En 2013, 50 millones de personas (i) fueron desplazadas de sus hogares, siendo esta la cifra más alta desde la Segunda Guerra Mundial y un hito que causa preocupación en el mundo.
Este problema y otros relacionados con la "fragilidad" y la violencia ocuparán un lugar central cuando unos 1000 expertos y líderes gubernamentales y políticos se reúnan en el Banco Mundial en la ciudad de Washington del 11 al 13 de febrero con motivo del Foro sobre Fragilidad, Conflicto y Violencia. (i) Las sesiones sobre el virus del Ébola, la juventud y la redefinición de la fragilidad serán transmitidas en vivo.
La fragilidad, el conflicto y la violencia se han asociado durante mucho tiempo con la falta de avances en el desarrollo y un problema de los países pobres que se recuperan de guerras civiles. Pero existen conflictos significativos incluso en los países ricos.
Un cambio importante en el enfoque del Grupo Banco Mundial fue motivado por el Informe sobre el desarrollo mundial 2011: Conflicto, seguridad y desarrollo, (i) cuyo mensaje central fue que "para acabar con los ciclos de violencia, es imprescindible reforzar las instituciones y los sistemas de gobierno legítimos de manera que se pueda garantizar la seguridad ciudadana, la justicia y el empleo".
La fragilidad mundial ha seguido evolucionando y está adoptando nuevas formas, como la primavera árabe y la consiguiente fragmentación estatal; el surgimiento del nacionalismo étnico; el conflicto subnacional en países emergentes de ingreso mediano; el trauma psicológico que precipita ciclos repetitivos de violencia urbana, y el nexo entre la delincuencia organizada y el tráfico ilegal de drogas y las guerras civiles.
Los expertos sostienen que hay una gran necesidad de replantear la naturaleza de la fragilidad (i) y encontrar maneras más eficaces de abordarla.
“La naturaleza de la guerra está cambiando, y debemos ser muy innovadores”, dijo Betty Bigombe, (i) directora superior de Fragilidad, Conflicto y Violencia del Banco Mundial.