A menudo, los desafíos ambientales parecen demasiado enormes y demasiado difíciles incluso para tratar de estudiarlos, pero cuando se habla del caso de la contaminación, hay buenas razones para seguir siendo optimistas. Las ciudades de Santiago (Chile) y Bangkok (Tailandia) son una prueba de que la acción para frenar la polución redunda en beneficios económicos y en materia de salud para la población local.
Cada año, 8,9 millones de personas mueren debido a causas evitables provocadas por la contaminación del aire, del agua y de la tierra; de esa cifra, 8,4 millones fallecen en los países en desarrollo. La contaminación atmosférica es uno de los mayores riesgos para la salud en las naciones de ingreso bajo y mediano, ya que alrededor de 7 millones de habitantes mueren en el mundo debido a la exposición a la contaminación ambiental y doméstica.
Aunque la polución afecta seriamente la salud y el bienestar de los ciudadanos alrededor del planeta, es en gran parte un problema que se puede solucionar si se toman medidas a nivel local.
Hace años, Santiago era una urbe abrumada por el smog. La contaminación atmosférica, que “atoró” a la ciudad, provocó enfermedades y molestias para sus habitantes.
“Yo tenía crisis cada 15 días”, cuenta Francisca Ianes, de 25 años, una víctima de la sofocante contaminación atmosférica en Santiago. “Mi mamá tenía que llevarme a urgencia y me ponían oxígeno”.
La historia de Francisca no es única. Hace décadas, un estudio mostró (i) que casi la mitad de los niños en Santiago sufría de enfermedades respiratorias debido a la contaminación atmosférica. En 1995, una investigación del Banco Mundial (i) concluyó que el costo de la atención de salud de las enfermedades relacionadas con la contaminación en Santiago era mayor que el costo de limpiar la contaminación en la ciudad.
Desde entonces, Santiago ha adoptado medidas que incluyen un transporte urbano más ecológico, el control de las emisiones en los autos y las fábricas, el uso de gas y fuentes de energía más limpias y campañas de promoción del empleo de bicicletas (ver el gráfico abajo). Los habitantes de todas las edades y de todos los sectores están siendo beneficiados.
“Cada año, va disminuyendo la cantidad de niños que ingresan al hospital por enfermedades respiratorias”, dice Ianes, quien se desempeña como técnico paramédico en el Hospital Calvo Mackenna y se siente optimista acerca del futuro de Santiago.