Los titulares de la prensa económica en América latina hablan cada vez más del “fin de la fiesta”, “el cierre de un ciclo de bonanza”, “la desaceleración del auge” de la región.
Es que después de disfrutar de un extenso periodo de auge, marcado por el alto precio de las materias primas, el crecimiento de China y otros emergentes que contribuyeron al mejor desempeño de la región en 40 años, las cifras comprueban que la fiesta, efectivamente, está por terminar: de un crecimiento promedio del 4% en 2011, la región bajó al 1% en 2014 y se pronostica para este año una expansión de apenas el 0,8%.
Con razón dice el refrán que con el periódico de mañana todos somos adivinos, porque hoy parece evidente que ya en 2012 estaban dadas todas las señales de que la fiesta estaba por acabarse, que el “boom” llegaba a su fin.
Surge entonces la pregunta, ¿se provechó el auge económico de esos años para hacer reformas estructurales, para hacer economías más competitivas, para fomentar modelos menos dependientes de las fluctuaciones en los precios de las materias primas?
Este fueron algunos de los puntos de discusión en la presentación del informe Perspectivas 2015, realizado por el economista jefe Augusto de la Torre en Washington, y que fue transmitido en vivo vía internet a través de la plataforma En Vivo del Banco Mundial, y en las portadas de El País América, RPP del Perú y el Financiero de México.
"Por supuesto, la región podría haber hecho mucho más reformas, pero eso no significa que no se haya aprovechado el ‘boom’", aseguró de la Torre, autor principal del informe "América Latina recorre un estrecho camino al crecimiento: la desaceleración y sus retos macroeconómicos”.
"En primer lugar, se aprovechó el período 2003-2008, para mejorar los modelos de política macroeconómica. La región en su conjunto es menos vulnerable a los ´shocks´ macroeconómicos y financieros", añadió.
De La Torre también señaló que, aunque la región sigue siendo muy dependiente de las materias primas, su modelo de exportación es muy diferente del de los años 80. Además, los procesos de producción agrícolas y minerales han experimentado significativas mejoras tecnológicas y están más conectados con las economías locales. Por lo tanto, benefician más a los productores y a los ciudadanos.
"Desafortunadamente, el tiempo de bonanza no fue suficiente para que las reformas orientadas al crecimiento pudieran hacerse en medio de un contexto más favorable", agregó Samuel Pieknagura, co-autor del informe.
"Por no hablar de que muchos de estos cambios son lentos para entrar en vigor. Por eso, aunque algunos países han creado e implementado programas orientados al crecimiento, todavía no puede ver los frutos de la reforma", añadió Pieknagura.
El informe tuvo bastante eco en redes sociales. Algunos participantes, como el economista mexicano Rodrigo Aguilera, subrayaron que 2015 será un año decisivo para sus países. “Las grandes expectativas económicas del sexenio se ven cada vez menos realistas”, tuiteó. Otros, como @Conocimiente, contribuyeron con ideas: “Recuperaremos crecimiento, cuando gobiernos se dediquen a crear condiciones para surgimiento de empresarios”.