el objetivo de mejorar la producción agrícola y facilitar el acceso al mercado de los productos locales. Los resultados del desarrollo rural, después de más de cinco años de implementación, son alentadores.
Autoridades, técnicos, líderes comunitarios y población en general han sido beneficiados con inversiones que mejoran su calidad de vida.
Acercar los mercados y promover la inclusión
“Tener una buena vía no solo que mejora el modo de transitar, sino también es salud. Ahora los productos llegan sanos a los mercados, ya no llegan estropeados. Con la vía también tenemos una gran ventaja para el turismo”, señala el prefecto del Gobierno Autónomo Descentralizado de la provincia de Chimborazo, Mariano Curicama.
Al 2014, más de 50 kilómetros se han rehabilitado permitiendo el acceso a salud, educación y más productos. Esto ha significado una reducción del 50% en el tiempo de traslado y un ahorro del 55% en el mantenimiento de los vehículos que circulan por estas carreteras. Para mantener las vías operativas, se han conformado 12 asociaciones de conservación vial.
Para Aurelio Guallan, quien se encarga de dar mantenimiento al sistema de riego en la parroquia Licto, “el proyecto también ha ayudado a que la gente regrese a sus comunidades, pues antes había mucha migración”, afirma.