¿Si viviera en un lugar árido, qué considera que sería lo más apreciado y lo más caro?
Ya sea que viva o no en un desierto, el agua es uno de los elementos más valiosos para la humanidad. Sin embargo, según datos del Banco Mundial, para 2050, más de mil millones de personas vivirán en ciudades sin suficiente agua. A medida que se incrementa la población, también crece la necesidad de abastecimiento. El principal problema radica en que la cantidad de agua que hay en el mundo no aumenta.
En este escenario, Latinoamérica juega un papel clave, pues cuenta con la mayor cantidad de agua dulce en el mundo. Según la GWP(Global Water Partnership), casi un tercio de los recursos hídricos renovables están en Sudamérica.
En el listado de los países que cuentan con la mayor cantidad de agua, tres países latinoamericanos están entre los 10 primeros: Brasil (primer sitio), Colombia (tercero) y Perú (octavo).
Pero esta abundancia de agua no llega a todos. En ciudades como Lima, Sao Paulo y la Ciudad de México, donde la demanda de este recurso es muy elevada, gran parte del agua potable es desperdiciada debido al uso ineficiente y a las malas instalaciones, agravando así la futura crisis. Son los barrios de mayores ingresos quienes más malgastan el agua frente a los barrios pobres cuyos habitantes sufren de escasez diaria del recurso.
Alto precio del agua
Según información del Programa Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), más de 1.100 millones de personas en el mundo, distribuidas en 31 países, carecen de acceso a agua potable.
En Perú, por ejemplo, donde una gran zona del país es un gran desierto, los más alejados obtienen el agua a través de camiones cisterna, pozos artesanales, ríos, acequias o manantiales. Muchas veces esta agua es de inadecuada calidad y su provisión no es segura. El país ya supera el 90% de cobertura en agua y saneamiento, pero son justamente los que no la tienen quienes pagan más por el servicio.
La Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (SUNASS) indica que un metro cúbico de agua para un usuario conectado a la red pública cuesta aproximadamente 30 céntimos de dólar, mientras que comprar agua al camión cisterna puede llegar a costar más de cuatro dólares por metro cúbico, es decir, más de 12 veces su precio.
“El agua aquí es cara, por cada tanque nos cobran hasta 10 soles [unos 3,3 dólares] y encima está sucia y viene con cochinadas”, comenta Juan quien vive junto a su familia en un barrio pobre en las afueras de Lima. El tanque comprado apenas le alcanza para un día (un metro cúbico).
Pero el problema no es solo que el agua llegue a todos. En países como Uruguay, donde la cobertura de agua es del 100%, casi la mitad del agua limpia se pierde debido a tuberías viejas, robos o fraudes. Esto se repite a lo largo de toda la región.