Los objetivos de desarrollo del milenio (ODM) —un conjunto de ocho metas internacionales— fueron establecidos en el año 2000 en la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas. Hubo que esperar dos años más para que se realizara una conferencia sobre cómo financiar en realidad esos objetivos. Este año en que los ODM llegan a su fin, la comunidad internacional tiene previsto trazar un rumbo diferente.
Líderes de todo el mundo se reúnen del 13 al 16 de julio en la Tercera Conferencia Internacional sobre Financiamiento para el Desarrollo en Addis Abeba, Etiopía, con el fin de desarrollar un plan de financiamiento para un nuevo conjunto de prioridades —los objetivos de desarrollo sostenible (ODS)— (i) antes de la reunión de septiembre en la que se acordarán los objetivos propuestos.
¿Se logrará que este enfoque (posiblemente más apropiado) supere lo alcanzado en Monterrey en 2002? Está en juego nada menos que financiar el fin de la pobreza extrema en el curso de la presente generación.
“Las decisiones que se tomen en Addis la próxima semana, y en Nueva York en septiembre, tienen el potencial de beneficiar a las generaciones venideras”, dijo Jim Yong Kim, presidente del Grupo Banco Mundial.
“Pero se va a requerir más que seguir haciendo las cosas como hasta ahora. Necesitamos una mayor colaboración entre los Gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y los asociados multilaterales en la tarea del desarrollo, incluidos los nuevos socios como el Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura y el Nuevo Banco de Desarrollo”.
El panorama mundial del desarrollo ha cambiado desde que se adoptaron los ODM en el año 2000. Los países de ingreso mediano ahora representan un porcentaje mucho más alto del producto interno bruto (PIB) mundial. Al mismo tiempo, aumenta la desigualdad en muchos países y la brecha entre ricos y pobres es cada vez mayor. Por otra parte, el sector privado desempeña un papel cada vez más importante en el financiamiento de los bienes, los servicios y la infraestructura en las economías emergentes, contribuyendo con unos US$778 000 millones en inversión extranjera directa en 2013.