El Chikunguña se propaga más rápido por América Latina y el Caribe de lo que se tarda en aprender a escribir y pronunciar correctamente su nombre.
El virus ha causado la muerte de 21 personas e infectado a unas 6.000 en la región, una cantidad relativamente menor si se compara con otras afecciones similares, pero lo que en realidad preocupa a los expertos es que los latinoamericanos no han desarrollado aún anticuerpos contra la enfermedad, debido a su relativamente reciente aparición.
En otras palabras: toda la población latinoamericana es susceptible de contraerla.
Como el ébola, que es ahora una preocupación global, el chikunguña tiene un certificado de bautizo en el África: el nombre nativo del virus quiere decir “doblarse por el dolor” en lengua makonde. Fue también en esta región donde se comenzaron a reportar, a partir del 2004, los primeros brotes de la enfermedad que luego se extendió a Oceanía, el sudeste asiático y algunas zonas de Europa.
Y ahora ha llegado a Latinoamérica.
Los primeros casos se detectaron a finales de 2013 y hasta hoy se sospecha que más de 500.000 la han contraído, principalmente en el Caribe. El virus se expande con rapidez: la última noticia es que ya llegó a tierras australes con dos casos confirmados en Argentina.
No es para menos, el virus del chikunguña se aloja en el mosquito aedes aegypti, el mismo vector que el dengue, un viejo conocido de la región que tan solo el año pasado enfermó a más de 2,3 millones de personas.
Fernando Lavadenz, experto en salud del Banco Mundial, explica cuáles son las causas del incremento de casos en Latinoamérica y el Caribe, y qué medidas podrían adoptar los Gobiernos.
Pregunta: ¿Por qué da la sensación de que la enfermedad "viaja" más rápido que otros virus?
Respuesta: Estamos en el siglo de la migración y de los viajes frecuentes, y por lo tanto, en un contexto de rápida propagación de enfermedades. Hasta la fecha, hay 30 países afectados en las Américas —Argentina es el último— y la mayoría a causa de casos “importados”.
Para darnos una idea, solo en EE UU, nueve millones de personas viajan anualmente a las islas del Caribe, donde se inició el chikunguña en la región. Con seguridad, algunas de estas personas no usaron protección y fueron picadas por el mosquito aedes aegypti. Al trasladarse de vuelta a su país en la etapa de viremia —cuando el virus ya está en el torrente sanguíneo— se convierten en potenciales transmisores de la enfermedad al ser picados por mosquitos que no tenían el virus, lo que comienza la diseminación. En la actualidad hay casos autóctonos como resultado de eso.
Otra razón es que está enfermedad “no existía” en la región, por lo que el ciento por ciento de la población latinoamericana y caribeña es susceptible a contraerla. Es decir, no hay una historial de anticuerpos para el chikunguña, no hay resistencia natural a la enfermedad, por lo que la tasa de ataque del mosquito es muy alta. Finalmente, el hecho de que el aedes aegypti sea el mismo vector del chikunguña, hace que los países con elevadas tasas de dengue sean sensibles a esta enfermedad.