En los últimos años, millones de trabajadores rurales en China han emigrado a las ciudades en búsqueda de empleo. La cantidad llegó a 269 millones en 2013 y se espera que esta cifra aumente de manera continua en el futuro inmediato.
Este cambio ha expuesto los problemas que enfrentan los agricultores al querer participar en los mercados laborales de las ciudades. Los trabajadores migrantes rurales tienen relativamente poca educación, y la mayoría carece de habilidades que les permitan ser candidatos adecuados en tales mercados.
Para resolver este asunto, el Banco Mundial respaldó la puesta en marcha del Proyecto de Desarrollo de Competencias y Empleo para Migrantes Rurales en las provincias de Ningxia, Anhui y Shandong, brindando a estos trabajadores mejor acceso a oportunidades de desarrollo de destrezas y ofreciéndoles servicios de empleo y protección laboral.
Desarrollo de habilidades
En las zonas rurales de Ningxia, la tierra es árida y el clima es duro. Con este entorno, y cada vez menor disponibilidad de tierra cultivable, más personas necesitan puestos de trabajo fuera de la agricultura.
Y en una región tan montañosa y alejada, no es realista para los miembros de la comunidad asistir a escuelas de capacitación formales. Por eso el gobierno local decidió llevar actividades de formación a las puertas de las casas de los pobladores, con ayuda de un vehículo que funciona como un aula móvil.
Este viaja de pueblo en pueblo y está diseñado para satisfacer las necesidades de la población local con cursos muy variados, que abarcan desde la confección de ropa étnica a la preparación de comida que cumple con la ley musulmana, ya que en Ningxia vive la mayor comunidad musulmana del país.
Ma Haihua, una pobladora del condado de Huangdubao en Ningxia, pasó de ser estudiante en el aula móvil a propietaria de un restaurante.
Aprendió cómo usar las especias, preparar platos fríos, cortar papas y saltear carne de cordero. El curso de cocina cambió su vida.
Cuando se dedicaba a la agricultura, su ingreso anual era de 3000 a 4000 yuanes. Desde que abrió el restaurante, que se especializa en cocina musulmana local, sus ingresos aumentaron a 70 000 a 80 000 yuanes al año.
Gracias a su nueva actividad, Ma compró un automóvil y construyó una nueva casa. “Con este restaurante, tengo dinero y puedo mantener a toda mi familia como nunca antes”, dijo con una amplia sonrisa.
En el condado de Guyuan, Ma Shijie regresó a casa para asistir a la capacitación gratuita en habilidades ofrecida por el Gobierno después de pasar algunos años haciendo trabajos no especializados en obras de construcción en las ciudades.
Ahora está aprendiendo cómo operar una excavadora.
“Me gusta la capacitación. Me hace sentir muy bien”, contó Ma. “Algunos de mis amigos que trabajaron como excavadores pudieron ganar hasta 8000 yuanes al mes. Antes, solo podía hacer tareas menores, como mezclar cemento o acarrear ladrillos y ganaba 3000 yuanes al mes a lo sumo”.
En Ningxia viven más de 2 millones de musulmanes. Allí es tradicional aprender árabe y estudiar el Corán, el libro sagrado del Islam.
Desde que China estrechó lazos económicos y comerciales con países árabes en los últimos años, el dominio de la lengua árabe ahora también significa mayores oportunidades en el mercado laboral.
Para lograr que los cursos de capacitación se ajusten mejor a las necesidades del mercado, el Gobierno también ayuda a las escuelas árabes a ampliar su programa de idioma y cultura islámica ofreciendo una educación vocacional más integral. Una parte fundamental de esta iniciativa es el área de los negocios y el comercio.
Con respaldo del Banco Mundial, se han elaborado materiales de capacitación sobre asuntos comerciales en árabe, que ya se están usando. Estos abarcan el comercio internacional, las leyes, los protocolos apropiados en los negocios y la comunicación.