Los consumidores usan el azafrán como medicamento, en los alimentos, para cocinar y como remedio para muchas enfermedades. En la actualidad, 1 kilo de azafrán producido en Afganistán cuesta unos US$2000 en los mercados mundiales. “El azafrán puede ser cultivado en muchas zonas. Económicamente hablando, si cada familia tuviera medio jerib o 1 jerib de tierra para cultivar azafrán, no tendríamos pobreza”, dice Bashir Ahmad Rashidi, quien preside la NUSG y además es presidente de Aryana Saffron Company. Su empresa, que se puso en marcha en 2011, ahora es considerada una de las principales productoras de azafrán.
El cultivo de azafrán en Afganistán se remonta a más de un siglo. Pero la siembra de esta planta había quedado en el olvido hasta hace unos 22 años, cuando algunos afganos que habían estado familiarizados con el cultivo y la producción de azafrán en Irán regresaron y decidieron continuar con la práctica en el distrito de Ghoryan en la provincia de Herat. Esta tendencia, que comenzó con 60 metros cuadrados de terreno, avanzó tan rápido que ahora más de 800 hectáreas en Herat están destinadas a la plantación de azafrán.
La lucrativa cosecha de azafrán llamó la atención del Gobierno, dando lugar a la idea de que este producto podía llegar a ser una buena fuente de ingresos para los habitantes rurales. Por ello, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Riego (i) importó 18 toneladas de azafrán desde Irán y comenzó la fase piloto de cultivo. Cuatro años más tarde, quedó claro que el resultado era mejor de lo esperado.
Mayor producción de azafrán, menor cultivo de amapola
El Gobierno de Afganistán y la comunidad internacional han estado tratando desde hace algunos años de aumentar la producción de azafrán y, al mismo tiempo, sensibilizar sobre sus beneficios. Esto tiene por objeto desalentar el cultivo de amapola entre los agricultores y reducir así esta planta en el país. Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, (i) Afganistán es uno delos principales productores de amapola en el mundo.
Iniciativas como el Programa de Desarrollo de Empresas Rurales de Afganistán (AREDP, por sus siglas en inglés) (i) —que opera en el marco del Ministerio de Rehabilitación y Desarrollo Rural (MRRD, por sus siglas en inglés) (i) y cuenta con el apoyo del Banco Mundial y el Fondo Fiduciario para la Reconstrucción de Afganistán (ARTF, por sus siglas en inglés)—, (i) están orientadas a la expansión de las industrias lícitas en Afganistán a fin de reducir el cultivo de amapola.
El AREDP, que se inició en 2010, tiene como objetivo mejorar la movilización de recursos y las actividades económicas mediante la organización de la población rural pobre en grupos de ahorro, asociaciones rurales de ahorro y préstamo y grupos de empresas. Persigue fortalecer los vínculos de las empresas rurales con los mercados y las cadenas de valor, proporcionando apoyo técnico a más de 1345 grupos de empresas (63 % de mujeres) y 256 pequeñas y medianas empresas (13 % de mujeres) que han sido seleccionados por ser potencialmente factores decisivos en la creación de empleo rural y en la generación de ingresos.
Entre otras tareas, este programa convoca regularmente a exhibiciones y encuentros relacionados con el cultivo, la producción y la venta de azafrán para que los agricultores conozcan mejor el proceso de sembrado de esta planta. También permite a los agricultores viajar para poder aprender de las experiencias de otros países.
“Hemos realizado cinco exhibiciones nacionales para 10 empresas de azafrán”, dice Rahmatullah Quraishi, director ejecutivo del AREDP. El programa también apoyó visitas a India de unas seis empresas productoras de azafrán de la provincia de Herat con el fin de mejorar los conocimientos sobre el azafrán, las habilidades técnicas para su cultivo y el fortalecimiento de los nexos con el mercado de este producto. El viaje cuesta casi US$20 000 a US$30 000, señala Quraishi, añadiendo que estas visitas han demostrado ser muy útiles para mejorar la producción de azafrán, los nexos con el mercado, las habilidades y los conocimientos de los agricultores de Herat. Después de este viaje y el apoyo técnico entregado por AREDP, las ventas de estas empresas han aumentado en alrededor del 90 % y la creación de empleo en un 20 %.
Aunque la producción de azafrán ha tenido un buen comienzo, los productores tienen la esperanza de ver un incremento de la demanda en los mercados nacionales e internacionales. “Tenemos muy pocos contratos a través de los cuales los agricultores pueden exportar oficialmente azafrán, pero se vende de forma individual a India, Dubai y Turquía”, dice Bashir Ahmad Rashidi. Él espera que la producción en Herat suba a 4 toneladas en 2014 y le gustaría que se preste más atención al suministro a los mercados nacionales. “El uso de azafrán ha aumentado en Afganistán, pero aún no es parte de la cultura”, observa.
Más empleo para las mujeres
El cultivo y la producción de azafrán crean numerosas oportunidades de empleo, especialmente para las mujeres que realizan el 80 % de las actividades, incluyendo la cosecha, el refinado y el envasado.
Beheshta Karimi, una joven de unos 20 años, trabaja para Aryana Saffron Company. Ella es responsable del refinado y envasado del producto y, como tal, supervisa a otras 10 mujeres y trabaja junto a ellas en una pequeña habitación. Los escritorios están dispuestos en las esquinas de la pieza y las operarias llevan a cabo sus labores calmadamente detrás de los mesones.
“Comenzamos a las 8 de la mañana y cerca de las 5 de la tarde; debemos preparar 1 kilo de azafrán para que esté listo para ser envasado”, cuenta Beheshta. La joven gana un sueldo de 7000 afganis (alrededor de US$120) y sus subordinadas reciben 5000 afganis (cerca de US$87) al mes. No considera que su trabajo sea difícil y dice que sus colegas están muy contentas de tener esta oportunidad de trabajo.