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ARTÍCULO

Los costos de la evasión de los aranceles aduaneros en Túnez

Junio 22, 2015


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Puerto de Rades, Túnez.

© Dana Smilie l Banco Mundial

TITULARES
  • La evasión de derechos o “aranceles” aduaneros en Túnez provocó enormes pérdidas en ingresos fiscales y una desigualdad significativa, dado que los empresarios con conexiones políticas fueron probablemente los mayores beneficiarios de dicha práctica.
  • Las empresas con nexos políticos evadieron impuestos a las importaciones por al menos US$1200 millones entre 2002 y 2009 al declarar precios más bajos de los artículos individuales.
  • Aunque la Revolución de los Jazmines de 2011 redujo drásticamente los privilegios que disfrutaban quienes tenían vínculos con el régimen del expresidente Ben Ali, la evasión arancelaria ha aumentado en general en Túnez.

Cuando el expresidente de Túnez, Zine El Abidine Ben Ali, fue derrocado al comienzo de la primavera árabe en 2011, llegó a las manos de las autoridades tunecinas un extraño archivo de actividades financieras ilícitas: una prueba documental única de hasta dónde las personas (en el poder) pueden usar su influencia para hacer más dinero del que deberían por el camino más fácil, inclinando las reglas a su favor. En primer lugar, se tuvo conocimiento que las empresas vinculadas al presidente, sus familiares y parientes políticos monopolizaron de manera deshonesta una parte desproporcionada de las ganancias del sector privado del país. Ahora, se sabe que, en la búsqueda de no solo más beneficios, sino mayores beneficios, también evadieron elevados montos de derechos aduaneros. ¿Por qué esto es importante?

Como es de conocimiento de los fiscales en todo el mundo, creer que las empresas no están cumpliendo las reglas y demostrar esto son dos cosas muy diferentes. El examen de la amplia cartera de Ben Ali es un ejemplo de ello: después de su huida, el Estado tunecino confiscó los activos comerciales de no menos de 114 personas vinculadas a él. Pero este mes en respuesta a un pedido, al parecer de uno de los familiares de la esposa de Ben Ali, un tribunal local anuló el decreto que permitía la confiscación, dejando, por el momento, sin aclarar la propiedad de sus activos en Túnez.

En el ínterin, sin embargo, los investigadores aprovecharon de examinar cuidadosamente el archivo. Sus investigaciones revelan que casi un tercio de las 662 o más empresas de propiedad del clan de Ben Ali eran firmas de importación y exportación, y que es probable que estas estuvieran entre las empresas más grandes y rentables de su conglomerado. Luego, los investigadores analizaron la “brecha de evasión” entre el valor de los bienes que los países declararon haber exportado a Túnez, y el valor que las empresas vinculadas a Ben Ali informaron que habían recibido. La muestra resultante (i) incluía 1386 productos y 16 países, y cubría el 69,75 % del total de las exportaciones y el 61,03 % del total de las importaciones declaradas en Túnez.

Ellos prestaron especial atención a los países con una reputación de buen mantenimiento de registros, como Alemania, los Países Bajos y Bélgica. Encontraron que el valor declarado de las importaciones por parte de las empresas de Ben Ali superaba al de una empresa promedio en un 18 %, y la cantidad de importación declarada era un 21 % más alta que el promedio. En otras palabras, estaban importando más que la mayoría de sus competidores. Sin embargo, sobre todo para las mercancías sujetas a altos aranceles —como los automóviles europeos y los productos electrónicos chinos— el precio o valor unitario que le asignaban a cada artículo era en promedio un 8,1 % más bajo que los informados por otra empresa, o sea “un error al escribir” que significaba que pagaban menos derechos.

Las empresas de Ben Ali usaban la subestimación como estrategia más a menudo que otras firmas tunecinas. Estas últimas también evadían los aranceles, aunque en su mayor parte lo hacían declarando menores cantidades de importaciones o clasificándolas de manera errónea. Al margen de la integridad y los escrúpulos legales, estas evasiones impositivas se fueron sumando, y en la actualidad se estima que entre 2002 y 2009, las omisiones por parte de “empresarios con conexiones políticas” hicieron perder al Gobierno tunecino al menos US$1200 millones en aranceles de importación, unos US$1200 millones más que lo que el Gobierno perdía de todas formas por todas las otras empresas que evadían pagar la totalidad de sus derechos de importación.

Esto es importante porque se trataba de dinero que podría haber sido usado para el bienestar general de la población de Túnez, que llega a aproximadamente 11 millones de personas. En cambio, contribuyó en gran medida a la desigualdad socioeconómica, beneficiando a grupos de personas de élite, muchas de ellas ya adineradas.

Toda esta evidencia sobre la evasión de los derechos fiscales de importación (y exportación) resuena ampliamente en muchos países en desarrollo donde los ingresos recaudados por las aduanas normalmente representan más de un tercio del total de los ingresos del Estado. Los funcionarios aduaneros en otras partes del mundo se identificarán fácilmente con sus colegas tunecinos que dijeron a los investigadores que era poco probable que el fraude de las empresas de Ben Ali se informara a las autoridades, ya que hacerlo podía poner en peligro sus carreras o provocar represalias inmediatas contra sus familias. Los trabajadores de Túnez señalaron también que los empresarios con conexiones políticas se mantenían al tanto de las nuevas normas a medida que se introducían, y demostraron ser expertos en eludir las nuevas medidas contra el fraude, adaptándose a ellas.

Los ciudadanos y las empresas de Túnez consideran que las autoridades aduaneras del país están entre las más corruptas de todas las instituciones del Gobierno. Si bien el código aduanero tunecino es compatible con las mejores prácticas, la combinación de una desconcertante complejidad de los regímenes de importación y un control administrativo y de tecnologías de la información (TI) muy deficiente, hacen que la aplicación efectiva sea un desafío. Un Proyecto de Desarrollo de las Exportaciones del Banco Mundial está apoyando las reformas aduaneras mediante la simplificación de las políticas de importación y también la mejora del sistema de TI y la modernización de los sistemas de contratación, o de recursos humanos. Todo esto debería reducir la discrecionalidad individual que se ejerce en los procedimientos aduaneros, así como aumentar la competitividad de las exportaciones tunecinas mediante la mejora de la logística.

La manera en que las personas actúan para obtener beneficios de manera deshonesta ofrece todo tipo de ideas sobre cómo poder detenerlas a ellas o a otras como ellas. En Túnez, sin embargo, estas lecciones aún no se ponen en práctica, pues aunque los privilegios de la familia del expresidente parecen haberse reducido drásticamente, la evasión arancelaria parece haber aumentado en general en el país. El comercio transfronterizo informal representa ahora más de la mitad del comercio tunecino con uno de sus dos vecinos, Libia, y más que el comercio oficial con Argelia, donde se origina aproximadamente el 25 % del combustible que se consume en Túnez.




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