Grandes y espectaculares edificios frente a barrios de viviendas pobremente construidas. Modernas autopistas urbanas al lado de trochas de tierra y piedra en zonas rurales. Lujosos centros comerciales que contrastan con cientos de vendedores ambulantes en las calles de las ciudades.
Por todas partes vemos signos de inequidad económica en América Latina, la región más desigual del mundo, según los expertos.
Si bien en la última década la bonanza en las materias primas incidió en un crecimiento récord de la clase media, la brecha entre ricos y pobres no ha logrado reducirse de la misma manera, y en momentos en que la región enfrenta una desaceleración de la economía, la pregunta que surge es ¿qué pasará con los avances sociales logrados durante los últimos años?
Este es el centro del informe Desigualdad en una América Latina con menor crecimiento (i) presentado por el economista jefe para América Latina, Augusto de la Torre, en la sede del Banco Mundial y transmitido vía webcast con una activa participación de internautas en las redes sociales Twitter y Facebook bajo las etiquetas #Perspectivas2014 y #LaDesigualdades.
Según De la Torre, la desigualdad se redujo en Latinoamérica en la última década pero menos de lo que se cree. Esto se explica en que si bien hubo un incremento récord en el empleo, la dispersión salarial fue un factor a tomar en cuenta debido a la baja calidad de la educación.
Es decir, si bien los pobres tuvieron mayor acceso a la educación esta no tenía la calidad suficiente por lo que las habilidades de estas personas al salir al mercado laboral eran menos reconocidas, afectando sus ingresos. Por eso los bajos salarios que se registran en la región, señaló.
“Es el empleo y los cambios en el empleo, más que el crecimiento económico, los que afectan a la desigualdad en Latinoamérica”, aseguró De la Torre. Y para tener un empleo bien remunerado se necesitan las habilidades que solo puede dar una educación de calidad, un factor importante que aún sigue en deuda en la región.
En esto coincidieron algunos internautas como Gregorio Delgado, quien via Facebook comentó “solo capacitando mucho a las personas habrá desarrollo, aunque lento, pero sostenido. No hay otra fórmula, aunque el país tenga riqueza en abundancia proveída x la tierra”.
Menos crecimiento, ¿más desigualdad?
Según las nuevas perspectivas económicas, la región crecerá este año menos de lo esperado –un 1,2%- debido al frenazo de las economías emergentes, como India y China. Incluso Brasil se espera que crezca solo un 0,5% en 2014, en un panorama heterogéneo donde Panamá, Bolivia y Colombia crecerán más de un 5%.
De la Torre dijo que es poco probable que Latinoamérica vuelva a registrar las tasas de crecimiento del 5% promedio anual que registró en la década pasada; más bien rondarán un promedio del 3% -de hecho para el 2015 se pronostica una expansión del 2,2%. Pero la buena noticia es que el “actual retroceso no está acompañado de crisis como en el pasado”, aseguró.
El experto agregó que ciertamente habrá tensiones entre la búsqueda de crecimiento y el mantener los empleos para asegurar los avances sociales. Afirmó que algunos países se verán tentados en el corto plazo a buscar el camino de menor resistencia, es decir, manteniendo el consumo, aumentando el gasto público y endeudándose más, lo que pone en riesgo el crecimiento en el largo plazo.
Pero que lo importante es muchos cuentan con una política monetaria contracíclica con tipos de cambio flexibles y con un amplio espacio para endeudarse, lo que les permitirá mantener los puestos de trabajo sin comprometer la productividad en el largo plazo para estimular así el crecimiento.
Específicamente en el caso de Brasil, mencionó la necesidad de que el gigante sudamericano –que registró uno de los mayores avances en su clase media en los últimos dos lustros- cambie su estructura enfocada en el consumo interno hacia la atracción de mayor inversión.
Es por ello que las reformas que los países deben afrontar para volver a un crecimiento que beneficie a los pobres debe enfocarse en educación de calidad en todos sus niveles y en impulsar la productividad a través de la innovación.
“Si la región tiene éxito en sus reformas para mejorar la productividad y no mejora la calidad de la educación se nos vendrían tiempos de mayor desigualdad, los salarios de los trabajadores con mayores destrezas se separaría de los salarios de los trabajadores de menores destrezas. El éxito en las reformas de productividad si no están acompañadas por un aumento de la calidad de la educación bastante universalizado puede generar un retroceso en las ganancias que habíamos tenido”, afirmó De la Torre.