Es la preferida de roqueros como Carlos Santana y Dave Grohl de los Foo Fighters, y ha hecho apariciones en películas legendarias de Hollywood. No es personaje famoso como ellos pero tiene madera para serlo, literalmente.
En efecto, sea como cuerpo de las famosas guitarras Gibson Les Paul, o como paisaje en una icónica escena de “La guerra de las galaxias”, los cedros y caobas de los bosques milenarios de Petén, en el norte de Guatemala, están cobrando un rol cada vez más importante tanto para el mundo del arte como para miles de campesinos que dependen de ellas para su sustento.
Las propias comunidades han sido protagonistas de este éxito. Tras mejoras introducidas por ellos mismos, unas 600 familias rurales aumentaron sus ingresos en más de un 40%, y consiguieron que se les pague el doble por la madera que producen: de 2,50 dólares hasta 4,25 dólares en promedio por pie tabla.
Estas familias trabajan las maderas de manera sostenible –es decir, sin dañar el ecosistema- como parte de concesiones para el manejo forestal en casi medio millón de hectáreas de la Reserva de la Biosfera Maya, que da cobijo a numerosas joyas arqueológicas de esta civilización.
Organizadas en asociaciones y cooperativas, exportan directamente a los grandes mercados de Europa, Norteamérica y Asia productos certificados con el sello de “Madera justa”, que garantiza un proceso forestal sostenible y promueve un comercio equitativo para las comunidades productoras.