El 2015 se presenta para América Latina como el año en que dejará de crecer al ritmo en que lo venía haciendo en la pasada década, pero también el año en el que los ciudadanos exigirán mejores servicios que le den un impulso a su calidad de vida.
Uno de los problemas más graves de la región es, sin duda, la inseguridad. Con solo 10% de la población, en América Latina se cometen el 30% de los homicidios a nivel mundial. Esto, sumado a otros delitos, tiene consecuencias graves para las personas, pero también para la economía y el desarrollo de los países.
“Las estrategias para estudiar la violencia, para entenderla, y los métodos para tratar de evaluarla y explicar qué sirve o no sirve son muy similares a los que se utilizan para entender otras epidemias”, dijo en esta entrevista el médico epidemiólogo, Andrés Villaveces, que forma parte de un equipo que busca crear una plataforma continental para intercambiar conocimientos e ideas sobre cómo hacerle frente al problema.
Algunas de estas ideas ya se están poniendo en práctica, no solo de parte de los gobiernos y las organizaciones internacionales, sino también, en algunos casos, de parte de los propios perpetradores de la violencia, como en el caso de estos expandilleros de Centroaméricaque trabajan para evitar que otros jóvenes sigan sus pasos.
Aunque en este tema, afirman los expertos, quizá lo más importante es combatir la desigualdad. Una prioridad para América Latina, si se toma en cuenta que es la región del mundo en la que existen más disparidades entre los que más ganan y los que menos ingresos perciben.
Inequidad y trabajo informal
“Un aumento en la desigualdad debido a que los ricos se vuelven más ricos (y no a un aumento en el porcentaje de pobres) es lo que ha contribuido a incrementar la tasa de homicidios”, explicaba en esta entrevista el economista Hernan Winkler, co-autor de un estudio del Banco Mundial sobre desigualdad y violencia en 2.000 municipios de México.
La tarea no es fácil, pues se calcula que del total de empleos de la región, la mitad son informales. El gran reto para los países es generar empleos formales y de buena calidad.
La lucha contra la pobreza en la región también se ha anotado algunos éxitos con los programas de transferencias condicionadas de efectivo, en lo que las familias más pobres reciben dinero a cambio de enviar sus hijos a la escuela y llevarlos periódicamente al médico.
En este sentido, una de las iniciativas más destacadas es Bolsa Familia, en Brasil, logró reducir a la mitad la pobreza extrema y hoyes considerada un ejemplo para el resto del mundo.