En este contexto, el cambio climático también amenaza con elevar la temperatura del planeta y causar sequías más frecuentes y pronunciadas, que reducirán la disponibilidad de agua.
En un mundo que no cuide sus recursos naturales afectados por el cambio climático, los números pueden llegar a ser mucho peores, con impactos en la economía y la estabilidad política de muchos países, señala el estudio del Banco Mundial "Energía Sedienta: Asegurar suministros en un mundo con disponibilidad limitada de agua".
Un problema de todos
Este problema es bien conocido en Brasil. En 2012, el nivel de agua en las represas en el sudeste y centro-oeste del país alcanzó el 28% de su capacidad a causa de la peor sequía en 50 años. Este volumen de agua, está por debajo del mínimo para garantizar el suministro de electricidad.
Casi 10 años antes, el país vivió ocho meses de racionamiento a causa de la sequía en el noreste, que resultó en una pérdida de 54 mil millones de reales (23 mil millones de dólares) para la industria y un fuerte impacto en el crecimiento económico de 2001. En la vecina Venezuela, otro país muy dependiente de la energía hidroeléctrica, también la población ha estado enfrentando problemas de cortes en el suministro.
Pero la menor disponibilidad de agua no afecta únicamente a las represas. Otras modalidades de generación de energía también están padeciendo la escasez de este recurso. En 2007, en Australia —que entonces vivía la peor sequía en mil años— tres plantas de carbón tuvieron que reducir la producción para proteger los depósitos de agua municipales.
En resumen, el 59% de las empresas de energía y el 67% de las empresas eléctricas sufrieron algún inconveniente relacionado con los recursos hídricos en los últimos cinco años, según el Informe del Agua de 2013, publicado por CDP, una consultoría de temas ambientales.
Si las empresas tienen dificultades por la falta de agua y energía, la situación no es más fácil para la población. Hoy en día, más de un tercio de los habitantes del planeta viven en zonas donde se reduce el suministro de agua, según el Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos (WWAP). Y de acuerdo con el AIE, 2.500 millones de personas tienen poco o ningún acceso a la electricidad.
Una planificación realista
A pesar de estas preocupaciones, la planificación y la producción en el sector de la energía se han hecho sin tener en cuenta las limitaciones actuales y futuras de agua. Esta es una de las principales conclusiones del estudio, el primero de una iniciativa —también llamada Energía Sedienta— cuyo objetivo es alentar a los países a actuar de manera diferente.
China, uno de los primeros países que trabajan con la iniciativa, incorporará esta limitación a su próximo plan quinquenal de energía (2016-2020). Entre las soluciones propuestas a China y otros países, están:
- Usar más energía renovable, como la solar y eólica
- Reciclar y reutilizar el agua usada en la operación de las centrales nucleares
- Reemplazar las plantas viejas e ineficientes
- Aumentar la eficiencia de la producción de biocombustibles
- Crear leyes y regulaciones sobre el derecho de uso del agua en tiempos de escasez
- Integrar la infraestructura de energía y agua
Y, por último, se anima a los gobiernos y las personas a hacer algo simple, pero que no siempre se cumple: conservar el agua y ahorrar energía siempre que sea posible, sin importar el lugar. Este es el primer paso hacia un mundo en el que los cortes de luz y agua sean cada vez menos una amenaza.